– Pues que el doctor Beck rara vez guarda sus mensajes. Solo unos pocos que se refieren a pacientes. Nada de tipo personal. Pero en los dos ultimos dias ha recibido dos mensajes muy raros.

Sin apartar los ojos de la pantalla, Eric Wu tendio a Larry dos trozos de papel por encima de la enorme pelota que era su hombro. Larry Gandle echo una ojeada a los mensajes y pregunto, frunciendo el ceno:

– ?Que significan?

– No lo se.

Gandle paso por encima del mensaje que hablaba de pulsar algo con el raton a «la hora del beso». No entendia de ordenadores… ni queria entender, por otra parte. Sus ojos se desplazaron a la parte superior de la hoja y leyo el asunto.

E.P.+D.B. y toda una serie de rayas.

Gandle se quedo pensando en D.B. ?Seria David Beck? Y E.P…

De pronto, como si acabase de caerle un piano encima, vio claro el sentido. Con un gesto lento, devolvio el papel a Wu.

– ?Quien lo ha enviado? -pregunto Gandle.

– No lo se.

– Enterate.

– Imposible -dijo Wu.

– ?Por que?

– El remitente hizo un reenvio anonimo.

Wu hablaba con una monotonia paciente y casi de otro mundo. Empleaba el mismo tono de voz cuando hablaba de un informe meteorologico que para pegar un navajazo en la mejilla de alguien.

– No utilizare la jerga informatica, pero si te dire que no hay manera de averiguarlo.

Gandle desvio la atencion hacia el otro mensaje, el de la Calle del Murcielago y Adolescencia. No le encontraba pies ni cabeza.

– ?Y este? ?Este lo puedes rastrear?

Wu movio negativamente la cabeza.

– Tambien un reenvio anonimo.

– ?Estan enviados por la misma persona?

– Se lo mismo que tu.

– ?Y el contenido? ?Tienes idea del sentido?

Wu pulso algunas teclas y en la pantalla aparecio el primer mensaje.

– ?Ves esas letras azules? Pues es un hipervinculo. El doctor Beck tenia que pulsar aqui e iba directamente a algun lugar, puede que a un sitio de la red.

– ?Que sitio?

– Es un vinculo roto. No se puede retroceder.

– ?Y eso tenia que hacer Beck a «la hora del beso»?

– Eso dice aqui.

– ?No es un termino informatico eso de la hora del beso?

Wu esbozo una media sonrisa.

– No.

– O sea que no sabes a que hora se refiere el mensaje, ?verdad?

– Exactamente.

– Ni tampoco si esa hora ha pasado ya, ?verdad?

– Ha pasado -dijo Wu.

– ?Como lo sabes?

– El navegador de la red esta programado para dejar ver los ultimos veinte sitios que el visito. Hizo clic en el vinculo. Mas de una vez.

– Pero ?tu no puedes seguirlo hasta donde vaya?

– No. El vinculo no sirve.

– ?Que me dices de este otro mensaje?

Wu volvio a pulsar mas teclas. Cambio la pantalla y en ella aparecio el otro mensaje.

– Este es mas facil de desentranar. Es muy basico, ademas.

– Te escucho.

– El remitente anonimo ha abierto una cuenta electronica para el doctor Beck -explico Wu-. Ha dado al doctor Beck un nombre de usuario y una contrasena y vuelve a mencionar la hora del beso.

– Dejame ver si lo entiendo -dijo Gandle-. Beck va a un sitio de la red, escribe su nombre de usuario, da la contrasena y encuentra un mensaje para el, ?no es eso?

– En teoria es eso.

– ?Y no podemos hacer lo mismo nosotros?

– ?Servirnos de ese nombre de usuario y de esa contrasena?

– Si. Y leer el mensaje.

– Lo intente, pero la cuenta ya no existe.

– ?Por que?

Eric Wu se encogio de hombros.

– El remitente anonimo podria programar la cuenta para mas tarde. Para un momento mas proximo a la hora del beso.

– Por tanto, ?que conclusion podemos sacar de todo esto?

– Para decirlo en pocas palabras -la luz de la pantalla dejo de danzar en los ojos ausentes de Wu-, hay alguien que se toma una gran cantidad de molestias para mantenerse en el anonimato.

– ?Como sabremos entonces quien es?

Wu tenia en la mano un pequeno artilugio parecido a los que se ven en las radios transistores.

– Hemos instalado uno de estos aparatitos en el ordenador de su casa y en el del trabajo.

– ?Y eso que es?

– Un rastreador digital de la red. Ese rastreador envia senales digitales desde sus ordenadores al mio. Si el doctor Beck recibe algun mensaje o visita algun sitio de la red, incluso si escribe una carta, nos enteraremos de todo en tiempo real.

– Por tanto, no nos queda mas que esperar y mirar -dijo Gandle.

– Si.

Gandle se quedo reflexionando sobre lo que Wu le acababa de decir acerca de que alguien se estaba tomando muchisimas molestias para mantenerse en el anonimato, y sintio que una sospecha terrible se agitaba en la boca de su estomago.

9

Aparque en una zona situada a dos manzanas de la clinica. Nunca era posible hacerlo a menos de una manzana.

Ante mi se materializaron el sheriff Lowell y dos hombres con un corte de pelo moderno y trajes grises. Los hombres trajeados estaban apoyados en un gran Buick marron. Fisicamente eran distintos. Uno era alto, delgado y blanco, el otro bajo, gordo y negro. Juntos eran como la bola un momento antes de derribar el ultimo bolo. Los dos hombres me sonrieron. Lowell, no.

– ?El doctor Beck? -pregunto el bolo, o sea el alto y blanco.

Su aspecto era impecable: cabello engominado, panuelo doblado en el bolsillo, corbata anudada con precision sobrenatural, gafas de diseno con montura de concha como las que llevan los actores cuando quieren estar elegantes.

Mire a Lowell. No dijo nada.

– Si.

– Soy el agente especial Nick Carlson de la Oficina Federal de Investigacion -prosiguio el de aspecto

Вы читаете No Se Lo Digas A Nadie
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату