Unas hojas raras de color rojo oscuro, quemadas por el hielo, temblando por el viento sobre las ramas casi vacias del arbol de sebo de delante de su puerta, el estallido de la juventud de esta joven perdida, sin apoyo, el agua del rio murmurando en el valle, la gallina negra levantando la cabeza y lanzando su mirada tras haber picoteado el puente de madera; siente piedad por todo eso, como proyecciones de su ser. Ademas, el deseo que han provocado la seduccion y las bromas de la tierna campesina ha mantenido en el este rigor y le ha permitido esperar manteniendo el aliento. Aunque no sabia donde estaba la salida, se esforzaba por captar la menor belleza; solo asi consiguio no desintegrarse mentalmente, recurriendo a la masturbacion para reconfortarse y relajandose gracias a la practica secreta de la escritura.
Tambien el olor puro de la paja de arroz recien cortada y colocada sobre la plancha de la cama, el olor a las sabanas y mantas secadas al sol despues de lavarlas en el estanque, el olor a sudor del cuerpo de la muchacha, aquella agradable y dulce sensacion al ponerle su pintalabios, el escalofrio que sintio cuando la agarro del brazo y la empujo hacia la puerta, rozando al pasar sus senos tiesos; recurria a todos estos recuerdos para calentarse, se uniria a ella en la imaginacion. Luego, por medio del lenguaje, lo descubria en sus libros, para alcanzar un equilibrio mental.
Sientes un profundo agradecimiento por las mujeres, no solo deseo. Pides, pero ellas no siempre quieren dar. Eres insaciable, no puedes tenerlo todo. Dios no te lo ha dado todo, no tienes que agradecerselo, pero, aun asi, sientes una especie de agradecimiento general, al viento, a los arboles que se mueven con el viento, a la naturaleza, a tus padres, que te han dado la vida. Hoy, no sientes rencor, estas en paz contigo mismo; quizas has envejecido, te cansas antes cuando subes una cuesta, empiezas a ser un poco avaro con las fuerzas que antes malgastabas. Es un sintoma de la vejez que te acecha. Estas en la bajada, un viento frio se ha levantado, pero no, todavia no tienes prisa por descender, y la montana lejana, oculta en las nubes, parece estar a la misma altura que tu. Solo tienes que seguir caminando, sin preocuparte de si abajo hay un precipicio. En el momento de caer sera mejor que te acuerdes del sol oblicuo que acariciaba a lo lejos las laderas de la montana.
En una pequena bahia, en la cima de un pico rocoso, se alza una minuscula iglesia. Tiene una cruz blanca, frente al Mediterraneo. En la cima hay un Cristo de metal negro. En la playa de la pequena bahia apacible y quieta hay hombres, mujeres y unos ninos que corren hacia todos los lados; una mujer en banador esta tumbada tomando el sol sobre la cavidad de una roca, con los ojos cerrados.
Dicen que Matisse vivio aqui, que pinto todo esto, el sol transparente y cegador. Son realmente las luces y los colores del pincel de Matisse, pero tu te diriges hacia la oscuridad.
Te han llevado en coche a Barcelona, luego al museo Dali, rojo con unos huevos enormes en el tejado. La Espana que ha visto crecer a este viejo travieso es una nacion alegre; las personas deambulan por las calles y las jovenes espanolas, con las cejas espesas y los ojos negros, tienen una nariz pronunciada. Luego fuisteis a un restaurante en el campo, un antiguo molino. En la mesa de al lado habia una familia entera: el marido, la mujer y la hija, que tenia unos mofletes rojos que destacaban en su palido rostro. Esta joven de largas cejas y ojos negros todavia no estaba completamente desarrollada, mas tarde se convertiria en la gran mujer robusta y apetecible de un cuadro de Picasso. Estaba sentada frente a sus padres, muy nerviosa, con la mente probablemente concentrada en sus asuntos sentimentales, o en nada en concreto. Es la vida; ignoraba su futuro, pero ?era importante? Ignoraba que podria sufrir, aunque quiza ya empezaba a atormentarse. Sus cabellos abundantes, negros como el azabache, realzaban la palidez de su piel y sus mofletes rojos. Debia de tener trece o catorce anos. Que una chica de esta edad ya se atormente es lo que da belleza a la vida. Sus tormentos recuerdan el sufrimiento de Margarita, ?seria ella una Margarita?
En este instante escuchas una misa de Kodaly por un coro femenino acompanado de un organo. Te viene tambien una especie de sentimiento religioso; los hombres necesitan rezar como comer o hacer el amor. La noche anterior, en la planta de encima de tu habitacion, una mujer gritaba en la cama. No pudiste dormir en toda la noche. Desde la una de la madrugada hasta pasadas las tres, no paro de soltar gritos agudos, de jadear, antes de echarse a reir a carcajadas. Desde tu cama no conseguias distinguir si se trataba de una violacion o de un placer extremo. Al principio creiste que estaban en la habitacion de al lado de la cabecera de tu cama; luego oiste ruidos en el techo, como si retozaran en el suelo, a no ser que fuera una violacion como la que conto Margarita. Aunque fuera asi, en una habitacion de hotel nadie les haria preguntas. Luego oiste unas risas, una risa inmensa que desperto en ti un deseo violento. Pero ahora estas tranquilo; un organo, una voz de contralto y una voz de tenor forman una combinacion maravillosa.
En el momento de tomar el desayuno en la planta baja, solo oyes los «buenos dias» llenos de deferencia en aleman; es un grupo de hombres y de mujeres de mediana edad, o de tercera edad, altos y robustos, turistas alemanes. Se sirven en el buffet platos llenos de salchichas, jamon asado y todos comen mucho, sin que les importe engordar. Estas mujeres no deben de gritar mucho en la cama, piensas. Comen sin parar, hablan poco y hacen poco ruido con los cuchillos y tenedores. En una mesa que hay cerca de la ventana, una joven esta frente a un hombre maduro; acaban de tomar el desayuno y beben cafe. Se quedan callados los dos mirando hacia la calle. El buen tiempo de ayer ha cambiado, el suelo esta mojado, pero ha parado de llover. No parecen amantes, mas bien un padre que lleva de vacaciones a su hija, que aun depende de el economicamente. Los que reian y gritaban sin parar deben de estar durmiendo tranquilamente en su cuarto.
Organo y coro. En las habitaciones del hotel abundan los muebles antiguos muy refinados: una pesada mesa de roble, un armario esculpido de color marron oscuro, una cama de madera con barras redondas, decorada. En las pantallas de las farolas no hay mas reflejos; no pasa ningun coche por la calle, es domingo, casi mediodia. Esperas que un amigo venga a buscarte para llevarte al aeropuerto. Vuelves a Paris con el avion de las doce y pico.
Epilogo
No he leido ningun poema de Gao Xingjian, pocas veces los ha publicado. Pero despues de leer
Las obras de Gao siempre han sido originales, tienen una gran conciencia moderna. Su ensayo