Cuando llegaron al estudio de Rebecca Schayes, Larry Gandle llamo a su mujer desde el movil.
– Llegare tarde -le dijo.
– No te olvides del comprimido -le recomendo Patty.
Gandle sufria una forma leve de diabetes que mantenia a raya con un regimen y una pildora. No se inyectaba insulina.
– De acuerdo.
Eric Wu, absorto en su
Gandle desconecto el telefono y se enfundo unos guantes de latex. El registro seria concienzudo y laborioso. Como la mayoria de fotografos, Rebecca Schayes tenia archivadas toneladas de negativos. Cuatro armarios metalicos atiborrados de negativos. Sabian que estaba haciendo en aquellos momentos Rebecca Schayes: terminando una sesion. Tardaria aproximadamente una hora en llegar y entonces se encerraria en el cuarto oscuro. No habia mucho tiempo.
– ?Sabes que seria util? -dijo Wu.
– ?Que?
– Saber mas o menos que demonios buscamos.
– Beck ha recibido unos mensajes cripticos -explico Gandle-. ?Y que hace? Pues, despues de ocho anos, va corriendo a ver a la amiga intima de su mujer. Hemos de saber por que.
Una vez mas, Wu lo traspaso con su mirada.
– ?Por que no esperamos y se lo preguntamos?
– Se lo preguntaremos, Eric.
Wu asintio lentamente con la cabeza y dio media vuelta.
Gandle descubrio una larga mesa metalica en el fondo del cuarto oscuro. La probo. Era solida. Y el tamano era tambien el adecuado. Cabria en ella una persona tendida, y cuyos miembros podian sujetarse con cinta adhesiva.
– ?Cuanta cinta hemos traido?
– Suficiente -respondio Wu.
– Hazme un favor, entonces -dijo Gandle-. Pon la sabana de vinilo debajo de la mesa.
Faltaba media hora para que llegara el mensaje de la Calle del Murcielago.
La explicacion de Shauna me habia cogido tan de sorpresa como un gancho de izquierda. Me habia dejado descolocado y ya habia empezado la cuenta. Pero ocurrio algo curioso. Aunque me habia quedado el culo fuera de la lona, me levante, me sacudi las telaranas de la cabeza y comence a dar vueltas en redondo.
Estabamos en el coche. Shauna habia insistido en acompanarme a casa. Dentro de unas horas iria a buscarla una limusina. Sabia que queria darme animos, pero tambien era evidente que no queria volver todavia a su casa.
– Hay algo que no entiendo -dije.
Shauna se volvio hacia mi.
– Los federales creen que yo mate a Elizabeth, ?no es eso?
– Si, eso es.
– Entonces, ?por que me mandan mensajes fingiendo que esta viva?
Shauna no tenia una respuesta rapida a mi pregunta.
– Piensa un momento -dije-. Segun tu, se trata de un plan perfectamente elaborado cuya finalidad es demostrar que soy culpable. Pero, si yo hubiera matado a Elizabeth, sabria al momento que esto era un montaje.
– Es una estratagema -dijo Shauna.
– Pero no tiene sentido. Quieren tenderme una trampa y me envian mensajes por ordenador como si quien me los manda fuera… ?que se yo!… un testigo del asesinato, por ejemplo, ?es eso?
Shauna se quedo pensativa.
– Me parece que lo que buscan es desorientarte, Beck.
– Si, pero sigo sin verlo claro.
– Bien, ?cuanto rato falta para que llegue el mensaje?
Mire el reloj.
– Veinte minutos.
Shauna se recosto en el respaldo.
– Pues esperaremos a ver que dice.
Eric Wu dejo el portatil en el suelo de un rincon del estudio de Rebecca Schayes.
Probo primero con el ordenador del despacho de Beck. Seguia inactivo. El reloj senalaba poco mas de las ocho. Hacia rato que la clinica estaba cerrada. Se traslado al ordenador del domicilio de Beck. Estuvo unos segundos sin recibir ninguna senal. Pero de pronto dijo:
– Beck acaba de entrar.
Larry Gandle se le acerco al momento.
– ?No podriamos entrar primero y ver el mensaje antes que el?
– No es buena idea.
– ?Por que no?
– Si nosotros entramos primero, cuando entre el vera que hay otra persona que esta usando el nombre.
– ?O sea que sabria que lo vigilamos?
– Si, pero esto no importa. Lo veremos simultaneamente. Cuando lea el mensaje, nosotros tambien lo veremos.
– De acuerdo, pero avisame.
Wu entrecerro los ojos que tenia fijos en la pantalla.
– Acaba de bajar la pagina Bigfoot. Es cosa de segundos.
Teclee la direccion bigfoot.com y pulse la tecla del intro.
Se me disparo el tic de la pierna derecha, algo que me ocurre siempre que estoy nervioso. Shauna me puso la mano en la rodilla, que se fue sosegando hasta quedarse quieta. Shauna retiro la mano. La rodilla permanecio inmovil un minuto y se disparo de nuevo. Shauna volvio a poner la mano encima y el ciclo se repitio.
Shauna fingia tranquilidad, pero yo sabia que me echaba miraditas de reojo. Por algo era mi mejor amiga. Podia contar con ella hasta el final. Solo un idiota no se habria preguntado al llegar a este punto si mi ascensor paraba en todos los pisos. Dicen que la locura, como las enfermedades cardiacas o la inteligencia, es hereditaria. Era una idea que no dejaba de rondarme la cabeza desde el dia que vi a Elizabeth en la pantalla del ordenador deambulando por aquella calle. Una idea que me tenia desazonado.
Mi padre murio victima de un accidente de automovil cuando yo tenia veinte anos. Su coche se despeno desde lo alto de un terraplen. Segun un testigo presencial, un camionero de Wyoming, el Buick de mi padre se precipito directamente al vacio. La noche era muy fria. La carretera, aunque bien pavimentada, estaba resbaladiza.
Muchos insinuaron, en voz baja, por supuesto, que se habia suicidado. Yo no lo creo. Debo admitir, sin embargo, que en los ultimos meses que precedieron al accidente estuvo mas retraido y callado que de costumbre y, como no podia ser de otro modo, a menudo me he preguntado si esta actitud podia hacerlo mas propenso a un accidente. Pero de ahi a suicidarse… ?No, ni hablar!
A mi madre, que siempre fue un ser fragil y propenso a las neurosis, se le extravio la razon. Para decirlo literalmente, se retiro en si misma. Linda intento cuidarla por espacio de tres anos hasta que incluso ella se dio cuenta de que nuestra madre necesitaba otro tipo de atencion. Linda continua visitandola. Yo no.
Pasados unos momentos aparecio la pagina de Bigfoot. Busque la casilla del nombre de usuario y teclee las palabras: Calle del Murcielago.
Pulse el tabulador y en la casilla de la contrasena teclee la palabra Adolescencia. Pulse
No ocurrio nada.
– No has pulsado en el icono de registro -dijo Shauna.
La mire y se encogio de hombros. Hice clic en el icono.
La pantalla se quedo en blanco. A continuacion aparecio un anuncio de un comercio de discos compactos. La barra de abajo aparecia y desaparecia obedeciendo a un lento oleaje. El porcentaje iba aumentando despacio. Al