Hurgo en el bolso. Estaba iluminado. ?Su movil funcionaba! ?Habia senal! Y, por supuesto, el telefono tenia reloj, ?lo habia olvidado por completo por culpa del panico!

Lo saco y se quedo mirandolo. En la pantalla leyo las palabras: Mensaje recibido.

Lo abrio, apenas era capaz de contener la emocion.

El remitente no se identificaba, pero las palabras eran claras: Se donde estas.

17

Octubre de 2007

Roy Grace temblo de frio. Aunque llevaba vaqueros gruesos, jersey de lana y botas forradas debajo del traje de papel, la humedad que habia dentro del desague y la lluvia que caia fuera estaban calando sus huesos.

Los miembros del SOCO y los agentes encargados del registro, que tenian la desagradable tarea de inspeccionar cada centimetro del desague, a gatas la mayoria, habian encontrado algunos esqueletos de roedores, pero nada de interes. O la mujer muerta estaba desnuda cuando la depositaron aqui o su ropa habia sido arrastrada por el agua, se habia podrido o incluso algun animal se la habia llevado a su refugio. Trabajando minuciosamente despacio con paletas, Joan Major y Frazer Theobald estaban retirando el cieno alrededor de la pelvis y metian en bolsas de celofan y etiquetaban por separado cada capa de suciedad. A este ritmo les quedarian dos o tres horas, calculo Grace.

Y todo el tiempo se sentia atraido por el craneo sonriente, por la sensacion de que el espiritu de Sandy estaba aqui con el. «?Podrias ser tu realmente?», se pregunto, mirandolo con intensidad. Todos los mediums a quienes habia consultado durante los ultimos nueve anos le habian dicho que su mujer no estaba en el mundo de los espiritus, lo que significaba que seguia viva, si les creia. Pero ninguno habia podido decirle donde estaba.

Un escalofrio recorrio su cuerpo. Esta vez no fue por el frio, sino por otra cosa. Habia decidido tiempo atras pasar pagina y seguir adelante con su vida. Pero cada vez que lo intentaba ocurria algo que sembraba la duda en el, y ahora habia vuelto a suceder.

Las interferencias de su radio le sacaron de su ensonacion. Se lo llevo al oido y dijo con sequedad:

– Roy Grace.

– Buenos dias, Roy. Tu carrera se va por el desague, ?verdad? -Entonces oyo la risita gutural de Norman Potting.

– Muy gracioso, Norman. ?Donde estas?

– Con el vigilante de la escena. ?Quieres que me emperifolle y baje?

– No, ya salgo yo. Esperame en la furgoneta del SOCO.

Grace agradecio la excusa de poder salir un rato. Estrictamente, no le necesitaban alli abajo y podria estar en su despacho perfectamente, pero le gustaba que su equipo lo viera liderando la operacion desde primera linea. Si sus hombres iban a pasar el sabado en un desague frio, humedo y horrible, al menos verian que su dia no era mucho mejor.

Fue un alivio cerrar la puerta a los elementos y sentarse en la tapiceria blanda frente a la mesa de trabajo de la furgoneta, aunque eso significara estar confinado en un espacio reducido con Norman Potting, una experiencia que nunca le habia encantado. Percibia el humo de pipa rancio que desprendia la ropa del hombre mezclado con un aliento fuerte a ajo de la noche anterior.

El sargento Norman Potting tenia la cara estrecha, bastante gruesa, llena de venas rotas, los labios prominentes y el pelo ralo, un poco de punta ahora por culpa de la accion de los elementos. Tenia cincuenta y tres anos, aunque las personas que le detestaban habian hecho correr el rumor de que se habia quitado varios anos para poder seguir mas tiempo en el cuerpo porque le aterraba jubilarse.

Grace nunca habia visto a Potting sin corbata y esta manana no fue ninguna excepcion. El hombre llevaba un anorak con piezas de lana, largo y mojado, sobre una chaqueta de tweed, una camisa de Viyella y una corbata verde de punto gastada, pantalones de franela gris y zapatos de cuero. Respirando con dificultad, paso detras de la mesa, se sento en el banco delante de Grace y, con expresion triunfal, saco una carpeta de plastico grande que chorreaba.

– ?Por que la gente siempre elige lugares tan horribles para que la maten o para aparecer muerta? -pregunto, inclinandose hacia delante y exhalando directamente en la cara de Roy.

Intentando no hacer ninguna mueca cuando le envolvio un horno de olores calientes y rancios, Roy decidio que seguramente era una sensacion parecida al aliento de un dragon en la cara.

– Tal vez deberias trazar algunas directrices -contesto irritado-. Un codigo de cincuenta puntos para que las victimas de asesinato lo cumplan.

La sutileza nunca habia sido el punto fuerte de Norman Potting y tardo un momento en percatarse de que el comisario estaba siendo sarcastico. Entonces esbozo una sonrisa ancha y le mostro los dientes torcidos y manchados, como lapidas en un terreno hundido.

Levanto un dedo.

– Estoy bastante lento esta manana, Roy. Menuda noche tuve ayer. ?Li parecia un maldito tigre!

Hacia poco, Potting se habia «agenciado» una novia tailandesa y regalaba constantemente a cualquiera que estuviera cerca los detalles de su recien descubierta destreza en la cama con ella.

Cambiando de tema rapidamente, Grace senalo la carpeta de plastico.

– ?Tienes los planos?

– ?Cuatro veces anoche, Roy! Y es una guarra, me hace de todo. ?Guaaaau! ?Me hace muy feliz!

– Genial.

Por un breve momento, Grace se alegro mucho por el. Potting nunca habia tenido demasiada suerte en el amor. Era un veterano con tres matrimonios a sus espaldas y varios hijos a los que apenas veia, reconocio una vez con arrepentimiento. La menor era una nina con sindrome de Down de quien habia intentado obtener la custodia, pero no se la habian otorgado. No era malo ni estupido, Roy lo sabia -era un policia muy competente-, pero carecia de las habilidades sociales esenciales para ascender en el cuerpo si asi lo hubiera deseado. Aun asi, Norman Potting era una bestia de carga solida y de confianza que a veces mostraba una iniciativa sorprendente y, en su opinion, esos aspectos eran mucho mas importantes en cualquier investigacion relevante.

– Deberias planteartelo, Roy.

– ?El que?

– Echarte una novia tailandesa. Hay cientos de ellas que suspiran por un marido ingles. Te dare la pagina web. Son maravillosas, tio, hazme caso. Cocinan, limpian, te planchan toda la ropa, te dan el mejor sexo de tu vida… Tienen unos cuerpecitos preciosos…

– ?Los planos? -dijo Grace, haciendo caso omiso al ultimo comentario.

– Ah, si.

Potting saco varias fotocopias grandes de mapas de calles y dibujos de redes electricas de la carpeta y las extendio sobre la mesa. Algunos se remontaban al siglo XIX.

El viento mecio la furgoneta. Fuera, a lo lejos, sono la sirena de un vehiculo de emergencias y luego se perdio. La lluvia repiqueteaba en el techo sin parar.

A Roy nunca le habia parecido facil interpretar planos, asi que dejo que Potting le explicara las complejidades del alcantarillado de Brighton y Hove, utilizando los papeles e informacion que le habia proporcionado aquella manana un ingeniero municipal. El sargento paso un dedo con una una mugrienta por cada uno de los documentos, primero hacia abajo, luego hacia arriba, mostrando como corria el agua, siempre colina abajo, hasta que al final llegaba al mar.

Roy se esforzo por seguirle, pero media hora despues no sabia mas que antes de empezar. Le parecia que todo se resumia en que el peso del cuerpo de la muerta la habia clavado en el cieno, mientras que el agua habria arrastrado por el desague todo lo demas, por la trampilla hasta el mar.

Potting estuvo de acuerdo con el.

El telefono de Grace volvio a sonar. Se disculpo, contesto y se le cayo el alma a los pies de inmediato cuando escucho la voz taladrante del comisario Cassian Pewe, el canalla de la Met a quien su jefa habia reclutado para quitarle el puesto.

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