mundo». ?Puede usted imaginarse, que vestigios del pasado existen aun en nuestra psique?
Ella exigio que le llevaran primero a Kramer y luego a Falieev.
Kramer no contesto a las preguntas, estaba sombrio y solo una vez repitio su frase:
— ?Echenme al espacio!
Falieev dio muestras de una «tranquila perplejidad», manifesto Meller como bromeando. De las respuestas de Falieev aun pudo sacar algunas conclusiones. Y cuando se los llevaron, ella manifesto:
— Tenia usted plena razon. Los dos estan enfermos y seriamente. No debe ni hablarse de juzgar a Kramer. Se le debe compadecer. Es una victima del deber cientifico. Pero yo me pregunto: ?Como usted, biologo, no adivino la causa?
— Yo soy aqui un huesped reciente y no soy medico… — respondi confuso.
— Sin embargo, usted podia facilmente darse cuenta. Por otra parte yo, vieja tonta, no he sido mejor. Tambien me descuide… ?Todo esta en los rayos cosmicos! Pienselo usted. A la altura de veintitres kilometros sobre la superficie de la Tierra, la fuerza de los rayos cosmicos es ya de trescientas veces mayor que en la Tierra. A traves de la atmosfera terrestre se infiltran tan solo una cantidad infima de estos rayos. Nosotros nos encontramos fuera de los limites de la atmosfera terrestre y estamos sometidos a la accion continua de rayos cosmicos miles de veces mas fuertes que en la Tierra…
— Permitame — la interrumpi—. Entonces todos los habitantes de Ketz deberian haber enloquecido o degenerado en monstruos. Sin embargo, esto no sucede.
Meller movio la cabeza en tono de reproche.
— ?Usted no lo entiende aun! De esto podemos dar las gracias a los constructores de Ketz. A pesar del hecho que existia la opinion que los rayos cosmicos no representaban ningun peligro, los que construyeron esta base utilizaron capas aislantes que nos resguardan de la accion de las radiaciones cosmicas mas fuertes. ?Comprende?
— Yo no sabia esto…
— Por el contrario, parte de los laboratorios, el de fisiologia de las plantas y el zoolaboratorio, fueron creados de manera que sus paredes dejaran pasar la maxima cantidad de rayos cosmicos. Nosotros debiamos determinar que influencia podian tener en el organismo de los animales y vegetales. Asi, todos nuestros experimentos en moscas y demas animales se basan en esto. ?Todas estas mutaciones de donde provienen? Por la influencia de las radiaciones cosmicas. ?Usted lo sabe?
— Si, lo se. Y ahora comprendo…
— Finalmente. Las moscas drosofilas cambian; los perros, cabritos, ovejas, etc., se transforman en monstruos. Y ustedes mismos, ?es que son de otra pasta? ?En ellos influyen y en ustedes no? ?Y yo sabia esto! Lo sabia y lo advertia. Pero algunos biologos como usted me persuadian: ?no hay peligro! Y hemos llevado a uno a la locura y otro a la deformidad. Los rayos cosmicos afectaron las glandulas y las glandulas influenciaron en las funciones fisiologicas y psiquicas. Esto esta claro…, Falieev padece acromegalia. Con esta enfermedad espero poder luchar. Pero con Kramer la cosa es ya mas seria. Si, y si usted hubiera trabajado en este laboratorio unos dos anos, seguramente le hubiera sucedido algo parecido.
— ?Y como vamos a proseguir? Yo no puedo dejar el trabajo empezado.
— Y no lo deje. Algo pensaremos. Bien trabajan los radiologos con radiaciones peligrosas. Hace falta tan solo saber aislarse. Trajes aislantes. Los animales en experimentacion pueden encontrarse bajo la accion directa de los rayos, pero los cientificos y asistentes, bajo «tejados» que no dejen pasar la «lluvia» cosmica. Y entrar en las camaras de experimentacion solo con los trajes «aislantes» puestos. Yo dare ordenes para que nuestros ingenieros preparen todo lo necesario.
XX — El barba negra Evgenev-Paley
Habian pasado ocho meses desde que sali de la Tierra.
La Estrella Ketz se preparaba para la fiesta. Aqui cada ano se festejaba con gran solemnidad el dia de la fundacion de la Estrella. Sus viejos habitantes me contaron que para este dia se reunian en la Estrella todos los colonos celestes, estuvieran donde estuvieran. Se hacen discursos, se escucha el balance anual de trabajo, comunicaciones sobre sus exitos, comparten sus experiencias y se hacen planes para el futuro. Este ano se preparaba una fiesta extraordinaria. Yo la esperaba con gran impaciencia: sabia que al fin veria, no solo a Tonia, sino tambien al escurridizo de la barba negra.
En la Estrella ya empezaron los trabajos de preparacion. Desde los invernaderos se trajeron flores y plantas y se decoro la sala principal. Los artistas dibujaron carteles, retratos y diagramas. Los musicos estudiaron nuevas canciones, los comediantes nuevas obras, los dirigentes de los trabajos cientificos componian sus informes.
Era divertido volar por las «tardes» a lo largo del «tunel», entre el verdor de las plantas, adornado por lamparas de colores. Por doquier habia agitacion, se oian canciones, musica, voces juveniles. Cada dia aparecian nuevas caras. Predominaba la juventud. Los conocidos se encontraban de nuevo con calurosos saludos y se entablaban animadas charlas.
— ?Tu, de donde vienes?
— De la banda de asteroides.
— ?En el aro de Saturno has estado?
— ?Claro!
— ?Cuentanos! ?Cuentanos! — se oian voces.
Alrededor del narrador pronto se formaban compactos grupos, mejor dicho, enjambres: la fuerza de gravedad era minima y muchos de los oyentes flotaban por encima de la cabeza del que contaba sus aventuras.
— El aro de Saturno, como ustedes saben, se compone de miriadas de fragmentos que vuelan en una direccion. Seguramente, son restos de algun planeta desintegrado, un satelite de Saturno. Hay piedrecitas muy pequenas, pero tambien hay enormes bloques y montanas enteras.
— ?Y se puede andar por el aro, saltando de piedra en piedra? — alguien pregunto.
— Claro que se puede — contesto riendose el narrador. Y no se podia comprender si decia la verdad o bromeaba—. Yo asi lo hice. Algunos fragmentos, vuelan tan cerca unos de otros que se puede traspasar. Pero en general, la distancia entre ellos no es pequena. Sin embargo, con ayuda de nuestros cohetes portatiles volabamos facilmente de un fragmento a otro. ?Vaya riqueza, camaradas! Algunos trozos estaban compuestos de oro, otros de plata, pero la mayoria eran de hematites.
— ?Tu, claro esta, habras traido oro?
— Hemos traido muestras. El aro de Saturno es suficiente para cientos de anos. Nosotros iremos sacando piedra tras piedra de este magnifico collar. Primero las piedras pequenas, despues iremos por las grandes.
— Y Saturno perdera su maravilloso adorno. Esto es una lastima — dijo alguien.
— Si, en efecto, el espectaculo es maravilloso. Llegando al aro en el mismo plano que el, se ve solo su borde, una linea fina luminosa que corta al tambien iluminado planeta. Si lo miras desde arriba, ves un resplandeciente aro de belleza inigualable. De lado, un arco de oro que cine medio cielo, que puede ser regular o estirado en elipses o incluso en parabola. Anadan a esto las diez lunas-satelites y tendran una imagen del sorprendente espectaculo que espera al viajero.
— ?Y no descendieron al planeta Saturno?
— No, eso lo dejamos para ti — contesto el narrador. Todos se rieron—. En Febe si estuvimos y tambien en Iapeto. Son pequenas lunas sin atmosfera y nada mas. Pero la vista del cielo, desde todos los sitios, es maravillosa.
— En una palabra, hemos estudiado la estratosfera, como la atmosfera de nuestra propia habitacion. Para nosotros no existen ya secretos… — se oyo la voz del aerologo, que paso volando junto con mi amigo