hueco de una escalera-. Esa es su prioridad, pero no deberia serlo. Ya esta usted bastante asustada, asi que no necesita intensificar mas las cosas. No piensa con claridad. No esta actuando como actuaria yo.

– ?Y si les ve? -pregunto Abby, recorriendo el pasillo, intentando seguir su ritmo.

– No nos vera. A menos que tengamos que intervenir. Y solo lo haremos si creemos que esta usted en peligro.

– La matara -dijo ella-. Es malo. Si algo se tuerce, lo hara solo para divertirse.

– Somos conscientes de ello. ?Tiene los sellos?

Abby levanto la bolsa de plastico para ensenarsela.

– ?No ha querido correr el riesgo de dejarlos en el coche en una comisaria de policia? -Branson sonrio-. ?Sabia decision!

116

Octubre de 2007

Cassian Pewe ya estaba sentado a la mesa de reuniones del despacho de Jack Skerritt cuando Grace regreso de la reunion informativa. Los dos hombres evitaron mirarse.

El comisario jefe indico a Grace que se sentara, luego dijo:

– Roy, Cassian me ha dicho que es consciente de que cometio un error de juicio al dar la orden de registrar tu casa. El equipo que estaba alli ha recibido instrucciones de marcharse.

Grace lanzo una mirada a Pewe. El hombre miraba fijamente la mesa, como un nino al que acaban de reganar. No parecia arrepentirse de nada.

– Me ha explicado que lo ha hecho para ayudarte -prosiguio Skerritt.

– ?Para ayudarme?

– Dice que tiene la sensacion de que corren gran cantidad de insinuaciones insanas a tus espaldas sobre la desaparicion de Sandy. Es correcto, ?verdad, Cassian?

Pewe asintio a reganadientes.

– Si… mmm, senor.

– Dice que tenia la sensacion de que si podia demostrar, al cien por cien, que tu no tuviste nada que ver con su desaparicion, acabaria con esos comentarios de una vez por todas.

– Nunca he oido ninguna insinuacion -dijo Grace.

– Con todo el respeto, Roy -dijo Pewe-, hay bastantes personas que creen que la investigacion original fue un trabajo precipitado y que tu contribuiste a cerrarla prematuramente. Se preguntan por que.

– ?Puedes darme el nombre de alguna?

– No seria justo para ellas. Lo unico que intento hacer es repasar las pruebas, utilizando las mejores tecnicas y tecnologia modernas de que disponemos, para exonerarte completamente.

Grace tuvo que morderse la lengua; aquel hombre era de una arrogancia increible, pero ahora no era momento de comenzar una bronca. Tenia que irse dentro de unos minutos y ponerse en posicion para el encuentro de Abby Dawson, que estaba programado a las diez y media.

– Jack, ?podemos hablar de esto luego? No me satisface nada lo que ha dicho, pero tengo que irme.

– En realidad, pensaba que podria ser buena idea que Cassian te acompanara, en tu coche. Podria proporcionar una ayuda inestimable a tu equipo en la situacion actual. -Se dirigio a Pewe-: ?Es cierto, verdad, Cassian, que eres un negociador experto en secuestros?

– Si, asi es.

Grace apenas podia creer lo que acababa de oir. Que Dios ayudara al pobre rehen que tuviera a Pewe negociando por el, penso.

– Entiendo -fue lo que dijo en realidad.

– Tambien creo que seria bueno para el ver como funcionamos aqui en Sussex. Es evidente aqui y en la Met hay cosas que se hacen de forma distinta. Cassian, creo que podria ser un buen aprendizaje para ti observar como dirige una operacion importante uno de nuestros agentes mas experimentados.

Miro a Grace y el mensaje no podia ser mas claro.

Pero Roy no estaba de humor para sonreir.

117

Octubre de 2007

Habia transcurrido mucho tiempo desde la ultima vez que habia estado aqui, penso Abby mientras conducia el coche por la carretera sinuosa que subia entre campos de hierba y vastas areas de rastrojos. Quiza fuera porque estaba mas nerviosa a cada minuto que pasaba, pero los colores del paisaje parecian poseer una intensidad casi sobrenatural. El cielo era un lienzo azul vivo, con solo algunas nubes minusculas aqui y alli. Era casi como si llevara puestas las gafas de sol.

Agarraba con fuerza el volante, notaba el viento racheado que golpeaba el coche, intentando sacarlo de su rumbo. Tenia un nudo en la garganta y los alfileres de su estomago ardian aun con mas fuerza.

Al principio, el sargento le pidio que llevara un auricular para que pudiera escuchar cualquier instruccion que tuvieran que darle. Sin embargo, cuando le dijo que Ricky habia intervenido algunas de sus conversaciones anteriores, Branson decidio que era demasiado arriesgado. Pero ellos si la escucharian, cada palabra. Lo unico que tenia que hacer era pedirles ayuda y ellos actuarian, la tranquilizo.

Abby no recordaba la ultima vez que habia rezado, pero ahora se descubrio de repente musitando una oracion, en silencio. «Querido Dios, por favor, que no le pase nada a mama. Por favor, ayudame a superar esto. Por favor, querido Dios.»

Habia un coche delante de ella, avanzando despacio, un viejo Alfa Romeo granate con dos hombres dentro; el pasajero hablaba por el movil, imagino. Lo siguio por una curva pronunciada a la izquierda, dejaron atras un hotel a la derecha y el estuario del rio Seven Sisters abajo. Las luces de freno del Alfa que una furgoneta de reparto cruzara un puente estrecho, luego volvio a acelerar. Ahora la carretera ascendia.

Al cabo de unos minutos, vio una senal mas adelante. Las luces de freno del Alfa Romeo volvieron a encenderse, luego el intermitente derecho comenzo a parpadear.

La senal decia Centro pueblo A-259, con una flecha que senalaba en linea recta, y Paseo Maritimo Beachy Head, con una flecha que senalaba a la derecha.

Abby siguio al Alfa Romeo hacia la derecha. Siguio conduciendo a una velocidad exasperantemente lenta y miro el reloj de su coche y el de su muneca. El primero iba un minuto atrasado, pero sabia que el suyo era preciso, lo habia puesto en hora antes: las 10.25 de la manana. Quedaban solo cinco minutos. Estuvo tentada de adelantar, le preocupaba llegar tarde.

Entonces sono su movil. «Numero privado.»

Contesto por el manos libres conectado al encendedor del coche que le habia dado la policia para que ellos pudieran escuchar cualquier conversacion.

– ?Si? -dijo.

– ?Donde cono estas? Llegas tarde.

– Llego dentro de unos minutos, Ricky. Todavia no son las diez y media. -Y anadio nerviosa-: ?No?

– Te lo dije, a las diez y media cae por el puto precipicio.

– Ricky, por favor. Estoy llegando.

– Mas te vale, joder.

De repente, vio aliviada que el intermitente izquierdo del Alfa Romeo comenzaba a parpadear y que el coche se detenia en un area de descanso. Ella aumento la velocidad mas de lo que le hubiera gustado.

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