juntos no ya en anos sino en promedios de vida, podia decirse que su relacion era incluso mas estrecha que la de los Steinberg.

Se volvio a mirar la pantalla. Junto al anuncio del vuelo 174 de British Airways comenzo a parpadear la palabra «embarque».

Estaban anunciando su vuelo.

Carlson y Stone, acompanados de sus colegas locales Dimonte y Krinsky, estaban ante el mostrador de reservas de British Airways.

– No ha aparecido -les dijo la encargada de las reservas, uniformada de blanco y azul con un panuelito en el cuello, un bellisimo acento y una tarjetita con su nombre, Emily.

Dimonte solto un taco. Krinsky se encogio de hombros. No cabia esperar otra cosa. Beck habia conseguido burlar la caceria todo aquel dia. Era una posibilidad remota que cometiese la tonteria de embarcarse en un vuelo con su verdadero nombre.

– Estamos en un callejon sin salida -dijo Dimonte.

Carlson, que aun llevaba apretado contra la cadera el informe de la autopsia, pregunto a Emily:

– ?Quien es el empleado mas competente en materia de ordenadores?

– Creo que soy yo -respondio la chica con sonrisa segura.

– Dejeme ver las reservas -dijo Carlson.

Emily hizo lo que le pedia.

– ?Puede decirme cuando encargo el pasaje?

– Hace tres dias.

Dimonte no pudo por menos de intervenir.

– Planeaba escaparse. ?Sera hijo de puta!

– No -nego Carlson con un gesto.

– ?Como lo sabes?

– Hemos aceptado que mato a Rebecca Schayes para que esta no hablara -explico Carlson-. Si hubiera pensado dejar el pais, ?por que habia de preocuparse por esto? ?Por que correr el riesgo de esperar tres dias y cargar con otro asesinato?

– Estas dandole demasiadas vueltas, Nick -dijo Stone negando con la cabeza.

– Nos falta una pieza -insistio Carlson-. ?Por que decidio huir asi de pronto?

– Porque estabamos persiguiendole.

– Hace tres dias no lo estabamos persiguiendo.

– Quiza sabia que era una cuestion de tiempo.

Carlson fruncio un poco mas el ceno.

Dimonte se volvio a Krinsky.

– Estamos perdiendo el tiempo. Andando que es gerundio -miro a Carlson-. Dejaremos un par de agentes aqui por si acaso.

Carlson asintio, aunque escuchaba a medias. Antes de marcharse, pregunto a Emily:

– ?Viajaba con alguien?

Emily pulso unas teclas.

– Su reserva era para una sola persona.

– ?Como hizo la reserva? ?Personalmente? ?Por telefono? ?A traves de una agencia de viajes?

Volvio a pulsar mas teclas.

– No fue a traves de una agencia de viajes. Eso seguro, porque si fuera asi habria una senal indicativa de que habia que pagar comision. La reserva se hizo directamente a British Airways.

Ninguna ayuda por ese lado.

– ?Como pago?

– Con tarjeta de credito.

– ?Puede darme el numero, por favor?

Se lo dio y el se lo paso a Stone. Este nego con la cabeza.

– No es de ninguna de sus tarjetas o por lo menos ninguna de la que tengamos noticia.

– Compruebalo -dijo Carlson.

Stone ya tenia el movil en la mano. Asintio con un gesto y pulso la tecla de la almohadilla.

Carlson se restrego la barbilla.

– Usted dice que encargo el pasaje hace tres dias.

– Exacto.

– ?Sabe la hora?

– De hecho, si. El ordenador la registra. Las seis y catorce minutos de la tarde.

Carlson asintio.

– Perfecto. ?Podria decirme si alguien mas hizo una reserva mas o menos a la misma hora?

Emily se quedo un momento pensativa.

– No he hecho nunca ese tipo de consulta -dijo-. Espere un momento y dejeme ver una cosa -tecleo y espero, volvio a teclear y volvio a esperar-. El ordenador no clasifica por fechas de reserva.

– ?Pero tiene la informacion?

– Si, espere un momento -volvio a teclear-. Puedo pegar la informacion en una hoja de calculo. Podemos sacar cincuenta reservas por pantalla. Asi ira mas aprisa.

En el primer grupo de cincuenta habia un matrimonio que hizo la reserva el mismo dia pero unas horas antes. Nada. En el segundo grupo no habia nadie. Pero en el tercer grupo cantaron bingo.

– Lisa Sherman -dijo Emily-. El vuelo era para el mismo dia y se hizo ocho minutos mas tarde.

No era un dato significativo en si, pero Carlson noto que se le erizaba el vello de la nuca.

– ?Oh, que cosa tan interesante! -exclamo Emily.

– ?Que?

– El asiento.

– ?Que pasa con el asiento?

– Estaba previsto que se sentaria junto a David Beck. Fila dieciseis, asientos E y F.

Carlson se sobresalto de pronto.

– ?Ella ha embarcado?

Mas tecleo. Se desvanecio la pantalla y aparecio otra.

– En realidad, si. Es probable que este embarcando en este mismo momento.

Se ajusto la correa del bolso y echo a andar. Caminaba a paso ligero, con la cabeza muy alta. Todavia llevaba las gafas, la peluca y los implantes. Tambien la foto de Lisa Sherman en su pasaporte.

Se encontraba a cuatro puertas de distancia de la suya cuando oyo unas frases de un reportaje de la CNN. Se paro en seco. Un hombre con un equipaje de mano de tamano industrial choco con ella. Le hizo un grosero gesto con la mano como si le hubiera cortado el paso en una autopista. No le hizo ningun caso y siguio con los ojos en la pantalla.

En el angulo situado a la derecha de la imagen de la presentadora aparecia en la pantalla una fotografia de su vieja amiga Rebecca Schayes junto a una imagen de… de Beck.

Se acerco corriendo a la pantalla. Debajo de las imagenes y en letras rojo sangre se leian las palabras siguientes: Muerte en el cuarto oscuro.

«… David Beck, sospechoso del asesinato. Pero ?es este el unico crimen que, segun se cree, ha cometido? Jack Turner, de la CNN, tiene algo que decir al respecto.»

Desaparecio la imagen de la presentadora y aparecio la de dos hombres vestidos con la chaqueta de la policia neoyorquina cargando en una litera la bolsa negra que contenia el cadaver. Reconocio inmediatamente el edificio y profirio un grito ahogado. Ocho anos. Habian transcurrido ocho anos y Rebecca seguia teniendo el estudio en el mismo sitio.

La voz de un hombre, presumiblemente la de Jack Turner, inicio el informe: «La historia del asesinato de una de las fotografas mas conocidas de Nueva York es complicada. Rebecca Schayes aparecio muerta en el cuarto oscuro de su estudio. Tenia dos tiros en la cabeza, disparados desde muy poca distancia». Pasaron una rapida fotografia de Rebecca con rostro sonriente. «El sospechoso es su amigo de toda la vida, el doctor David Beck, pediatra de la zona alta de la ciudad.» Una imagen de Beck con expresion muy seria lleno la pantalla. Al verla,

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