– Me refiero, por ejemplo, a la gente que contrato. A ti no te doy nunca nombres. Tampoco a ellos.
– Eso no son mas que detalles.
– Si.
– ?Que pasa, Larry?
Este dejo de pasear.
– Recordaras que hace ocho anos contratamos a dos hombres para un determinado trabajo.
A Griffin se le fue el color de la cara. Trago saliva.
– Y lo hicieron de maravilla.
– Si, lo hicieron bien, diria yo.
– No te entiendo.
– Hicieron bien el trabajo. O por lo menos en parte. Aparentemente, se elimino la amenaza.
A pesar de que cada semana se hacia un barrido de la casa para detectar microfonos ocultos, los dos hombres se abstenian de mencionar nombres en sus conversaciones. Era una de las normas de Scope. Larry Gandle no habia logrado dilucidar si la norma obedecia a medidas de precaucion o a un afan de despersonalizar las acciones que a veces se veian obligados a llevar a cabo. Sospechaba que se trataba mas bien de lo ultimo.
Por fin Griffin se desplomo en una butaca casi como si acabasen de empujarlo.
– ?Se puede saber por que ahora me sales con esto? -pregunto en voz baja.
– Se que es doloroso para ti.
Griffin no respondio.
– Pague bien a los dos -continuo Larry.
– Eso creia yo.
– Si -se aclaro la garganta-. Pues bien, yo suponia que despues del incidente se mantendrian un tiempo calladitos. Como medida de precaucion.
– Continua.
– Y no volvimos a saber de ellos.
– Cobraron su dinero, ?verdad?
– Si.
– ?Que te sorprende, pues? A lo mejor se largaron con aquella riqueza caida del cielo. A lo mejor se dedicaron a viajar por el pais o cambiaron de identidad.
– Eso supusimos nosotros -dijo Larry.
– ?Pero no lo hicieron?
– La semana pasada encontraron sus cadaveres. Estan muertos.
– Sigo sin ver donde esta el problema. Eran hombres violentos, no es extrano que tuvieran un final violento.
– Muertos hace mucho tiempo.
– ?Mucho tiempo?
– Llevaban muertos por lo menos cinco anos. Los encontraron enterrados junto al lago donde… donde ocurrio el incidente.
Griffin abrio la boca, la cerro y volvio a intentar decir algo.
– No comprendo.
– Ni yo, si quieres que te hable con franqueza.
Aquello era demasiado. Demasiado. Griffin habia porfiado toda la noche para reprimir las lagrimas que sentia brotar a causa de la conmemoracion en honor de Brandon. Y de pronto volvia a aflorar a la superficie la tragedia del asesinato de su hijo. Hizo lo imposible para no derrumbarse.
Y mirando a su hombre de confianza, Griffin dijo:
– No podemos volver sobre lo mismo.
– Lo se, Griff.
– Tenemos que descubrir que ha pasado. Me refiero a todo lo que ha pasado.
– He hecho pesquisas sobre los hombres que hubo en la vida de ella. Y de manera especial sobre su marido. Por si acaso. He puesto todo mi empeno en el asunto.
– Muy bien -dijo Griffin-. Hay que mantener el asunto enterrado al precio que sea. Y me importa un comino si hay que enterrar con el a quien sea.
– Te entiendo.
– Una cosa, Larry.
Gandle espero a que siguiera.
– Se como se llama uno de los hombres que contrataste -se referia a Eric Wu.
Mientras se secaba los ojos y volvia junto a sus invitados, Griffin Scope anadio:
– Utilizalo.
8
Shauna y Linda vivian en un piso alquilado de tres dormitorios en Riverside Drive y la calle Ciento dieciseis, no lejos de la universidad de Columbia. Consegui encontrar un sitio donde aparcar a una manzana de distancia, proeza normalmente equiparable a separar las aguas del mar o a bajar de una montana cargado con unas tablas de piedra.
Shauna me llamo. Linda seguia en la fiesta. Mark se habia dormido. Entre de puntillas en su habitacion y le di un beso en la frente. Mark seguia colgado de la moda del Pokemon, como era muy evidente. Dormia envuelto en sabanas Pikachu y tenia acurrucada en sus brazos una muneca Squirtle de peluche. La gente suele criticar este tipo de modas, pero a mi me recuerdan las obsesiones de mi ninez: Batman y el Capitan America. Lo contemple unos segundos. Se que no es original decirlo, pero las pequenas cosas son las que mas cuentan.
Shauna se quedo esperando en la puerta de la habitacion. Cuando por fin entramos en la sala de estar, le dije:
– ?Me das algo de beber?
Shauna se encogio de hombros.
– Tu mismo.
Me servi dos dedos de bourbon.
– ?No me acompanas?
Nego con la cabeza.
Nos acomodamos en el sofa.
– ?A que hora se supone que volvera Linda? -pregunte.
– Aqui me has pillado -dijo Shauna hablando con lentitud.
No me gusto como lo dijo.
– ?Lo que faltaba! -exclame.
– Es temporal, Beck. Tu sabes que quiero a Linda.
– ?Lo que faltaba! -repeti.
Hacia un ano que Linda y Shauna habian estado dos meses separadas, hecho que habia repercutido negativamente en Mark.
– No es que me vaya ni nada que se le parezca -dijo Shauna.
– ?Que ocurre, entonces?
– Mas de lo mismo. Que yo tengo una profesion sofisticada y elegante. Que estoy rodeada continuamente de gente interesante y seductora. Hasta aqui nada nuevo, ?verdad? Es de dominio publico. Lo que pasa es que Linda se figura que soy propensa a echar canas al aire.
– ?Y es verdad? -dije.
– Si, mas o menos, pero no es ninguna novedad, ?no te parece?
No respondi.
– Pero cuando termina la jornada, vuelvo a casa con Linda.
– ?Y no haces paradas de camino?