– Se que hay gente muy rapida de manos y todas esas cosas, pero es que yo estaba delante, lo vigilaba de cerca. Casi me lo crei. Omay tenia habilidades especiales. Como dices tu, no habia otra explicacion. Y entretanto, Wendy alli sentada con su sonrisa de satisfaccion pintada en la cara. En fin, algo que no me cabia en la cabeza.
– Habria averiguado cosas tuyas -dije-. Estaria enterado de nuestra amistad.
– No quiero desmentir tus palabras, pero ?por que no adivino que yo habia escrito el nombre de mi hijo o el de Linda? ?Como supo que habia puesto el tuyo?
Era un punto a su favor.
– ?O sea que ahora crees?
– Casi, Beck. Ya te he dicho que casi. Omay tenia razon al decir que soy esceptica. Aunque todo apuntaba a que era vidente, yo sabia que no lo era. Porque no hay videntes… de la misma manera que tampoco hay fantasmas.
Se callo. No era lo que se dice sutil mi querida Shauna.
– O sea que decidi hacer averiguaciones -continuo-. Lo bueno que tiene ser modelo famosa es que vas a ver a alguien y te recibe. O sea que fui a ver a un ilusionista que habia visto en Broadway dos anos atras. Cuando se lo conte, se echo a reir. Le pregunte que tenia de comico lo que le acababa de decir. Me pregunto si el guru aquel me habia hecho el numerito despues de cenar. La pregunta me sorprendio. ?Que diablos tenia que ver con lo que yo queria saber? Le dije que si, que como lo sabia. Me pregunto entonces si tomamos cafe. Volvi a decirle que si. Y que si el habia tomado el cafe solo. Tambien le dije que si -Shauna sonrio-. ?Sabes como lo hizo, Beck?
Negue con la cabeza.
– Ni idea.
– Al dar la tarjeta a Wendy, la paso por encima de su taza de cafe. Era cafe puro, Beck. La superficie es como un espejo. Por eso pudo leer lo que yo habia escrito. Un truco de salon de lo mas idiota. No puede ser mas sencillo, ?te das cuenta? Pasas la tarjeta por encima de la taza de cafe y es como si la pasaras por encima de un espejo. Y pensar que yo estuve a punto de morder el anzuelo… ?Comprendes lo que te quiero decir?
– Naturalmente -dije-. Te figuras que soy tan credulo como la tontorrona de Wendy.
– Si y no. Mira, Beck, una parte del engano de Omay era que jugaba con el deseo. Wendy cayo en la trampa porque deseaba creer en todas esas patochadas.
– Y yo quiero creer que Elizabeth esta viva, ?no es eso?
– Mas de lo que un hombre muerto de sed desearia encontrar un oasis en el desierto -dijo-. Pero no es eso, en realidad, lo que queria decirte.
– ?Que es, entonces?
– El hecho de que tu no veas la explicacion no quiere decir que la explicacion no exista. Lo unico que quiere decir es que tu no la ves.
Me recoste hacia atras y cruce las piernas. La mire fijamente y ella desvio la mirada, algo que no hacia nunca.
– ?Que pasa, Shauna?
Pero no me miro.
– No entiendo una palabra -dije.
– Me figuraba que estaba muy claro…
– Sabes a que me refiero. Tu no eres asi. Me dijiste por telefono que querias hablar conmigo. A solas. ?Para que? ?Era para decirme que mi esposa muerta sigue muerta? -Negue con la cabeza-. No me lo trago.
Shauna no reacciono.
– Dime que pasa -dije.
Se volvio.
– Tengo miedo -contesto con una voz que me erizo el vello de la nuca.
– ?De que?
No respondio enseguida. Se oia a Linda trajinando en la cocina, ruido de vasos y platos, la puerta de la nevera al abrirse como una ventosa al desprenderse.
– La advertencia que te hice -continuo Shauna por fin-, era tanto para ti como para mi.
– No te entiendo.
– He visto algo -su voz se apago, inspiro profundamente y volvio a hablar-. He visto algo que mi mente racional no acierta a explicar. Es como lo que te he contado sobre Omay. Se que tiene que haber una explicacion, pero no la encuentro. -Comenzo a mover las manos, sus dedos jugaban con los botones, retiraban motas imaginarias del vestido, hasta que dijo-: Estoy empezando a creer en tus palabras, Beck. Creo que quiza Elizabeth este aun viva.
Senti que el corazon me subia a la garganta.
Se levanto bruscamente.
– Voy a prepararme un mimosa. ?Te apuntas?
Le dije que no con el gesto.
Parecio sorprendida.
– ?Seguro que no quieres…?
– Dime que viste, Shauna.
– El informe de su autopsia.
Me senti desfallecer. Tarde un momento en encontrar la voz para contestar.
– ?Como ha sido?
– ?Conoces a Nick Carlson, del FBI?
– El que me interrogo -conteste.
– Cree que eres inocente.
– Pues a mi no me parecio que lo creyera.
– Ahora lo cree. Cuando vio que habia tantas pruebas que te senalaban, le parecio que estaba todo demasiado claro.
– ?Te lo dijo?
– Si.
– ?Y tu le creiste?
– Te parecera una ingenuidad pero si, le crei.
Me fiaba del criterio de Shauna. Si ella decia que Carlson estaba a la altura es que era un perfecto embustero o que el hombre se habia dado cuenta del montaje.
– Sigo sin entender -dije-. ?Que tiene que ver esto con la autopsia?
– Carlson vino a verme. Queria saber que te llevabas entre manos. Yo no le dije nada, pero el vigilaba tus movimientos. Estaba enterado de que habias querido examinar el informe de la autopsia de Elizabeth y queria saber por que. O sea que fue al despacho del forense y consiguio el informe. Y me lo trajo. Queria ver si yo podia orientarlo un poco.
– ?Te lo enseno?
Shauna asintio.
Tenia la garganta seca.
– ?Viste las fotos de la autopsia?
– No estaban, Beck.
– ?Que?
– Carlson cree que las han robado.
– ?Quien?
Shauna se encogio de hombros.
– La unica persona que firmo el expediente fue el padre de Elizabeth.
Hoyt. El circulo volvia a cerrarse a su alrededor. La mire.
– ?Leiste el informe?
Esta vez el gesto de asentimiento fue mas indeciso.
– ?Y que?
– Decia que Elizabeth tenia un problema de drogas, Beck. No que hubiera rastro de drogas en su organismo. El hombre me dijo que los informes demostraban que era adicta desde hacia tiempo.