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Octubre de 2007

Cassian Pewe estaba sentado en su despacho en mangas de camisa, leyendo un documento normativo, cuando la puerta se abrio de golpe y Roy Grace entro con la cara contraida por la ira. Cerro de un portazo, luego puso las manos en la mesa de Pewe y lo miro fijamente.

Pewe se echo para atras y levanto las manos a la defensiva.

– Roy -dijo-. ?Buenos dias!

– ?Como te atreves? -le grito Grace-. ?Como cono te atreves? ?Esperas a que me marche y haces esto? ?Me humillas delante de mis vecinos y de todo el puto cuerpo de policia?

– Roy, calmate, por favor. Deja que te explique…

– ?Que me calme? No me sale de los huevos calmarme. Voy a cortarte la puta cabeza y utilizarla para colgar sombreros.

– ?Me estas amenazando?

– Si, te estoy amenazando, pelota de mierda. Ve corriendo a Alison Vosper y pidele que te suene los mocos mientras te sientas en sus rodillas y le lloriqueas, o lo que sea que haceis los dos juntitos.

– Pense que estando fuera… Seria menos embarazoso para ti.

– Me las pagaras, Pewe. Vas a lamentarlo de verdad.

– No me gusta tu tono, Roy.

– Y a mi no me gusta que los agentes del SOCO merodeen por mi casa con una orden de registro. Diles que paren ahora mismo.

– Lo siento -dijo Pewe, envalentonado despues de percatarse de que Grace no iba a pegarle-. Pero despues de entrevistarme con los padres de tu difunta esposa, me preocupa que no se hayan investigado todos los aspectos de la desaparicion de tu mujer tan a fondo como debio hacerse en su dia.

Cuando termino de hablar, sonrio y Grace penso que nunca en su vida habia odiado tanto a nadie como a Cassian Pewe en estos momentos.

– ?En serio? ?Y que te dijeron sus padres que fuera tan novedoso?

– Su padre tenia bastante que decir.

– ?Te conto su padre que estuvo en la RAF durante la guerra?

– Pues si, la verdad -dijo Pewe.

– ?Te conto alguna de las historias sobre los bombardeos que vivio?

– Me dio algunos detalles. Fascinante. Parece que era todo un personaje. Participo en alguna de las misiones del escuadron Dambusters. Un hombre extraordinario.

– El padre de Sandy es un hombre extraordinario -confirmo Grace-. Es un fantasioso. No estuvo nunca en el escuadron 617, el Dambusters. Y era mecanico de aviones, no artillero. Jamas participo en ninguna mision.

Pewe se quedo callado un segundo, parecia un poco incomodo. Grace se marcho furioso, cruzo el pasillo y fue derecho al despacho del comisario jefe. Se quedo delante de la mesa de Skerritt hasta que su jefe termino de hablar por telefono y luego dijo:

– Jack, tengo que hablar contigo.

Skerritt le senalo una silla.

– ?Que tal por Nueva York?

– Bien -contesto-. He conseguido buenas informaciones, redactare un informe. Acabo de volver, literalmente.

– Tu equipo de la Operacion Dingo parece hacer progresos. Tengo entendido que hoy teneis prevista una operacion importante.

– Si, asi es.

– ?Vas a dejar que la inspectora Mantle la dirija o volveras a asumir el mando?

– Creo que hoy vamos a necesitar a todo el mundo -dijo Grace-. Dependiendo de como se desarrollen los acontecimientos, veremos a quien mas involucramos.

Skerritt asintio con la cabeza.

– Bueno, ?de que querias hablarme?

– Del comisario Pewe -dijo.

– No fue decision mia traerle aqui -dijo Skerritt, y miro a Grace con complicidad.

– Lo se. -Era consciente de que a Skerritt el hombre le caia casi tan mal como a el.

– Bueno, ?que problema hay?

Grace se lo conto.

Cuando acabo, Jack Skerritt meneo la cabeza con incredulidad.

– No puedo creer que haya hecho eso a tus espaldas. Una cosa es llevar una investigacion abierta, a veces puede ser algo bueno. Pero no me gusta como se esta tratando este caso. Ni pizca. ?Cuanto tiempo hace que desaparecio Sandy?

– Van a cumplirse nueve anos y medio.

Skerritt se quedo pensando un momento, luego miro su reloj.

– ?Va a la reunion informativa?

– Si.

– Te dire lo que voy a hacer, hablare con el ahora. Pasa a verme en cuanto salgas de la reunion.

Grace le dio las gracias y mientras se marchaba del despacho, Skerritt descolgo el telefono.

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Octubre de 2007

A las nueve y cuarto Abby conducia el Honda todoterreno diesel negro que habia alquilado anoche, siguiendo las instrucciones de Ricky al pie de la letra, subiendo una colina hacia Sussex House. Notaba como si tuviera el estomago lleno de alfileres calientes y estaba temblando.

Respirando hondo y con constancia, intento por todos los medios mantener la calma y no dejar que le entrara otro ataque de panico. Estaba al borde de sufrir uno, lo sabia. Tenia esa sensacion ligeramente incorporea que siempre los precedia.

Era ironico, pensaba, que el Southern Deposit Security estuviera a menos de un kilometro del edificio al que se dirigia ahora. Llamo a Glenn Branson y, con voz temblorosa, le informo de que estaba acercandose a la verja. El le dijo que salia enseguida.

Abby detuvo el coche como le habian indicado, delante de la enorme verja de acero verde, y puso el freno de mano. En el asiento del copiloto habia la bolsa de plastico donde ayer metio los medicamentos de su madre. Tambien estaba el sobre acolchado. La maleta la habia dejado en la habitacion del hotel.

Glenn Branson aparecio y la saludo alegremente con la mano. La verja comenzo a abrirse y, en cuanto el hueco fue suficiente, Abby la cruzo. El sargento le senalo que aparcara delante de una hilera de contenedores con ruedas y luego sujeto la puerta para que saliera.

– ?Se encuentra bien? -le pregunto.

Ella asintio desolada.

Con actitud protectora, Branson le paso un brazo por el hombro.

– No pasara nada -le dijo-. Creo que es usted una mujer muy fuerte. Traeremos a su madre de vuelta sana y salva. Y tambien recuperaremos sus sellos. El cree que ha elegido un lugar inteligente, pero no. Es una estupidez.

– ?Por que lo dice?

– Ha elegido el lugar para asustarla -contesto Branson mientras la conducia a traves de una puerta hacia el

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