O sea, que yo tampoco me habia equivocado al suponer que entre ellos hubo algo, ademas del interes cientifico.

— Yo soy culpable ante ti, Nina… — pronuncio Paley y se callo.

Tonia asintio con la cabeza.

Paley me miro.

— Nosotros somos camaradas — dijo el—, y entre camaradas se puede hablar con franqueza. Yo te amaba Nina… ?Tu lo sabias?

Tonia bajo un poco la cabeza.

— No.

— Lo creo. Yo supe guardar este sentimiento. ?Y tu como me mirabas?

— Para mi, tu eras un amigo y camarada de trabajo.

Paley asintio con la cabeza.

— Y en esto me equivoque. A ti te atraia nuestro trabajo. ?Y yo sufria, sufria mucho! ?Recuerdas con que alegria acepte la proposicion para ir al Lejano Oriente? Me parecia que cuando no estuviera cerca de ti…

— Yo tuve un gran disgusto cuando nuestro trabajo se interrumpio en lo mas interesante. Todas las anotaciones las llevabas tu. Las formulas tambien te las quedaste. Sin ellas yo no podia ir mas alla.

— ?Y solo por estas formulas me buscabas por la Tierra y por el cielo?

— Si — contesto Tonia.

Esta vez Paley rio sinceramente.

— Todo lo que se hace, se hace para mejorar. Mas de una vez tu, Nina, me habias reprochado el ser una persona apasionada. ?Ay! Este es mi defecto, pero tambien mi cualidad… Sin esta pasion yo no hubiera efectuado las «doce hazanas de Hercules», de las cuales hablo hoy Parjomenko. A proposito, todos nosotros estamos propuestos para una condecoracion. Esto sera el premio por mi caracter apasionado… Asi — continuo—, marche al Lejano Oriente y alli… me enamore de Sonia y me case con ella, y ahora tenemos ya una preciosa hija. Mi mujer e hija estan en la Tierra, pero pronto vendran aqui.

Mi corazon latio ya regularmente.

— ?Por que ahora te llamas Evgenev? ?Evgeni Evgenev? — pregunto Tonia.

— Esto es por casualidad. El apellido de Sonia es Evgeneva. Y ella es muy original. «?Por que no podrias llevar mi apellido?», dijo ella antes de casarnos. «El tuyo, pues el tuyo», decidi yo. El de Paley no me daba lastima perderlo, era el de una persona apasionada. Dejaba el trabajo en el punto mas interesante… Podia ser que Evgenev fuera un mejor trabajador.

— Pero bueno. ?Por que no mandaste tus apuntes?

— Primero: era tan feliz, que me olvide de todo el mundo. Segundo: me sentia culpable ante ti. Despues de mi inesperada partida, estuve dos veces en Leningrado. Y una de las veces te vi con el camarada Artiomov. Oi como nombrabas su apellido. Pero en seguida comprendi vuestra relacion. En aquel tiempo ya trabajaba en el sistema Ketz, el nuevo trabajo me tenia cautivado por completo. Vivia solo para los «intereses celestes». Hacia nuestro trabajo contigo, sinceramente, habia perdido todo el interes. Yo recordaba que nuestros apuntes comunes tenia que devolvertelos… Y he aqui que encuentro al camarada Artiomov. Y hay que decir que esto sucedio en momentos muy especiales. Una hora antes de partir de Leningrado recibimos un telegrama en el que nos comunicaban que debiamos comprar unos aparatos de nueva produccion. Con mis camaradas nos repartimos las compras, acordando encontrarnos en la esquina de la calle Tres de Julio y la Avenida Veinticinco de Octubre. Por esto parti tan aprisa que no tuve tiempo de comunicar mi direccion. Solo pude gritar: «?Pamir, Ketz!» Y llegue al Pamir y empece a dar vueltas. Luego vole a la Estrella Ketz, de aqui a un viaje interplanetario… He aqui todo el cuento. ?Perdon, perdon por todo!

— Pero, ?donde estan por fin estos apuntes? — exclamo Tonia.

— No me tires de la silla, por favor, no sea que me caiga y me parta en pedazos — reia Paley—. ?Ay, ay! No era necesario que fueras al cielo para tenerlos. Quedaron en Leningrado, en una casa casi al lado de la tuya, en casa de mi hermana.

— ?Y tu no pudiste escribirme eso! — dijo Tonia en tono de reproche.

— Culpable, mil veces culpable, toma… — dijo Paley-Evgenev, balando y acercando su cabeza de negro pelo hacia Tonia.

Ella puso los dedos en su espesa cabellera y, sonriendo, la agito.

— ?Habria que pegarte por esto, pillo, y no proponerte para un premio!

— Hay para castigarme, pero hay tambien de que premiarme — replico bromeando Paley.

Tonia de pronto se volvio hacia mi y exclamo:

— ?Bien, volvemos a la Tierra, Lenia?

«?Volvemos a la Tierra, Lenia?» ?Como me habrian regocijado estas palabras algunos meses atras! Ahora solo me alegraba la palabra «Lenia». Por lo que se refiere a la vuelta a la Tierra, esto…

— Hablaremos de esto aun. No podemos asi, tan de prisa. Tu y yo tenemos trabajos aun no terminados — conteste.

— ?Como? — se extrano ella—. ?Ahora no quieres volar a la Tierra conmigo?

— Quiero, Tonia. Pero estoy en visperas de un grandioso descubrimiento biologico. Y este trabajo solo se puede terminar aqui. Ademas, lo primero es lo primero.

Tonia me miro, como si fuera la primera vez que me viera.

— Parece que has madurado en Ketz — dijo ella, no se si en tono de burla o de aprobacion—. Esta entereza de caracter aun no la habia notado en ti. Bueno, asi aun me gustas mas. Haz lo que quieras. Pero yo no puedo quedarme. He terminado mis trabajos, como se dice, incluso he sobrepasado mi plan y no pienso empezar de nuevo. Me hace falta terminar aquel que empece hace mucho con Paley.

— Si. Nina — la alento Paley—. A proposito, parece que tu eres Tonia, al igual que yo Evgenev. ?Todo cambia! Tu debes terminar este trabajo. No se puede dejar este problema a la mitad…

— ?Y quien lo dejo? — exclamo Tonia—. ?Bien, basta de cuentos! Vamos a divertirnos. ?Esta es mi ultima noche en la Estrella!

XXI — Al fin yo afirmo mi caracter

Al dia siguiente estaba yo en mi laboratorio y trabajaba junto a Zorina. Trabajabamos ya con trajes especiales que nos preservaban de los rayos cosmicos. Encima de nosotros habia ademas una especie de techo aislante. Solo en donde estaban los animales en experimentacion se recibia la lluvia de radiaciones.

Zorina me comunico que Falieev se reponia. Su cuerpo y cara tomaban el aspecto normal. El estado psiquico tambien mejoraba. Pero Kramer estaba aun mal, a pesar que Meller tenia fe en curarle.

La puerta del laboratorio se abrio. Inesperadamente se presento Tonia.

— ?Me voy, Lenia! — dijo ella—. He venido a despedirme y hablar contigo antes de partir.

Zorina, para no estorbar, se fue al otro extremo del laboratorio. Tonia miro en pos de ella y dijo en voz baja:

— ?Lastima que no vengas conmigo!

— Bueno, nuestra separacion no sera larga — dije.

En ese momento se acerco a nosotros «Dgipsi».

— ?Tonia, recuerdas lo que te conte sobre la accion de los rayos cosmicos? Pues mira lo que han hecho con «Dgipsi».

— ?Que fantastico monstruo…! — exclamo Tonia.

El perro sonrio y meneo la cola.

— Veo que es peligrosa tu estancia aqui — dijo Tonia—. No sea que vuelvas a mi convertido en un

Вы читаете La estrella Ketz
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату