estuvo a punto de caer desmayada.

«El doctor Beck ha escapado de manos de la policia despues de haber agredido a un agente. Sigue desaparecido, es peligroso y se supone que va armado. Si alguien tiene alguna informacion sobre su paradero…» En la pantalla aparecio un numero de telefono en caracteres amarillos que Jack Turner leyo en voz alta antes de continuar con la informacion.

«Pero lo que presta un sesgo particular a la historia son las filtraciones que nos llegan de la Oficina Federal de Manhattan. Parece que el doctor Beck esta relacionado con el asesinato de dos hombres cuyos cuerpos fueron desenterrados recientemente en Pensilvania, no lejos del lugar donde la familia del doctor Beck tiene una residencia de verano. Y lo mas sorprendente del caso es que el doctor David Beck se ha convertido tambien en sospechoso del asesinato de su esposa Elizabeth, cometido hace ocho anos.»

Aparecio de pronto la fotografia de una mujer que apenas reconocio. De pronto se sintio desnuda, acorralada. La imagen cedio el sitio a la de la presentadora, quien dijo: «Jack, ?no se habia dicho que Elizabeth Beck habia sido victima del asesino en serie Elroy 'KillRoy' Kellerton?».

«En efecto, Terese. Las autoridades no han hecho muchos comentarios de momento y en cuanto a los funcionarios, niegan los rumores. Pero hasta nosotros han llegado filtraciones de fuentes muy fiables.»

«?Ha descubierto la policia algun posible movil, Jack?»

«Todavia no hemos tenido noticias. Se han hecho algunas especulaciones con respecto a la existencia de un triangulo amoroso. La senora Schayes estaba casada con Gary Lamont, que continua incomunicado. Pero, dadas las circunstancias, esto son poco mas que conjeturas.»

Sintio asomar las lagrimas a los ojos, todavia clavados en la pantalla del televisor.

«?Sigue desconociendose el paradero del doctor Beck?»

«Si, Terese. La policia ha solicitado la cooperacion ciudadana, aunque insiste en que nadie se acerque a el por propia iniciativa.»

Siguio la conversacion, una conversacion totalmente absurda.

Abandono el lugar. Rebecca. ?Oh, Dios mio! ?Por que Rebecca? Y ademas, estaba casada. Probablemente llevaba aquellos vestidos, usaba aquellas porcelanas con dibujos y hacia todas aquellas cosas de las que tanto se habian burlado cuando eran jovenes. ?Como era posible? ?Como era posible que Rebecca se hubiera visto mezclada en todo aquello? Pero si Rebecca no sabia nada…

?Por que la habian matado?

Y volvio a decirse lo que ya se habia dicho: «?Que he hecho?».

Habia vuelto. Y enseguida se habian lanzado tras ella. ?Y que habian hecho? Pues muy sencillo, habian puesto cerco a las personas mas proximas a ella. ?Que estupidez! Su regreso habia puesto en peligro a toda la gente que le importaba. Lo habia liado todo. Y su amiga estaba muerta.

«Vuelo 174 de British Airways con destino a Londres. Los pasajeros pueden embarcar.»

No era el momento de inculparse. Habia que pensar. ?Que podia hacer? Las personas que amaba corrian peligro. Beck -de pronto recordo su absurdo disfraz- se habia convertido en un fugitivo. Beck estaba contra los poderosos. Como lo juzgasen por asesinato -y dadas las circunstancias era algo que parecia obvio-, no tendria escapatoria.

No, no podia irse asi, sin mas. Todavia no. No podia hacerlo por lo menos hasta que Beck estuviera a salvo.

Dio media vuelta y busco una salida.

Cuando Peter Flannery vio las noticias y se entero de que buscaban a David Beck, cogio el telefono y marco el numero de un amigo suyo que trabajaba en la oficina del fiscal del distrito.

– ?Quien lleva el caso Beck? -pregunto Flannery.

– Fein.

«Un verdadero asno», penso Flannery.

– Hoy he visto al chico.

– ?A David Beck?

– Si -dijo Flannery-. Una visita pagada.

– ?Que queria?

Flannery pego una patada al butacon donde estaba sentado.

– Quiza podrias ponerme en contacto con Fein.

35

Cuando se hizo de noche Tyrese me procuro una habitacion en el apartamento de un primo de Latisha. Suponiamos que la policia no descubriria mi relacion con Tyrese, pero valia la pena no arriesgarse.

Tyrese tenia un ordenador portatil. Lo abri. Revise mi correo electronico a la espera de encontrar un mensaje de mi remitente misterioso. No habia nada en mi cuenta profesional. Nada en mi cuenta particular. Probe con la nueva de bigfoot.com. Tampoco habia nada.

Tyrese me observaba con aire intrigado desde que abandonamos el despacho de Flannery.

– ?Puedo preguntarle una cosa, doc?

– Adelante -dije.

– Cuando aquel picapleitos le ha hablado del tipo ese que habia sido asesinado…

– Brandon Scope -anadi.

– Si, ese. Usted se ha quedado de piedra.

Se habia dado cuenta.

– ?Y te preguntas por que?

Tyrese se encogio de hombros.

– Yo conocia a Brandon Scope. El y mi mujer compartian un mismo despacho de una fundacion benefica de la ciudad. Y mi padre crecio con su padre y trabajo para el. Es mas, mi padre se encargo de informar a Brandon sobre los bienes de la familia.

– Aja -dijo Tyrese-. ?Que mas?

– ?No basta con esto?

Tyrese se quedo callado y volvio la cara hacia mi. Clavo en los mios sus ojos y por un momento tuve la impresion de que podia ver los rincones mas oscuros de mi alma. Menos mal que fue un momento fugaz.

– Bien, ?que quiere hacer ahora? -me pregunto.

– Unas cuantas llamadas -dije-. ?Estas seguro de que no te pueden localizar?

– No veo como. Pero vamos a hacer una cosa. Llamaremos por teleconferencia a otro movil. Pone las cosas mucho mas dificiles.

Asenti. Tyrese se ocupo de todo. Yo tenia que marcar otro numero y decir a alguien que no sabia que numeros marcar. Tyrese se dirigio a la puerta.

– Voy a ver como esta TJ. Volvere dentro de una hora.

– ?Tyrese?

Se volvio y me miro. Habria querido darle las gracias, pero por alguna razon no me parecia propio. Tyrese me comprendio.

– Necesito que usted este vivo, doc. Por mi hijo, ?comprende?

Asenti y salio. Mire la hora antes de llamar al movil de Shauna. Respondio a la primera llamada.

– ?Si?

– ?Como esta Chloe?-pregunte.

– Magnifica.

– ?Cuantos kilometros caminasteis?

– Tres por lo menos. Pero a lo mejor cuatro o cinco. -Senti que me invadia una sensacion de alivio-. O sea que cual es nuestro proximo…

Sonrei y desconecte el telefono. Marque el numero de mi enlace y le di otro numero. Farfullo no se que acerca de que el no era un jodido telefonista, pero hizo lo que le pedia.

Contesto Hester Crimstein como quien le pega una dentellada al telefono.

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