En el, como en el cohete, existe peso, pero muy insignificante. Total, una milesima parte del terrestre. Una hoja que cae de un arbol desde la altura de un metro del suelo, cae durante veinte minutos. Esta fuerza de gravedad es suficiente para que el polvo y los residuos se sedimenten en el suelo y para que los frutos maduros no floten en el espacio… ?Aun no se ha banado en la ingravidez? ?Estupendo! «Verley se fue a banar»… — se puso de pronto a cantar, riendo de nuevo salvajemente—. Tenemos ademas algunos laboratorios experimentales, donde la fuerza de gravedad falta por completo. Alli esta el bano… Ya hemos llegado. «El velo esta corrido…» — declamo mientras abria la puerta.
Primero me cego la luz. Luego, al mirar vi un tunel de colosales dimensiones, un embudo que se ensanchaba. La puerta de entrada estaba situada en la parte estrecha del embudo. En la parte opuesta se unia a una enorme esfera de cristal.
A traves del cristal caian torrentes de luz. Su fuerza era incalculable. Como si miles de proyectores vertieran su luz en ella. Las paredes del tunel estaban llenas de verde, vegetacion con matices desde vivo esmeralda hasta casi negro. Este verde tapiz estaba traspasado por estrechas pasarelas de aluminio. El espectaculo era extraordinario. Pero crecio mi admiracion cuando me entere mas a fondo de la clase de plantas que alli habian. Yo, biologo, botanico, especialista en el estudio de la fisiologia de los vegetales, no tenia la menor nocion de hasta que punto pueden ser maleables, «plasticas» estas materias, de como puede cambiar su aspecto exterior y estructura interior.
Queria mirarlo todo despacio y detalladamente. Pero Kramer no me dejaba tranquilo y susurraba a mi oido:
— ?Todo esto lo ha hecho Shlikov! Es un genio. Muy pronto va a lograr que las plantas bailen y que canten como los ruisenores. ?Las amaestrara! «Los cereales», dice el, «utilizan una sesentava parte de la energia solar y las bananas cien veces mas. Y esto no depende del clima. Se puede obligar a que aumenten su consumo en cientos de veces».
— Ya me hablo de esto — dije intentando poner fin a la efusion de Kramer, pero este no se callaba.
— Y Shlikov logro esto. ?Y los resultados? ?No quiere mirar este ejemplar? ?Que me dice de el? ?Ja, ja, ja!
Me pare admirado. Ante mi habia una mata de la altura de una persona; las hojas como la palma de la mano y sus frutos, de dimensiones parecidas a una gran sandia, recordaban fresas. Eran en efecto fresas de tamano monstruoso. El arbusto ya no se arrastraba por el suelo, sino que subian hacia arriba. De su debil tallo pendian estas enormes bayas. (?Lo que significa la ausencia de la gravedad!) Algunas de ellas eran completamente rojas, otras aun no habian madurado.
— Cada dia recogemos diez de estas «bayas» de esta sola mata — hablaba Kramer—. Sacamos unas y otras maduran. Salen sin interrupcion. Nuestras plantas no tienen ni el descanso de dos semanas que tienen en la Tierra las plantas tropicales. ?Dan y dan! Absorben los rayos del sol, los desechos y el agua del suelo, convirtiendolos en estos sabrosos frutos. Y el sol aqui no penetra. La atmosfera del invernadero es siempre diafana. Esto primero. Segundo: la atmosfera de aqui tiene gran cantidad de anhidrido carbonico, como en los tiempos del periodo carbonifero.
— Ya me ha hablado del anhidrido carbonico.
— Eche una mirada a estas hojas — continuo Kramer sin inmutarse lo mas minimo—. Son casi negras y por esto absorben casi por competo la energia solar, sin que tenga lugar el recalentamiento de la planta. Solo disminuye la evaporacion del agua. ?Sabe usted cuanta energia gastan las plantas en la evaporacion? Treinta o cuarenta veces mas que en trabajo util. Aqui esta energia va al fruto. Las hojas son gruesas, carnosas. Algunas de ellas ni tienen base. Y los frutos: ?que enormes! En cambio mire este ejemplar que no hace mas que segregar agua — dijo mostrando una planta en cuyos extremos de las hojas goteaba agua—. No parece una planta, sino una fuente de Baichisaray. ?Ha visto el «surtidor de las lagrimas»? ?Gotea y gotea! Esto es nuestro filtro natural.
— Aqui hay tambien una planta original — continuo, avanzando por la estrecha pasarela—. El «Quiosco de agua de frutas», o mejor dicho, una herida de la que mana jugo. ?Ve el corte en el tronco? Es un tubito por el que gotea. Pruebe. ?Sabroso? ?Dulce? ?Limonada! Ponga atencion en el terreno: el desmenuzamiento de las particulas es ideal. En cada millar de particulas duras hay algunas decenas de bacterias utiles. Y por esto, mire estos guisantes, habas y alubias. ?Son como manzanas!
«Y estos departamentos vidriados — continuo diciendo— existen para crear en algunas plantas condiciones especiales: el ambiente gaseoso de composicion mas conveniente, la mejor temperatura. Los parasitos no existen. Las malas hierbas tampoco. Los filtros de luz dan una propicia composicion de rayos… ?«Ira»! ?«Ira»! ?Que haces, loca? — chillo de improviso asustado, salto y arranco el vuelo por el invernadero—. ?«Ira»! ?«Ira»! — grito desde no se donde, detras de unas matas, como si lo despedazaran.
?Que ha sucedido con este hombre? No hace mucho era un chico tranquilo, apacible. Y ahora tiene un elevado grado de irritabilidad. No podia comprender lo que le habia hecho excitar. Oi un ruido, un chirrido y vi como las hojas caian y volaban desde el extremo ancho del embudo hacia el estrecho.
— ?Por que has puesto el ventilador con tanta fuerza? ?Quieres armar un huracan? — clamaba—. ?Quieres destrozar las plantas…? ?Disminuye su fuerza si no quieres que te lance a la Tierra!
El ruido y movimiento de las hojas ceso. Se oyo una voz fina que decia:
— Ayer tu mismo ordenaste que pusiera los ventiladores a veintiseis…
— ?Esto lo has sonado!
Yo me acercaba poco a poco a la esfera de vidrio, entreteniendome en las plantas que ofrecian mayor interes. En los finos troncos ardian como llama viva las flores de la amapola. Sus «cajitas» eran del tamano de la cabeza de un bebe.
— ?Ves? ?Ves como se balancean y caen las semillas de amapola? — gritaba el.
Estas semillas eran como guisantes.
Unos guisantes autenticos de muchos metros de altura subian en la mitad del embudo. Una flor de girasol de medio metro de diametro casi no subia del suelo. Pepinos, zanahorias, patatas, fresas, frambuesas, uvas, grosellas, ciruelas, avena, trigo, remolacha, canamo… A duras penas los reconocia, tanto habian cambiado en sus medidas y formas.
Mas de una vez me pare completamente desorientado. ?Que era esto?
Los terrestres enanos se habian convertido en gigantes y por el contrario, los grandes arboles lenosos de la Tierra se habian convertido en enanos. En lugares especiales, oscuros, crecian setas: unas setas enormes…
He aqui los subtropicos y tropicos. Higueras enanas con frutos gigantes, arboles de cafe, de cacao, palmas y cocoteros del tamano de una sombrilla, pero con frutos el doble de grandes que los terrestres.
En un armario vidriado vi un autentico bosque tropical de enanos. Palmas, bananos, helechos, lianas… Solo faltaban elefantes del tamano de un raton, para poderme imaginar que era Gulliver en el pais de los liliputienses…
?Que insignificantes me parecian todos mis exitos «terrestres»!
?Cuan facilmente se resuelven aqui los problemas con los que yo tantos anos me habia partido la cabeza! Hay aqui frutas y verduras frescas durante todo el ano y las fabricas que las elaboran pueden trabajar sin interrupcion…
?Es que las experiencias de la Estrella Ketz no pueden ser llevadas a la Tierra? Por ejemplo en el Pamir. En las alturas del Pamir hay menos rayos ultravioleta que en la Estrella, pero mucho mas que en los lugares situados a nivel del mar. La meseta del Pamir se puede transformar en invernadero. Todos los gastos de inversion serian cubiertos plenamente. En los invernaderos podrian crearse las condiciones necesarias de atmosfera, aumentar la cantidad de anhidrido carbonico…
?Y en los despejados cielos de los tropicos con su caluroso clima y abundancia de rayos solares…? Cuando se venza a la jungla por completo, millones de personas hallaran alli casa y alimentos.
?Y los desiertos terrestres? Ya se lucha alli con exito contra los arenales y la falta de agua. ?Pero cuantos desiertos hay aun en la Tierra! Obligaremos a que nos ayude el sol, al igual que en la Estrella Ketz. El sol, que se ha tragado el agua, que ha matado con su calor a la vegetacion, hara renacer la vida en los desiertos. Se convertiran en verdes jardines…
?No, en el globo terraqueo nunca existira el peligro de superpoblacion! ?La Humanidad puede mirar con valentia el futuro…!
— ?Que le pasa Artiomov, se ha quedado pasmado? — oi la exclamacion de Kramer.