las plantas y el hombro de una de las colaboradoras. El meteoro era insignificante. Esto es lo que parece, ya que la brecha que ha abierto en la envoltura de Ketz, se ha soldado ella misma despues de fundirse primero por el impacto. Pero Goreva, que le ha traspasado el vestido y el hombro, dijo que vio como una chispa y un chasquido como de un relampago. Inmediatamente se dio la alarma. Pues el meteoro podia haber perforado una gran brecha, el gas habria salido y el frio del Universo penetraria en la Estrella. He aqui por que nuestro satelite esta dividido en compartimientos cerrados. Las puertas se cierran instantaneamente y se evita el escape de la atmosfera. Al compartimiento donde existe la averia, son enviados especialistas que para estos casos van provistos de escafandras. Goreva tuvo tiempo de salir de su habitacion antes que se cerraran las puertas automaticamente. En todo caso, tambien existen llaves para cuando no se ha tenido tiempo de salir y poder abrir las puertas. A pesar del sobresalto, todos han respondido con gran disciplina y serenidad. Meller examino la lesion de Goreva, manifestando que nunca habia visto una herida tan «esterilizada». Claro que no se si se puede llamar herida a un agujero un poco mayor que el pinchazo de una aguja. No ha sido necesario ni vendarla. Pero le estoy cansando — dijo el ingeniero mirando su reloj—. ?Si que le espero!

Le prometi que sin falta iria a visitar la fabrica. Aunque esta promesa no habia de poder cumplirla. Me ocuparon otros sucesos.

Casi se puede decir que me fui a vivir en el zoolaboratorio, pues muchas veces no iba a comer a Ketz: el tener que vestirme con la escafandra, y la camara atmosferica, me quitaban demasiado tiempo y yo aprovechaba cada minuto. Pues un solo minuto en este laboratorio daba mas que horas enteras en la Tierra: tan rapidos transcurrian aqui durante los experimentos los diferentes procesos biologicos. La mutacion de las moscas drosofilas se operaba literalmente ante mis ojos. Yo me admiraba de la diversidad de nuevas y nuevas variedades. Estaba absorbido por completo en el estudio de las leyes que dirigian todas estas variaciones. El comprenderlas suponia tener una nueva arma para dirigir a voluntad el desarrollo de los animales. Estudie los nucleos de las celulas y los cromosomas en ellos encontrados — portadores de los signos de herencia— y tambien los conjuntos de cromosomas o completos. Despues de esto ya podia recibir generaciones de moscas drosofilas de cualquier genero y tamano.

?Que perspectivas para el desarrollo de la ganaderia en la Tierra! Claro, alli no hay rayos cosmicos de tal intensidad. Pero ya se han descubierto metodos artificiales para la obtencion de rayos cosmicos. Alli resulta aun muy caro, pero los experimentos se pueden realizar aqui y los resultados transmitirlos. Y entonces en la Tierra van a someter a los animales a una radiacion artificial en camaras especiales, ya seguros de obtener los resultados apetecidos. En los rebanos se van a obtener tantos toros y vacas como nos sean necesarios, y no los que quiere la naturaleza. Podremos obtener animales gigantes. La vaca «elefante» dara cada dia decenas de cubos de leche. ?No es eso una tarea seductora?

A pesar del trabajo, no olvidaba a «Dgipsi». El, decididamente, me habia tomado afecto y no se separaba de mi. Con el no tenia tiempo de aburrirme. Verdad es que no era facil acostumbrarse a su apariencia extraordinaria. Pero yo me habitue y la impresion de su monstruosidad se atenuo. Incluso los ojos de «Dgipsi» se hicieron mas alegres.

Las personas no siempre son amables con sus amigos cuadrupedos. Sobre todo este Kramer. «?Eh tu, gato pelado!», saludaba grosero a «Dgipsi» al encontrarse con el. «?No te acerques!», lo amenazaba con el puno. Se comprendia que «Dgipsi» no pudiera ni verlo.

El ensenar a «Dgipsi» a «hablar» se resumia a la creacion de una «lengua convencional». Yo debia recordar aquellos sonidos que emitia «Dgipsi» para tal o cual motivo. Estos sonidos poco se parecian a los humanos, pero a pesar de todo se diferenciaban entre si. El mismo «Dgipsi» me ayudo, prestando atencion en la entonacion, fuerza de tono y pausas. Asi, progresivamente, empezamos a entendernos bastante bien uno a otro. El inconveniente principal fue que a pesar de todo, «Dgipsi» continuaba siendo un «extranjero» al que solo yo podia entender. Debido a esto valoraba aun mas mi amistad. A menudo, lamia mi mano: esta costumbre perruna habia quedado en el. Sin embargo, ?de que otra manera podia exteriorizar el pobre perro sus sentimientos carinosos?

Era divertido ver a «Dgipsi», cuando con inmensa solicitud y paciencia ensenaba a los cachorros moverse, a «volar» en el espacio sin gravedad. ?Lastima que estos cuadros no fueron tomados en pelicula!

Mirandole, me decia: «?que mal utilizamos aun a los animales en servicio del hombre!» Dgipsi con sus garras membranosas esta poco adaptado para moverse en la Tierra. Sus musculos y esqueleto son, seguramente, debiles. Pero nada mas facil que crear aqui un tipo de perros de gran desarrollo, utiles para las condiciones terrestres. Seria necesario tan solo mantenerlos en camaras especiales con fuerza de gravedad artificial. El desarrollo de su cerebro bajo la accion de los rayos cosmicos intensivos, es aqui mucho mas rapido que en la Tierra. Note en «Dgipsi» un extraordinariamente fino olfato y oido. El podria haber sido no solo un guardia excelente, que llegado el caso podria conectar luces de senales, pulsar un timbre, o llamar con su ladrido por telefono, sino tambien una especie de reactivo vivo en la produccion. El siente el mas minimo cambio del olor, temperatura, sonido y color, pudiendo en seguida senalizarlo. Esto, claro esta, lo hacen de manera ideal nuestros automaticos. Pero «Dgipsi» no es un automata, y el puede mas: no solo «distinguir», sino que tambien variar la direccion del trabajo con ayuda de aquellos automaticos.

Le gustaba mucho que le mandara con diferentes misiones, cumpliendolas casi siempre sin equivocacion. Si no me entendia, meneaba la cabeza. «Si» y «no» ya lo transmitia con los sonidos «vvi», y «vvo».

Su fidelidad era infinita. En una ocasion vino a nuestro laboratorio un empleado llegado no hacia mucho de la Tierra y agito inexperto sus abanicos ante mi. «Dgipsi» penso que el muchacho queria pegarme, se abalanzo sobre el y lo lanzo a un lado. El pobre por poco muere del susto al verse aquel monstruo encima.

No sera facil separarme de «Dgipsi», pero llevarlo a la Tierra es imposible. Alli se sentiria muy mal.

En una palabra, estaba muy satisfecho de «Dgipsi». Por el contrario, Falieev me tenia cada vez mas preocupado. Este hombre cambiaba extraordinariamente ante mis ojos. Cada dia se hacia mas torpe. Algunas veces, «flotaba» largo rato ante mi, no comprendiendo cosas sencillas. Su trabajo no marchaba. Se olvidaba de todo, cometia miles de equivocaciones. Incluso exteriormente se habia abandonado, no se afeitaba, no cambiaba sus vestidos y tenia que llevarle a la fuerza al bano. Lo mas extrano era que empezo a cambiar fisicamente. Yo no queria dar credito a mis ojos, pero al fin me convenci que verdaderamente se hacia mas alto, de mayor estatura… Su cara tambien se habia alargado. La mandibula inferior sobresalia mas y mas. Los dedos de las manos y pies se estiraban, los cartilagos y huesos se engrosaban. En una palabra, con el sucedia lo que en las personas enfermas de acromegalia. En una ocasion lo lleve ante el espejo, en el cual hacia meses que no se habia mirado, y dije:

— ?Mire lo que parece!

Miro el espejo largo rato, luego pregunto:

— ?Quien es?

?Completamente loco!

— Se comprende que usted.

— No me reconozco — dijo Falieev—. ?Sera posible que este sea yo? Mas feo que Dgipsi. — Dijo esto con completa indiferencia y, alelandose del espejo, empezo a conversar sobre otros asuntos.

Nada, este hombre hay que ponerlo en tratamiento en seguida.

Decidi aquel mismo dia volar a Ketz y hablar con Meller.

Pero aquel dia sucedio aun otro acontecimiento que me obligo a informar a Meller, no de un solo enfermo, sino de dos.

XIX — Extrana enfermedad

Nuestro reloj de cuerda (los relojes de pendulo no trabajan en el mundo de la imponderabilidad) senalaba ya cerca de las seis de la tarde. Falieev habia volado a la Estrella Ketz. Zorina estaba aun en el laboratorio zoologico. A esta joven le cautivaba el trabajo no menos que a mi y a menudo se quedaba alli hasta la cena.

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