«Hogar dulce hogar», penso para si, y sonrio con ironia. Casi le parecio gracioso.

32

11 de septiembre de 2001

Lorraine, que todavia llevaba solamente la parte de abajo del bikini y la pulsera de oro en el tobillo, estaba sentada en un taburete en la cocina, mirando el pequeno televisor montado sobre la encimera, esperando a que hirviera el agua. Delante de ella, en el cenicero, habia media docena de colillas. Acababa de encenderse otro cigarrillo y estaba dando una calada honda cuando se acerco el telefono a la oreja para hablar con Sue Klinger, su mejor amiga.

Sue y su marido, Stephen, vivian en una casa que Lorraine siempre habia codiciado, una mansion impresionante en Tongdean Avenue considerada por muchos como una de las residencias mas elegantes de Brighton y Hove, con vistas a toda la ciudad que se extendian hasta el mar. Los Klinger tambien tenian un chalet en Portugal y cuatro hijos preciosos. A diferencia de Ronnie, Stephen era un rey Midas. Ronnie le habia prometido a Lorraine que si Sue y Stephen vendian la casa alguna vez, encontraria la forma de reunir el dinero para comprarla. «Si, seguro. Ni en suenos, carino.»

Repitieron las imagenes de los dos aviones chocando contra las torres otra vez, y luego una vez mas, y otra y otra. Era como si quien produjera o dirigiera el programa tampoco pudiera creer lo que habia pasado y tuviera que repetirlas para asegurarse de que era real. O tal vez alguien en estado de shock pensara que si reproducia las imagenes las veces suficientes, al final los aviones errarian el blanco y seguirian volando tranquilamente, y solo seria un martes por la manana normal en Manhattan, como si no hubiera ocurrido nada. Lorraine observo la repentina bola de fuego naranja, las densas nubes negras, y cada vez se sentia mas y mas mareada.

Ahora volvieron a mostrar las torres derrumbandose. Primero la sur, luego la norte.

El agua comenzo a hervir, pero Lorraine no se movio, no queria apartar los ojos de la pantalla por si se le escapaba una imagen de Ronnie. Alfie se restrego contra su pierna, pero ella no le hizo caso. Sue estaba diciendole algo, pero no la oyo porque miraba el televisor con intensidad, estudiando cada cara.

– ?Lorraine? ?Hola? ?Sigues ahi?

– Si.

– Ronnie es un superviviente. Estara bien.

El hervidor de agua se apago con un clic. «Un superviviente.» Su hermana tambien habia utilizado esa palabra.

Un superviviente.

«Mierda, Ronnie, sera mejor que sea asi.»

Un pitido le dijo que tenia una llamada en espera. Apenas capaz de contenerse, grito emocionada:

– ?Sue, podria ser el! ?Ahora te llamo!

«Oh, Dios mio, Ronnie, por favor, tienes que estar al telefono. Por favor. ?Por favor, que seas tu!»

Pero era su hermana.

– Lori, acabo de oir que han cancelado todos los vuelos de Estados Unidos. -Mo era azafata de vuelos transoceanicos de British Airways.

– ?Que…? ?Que significa eso?

– Que no dejan despegar ni aterrizar ningun vuelo. Yo tenia que volar a Washington manana. Se ha cancelado todo.

Lorraine sintio una nueva oleada de panico.

– ?Hasta cuando?

– No lo se… Hasta proximo aviso.

– ?Significa que Ronnie podria no volver manana?

– Me temo que si. Sabre mas cosas dentro de un rato, pero han mandado regresar a todos los aviones que estan volando hacia Estados Unidos, lo que significa que no aterrizaran donde debian. Sera un caos.

– Genial -dijo Lorraine desanimada-. Es genial, joder. ?Cuando crees que podria volver?

– No lo se… Te lo dire en cuanto sepa algo.

Lorraine oyo que un nino gritaba y que Mo decia:

– Un minuto, tesoro. Mama esta hablando por telefono.

Lorraine apago el cigarrillo. Entonces se bajo del taburete de un salto y, mirando todavia el televisor, saco una bolsita de te y una taza y vertio el agua. Aun sin apartar la vista de la pantalla, retrocedio unos pasos, se dio un golpe en la cadera con la esquina de la mesa de la cocina y se hizo dano.

– ?Mierda! ?Joder!

Bajo la mirada un momento. Vio la marca roja nueva entre los moratones irregulares, algunos negros y recientes, otros amarillos y casi invisibles. Ronnie era listo, siempre le pegaba en el cuerpo, nunca en la cara. Siempre le hacia morados que ella podia ocultar facilmente.

Siempre se echaba a llorar y le suplicaba que lo perdonara despues de uno de sus ataques de furia, cada vez mas frecuentes, provocados por el alcohol.

Y ella siempre lo perdonaba.

Lo perdonaba por lo inepta que se sentia ella. Sabia cuanto queria lo unico que Lorraine no habia sido capaz de darle, de momento: el nino que tanto deseaba.

Y porque le aterraba perderle.

Y porque le queria.

33

Octubre de 2007

No habia sido el mejor fin de semana de su vida, penso para si mismo Roy Grace a las ocho de la manana del lunes, mientras se sentaba en la sala de espera minuscula y abarrotada del dentista, hojeando las paginas de la revista Sussex Life. De hecho, no tenia en absoluto la sensacion de que la semana anterior hubiera terminado.

La autopsia del doctor Frazer Theobald se habia hecho interminable y acabo por fin sobre las nueve de la noche del sabado. Y el domingo Cleo, que durante la autopsia estaba normal, parecia molesta con el, algo atipico en su caracter.

Los dos sabian que no era culpa de nadie que sus planes para el fin de semana se hubieran estropeado, pero por alguna razon Grace sentia que Cleo le responsabilizaba a el, igual que Sandy solia culparle cuando llegaba a casa tarde o tenia que cancelar algun plan en el ultimo minuto porque surgia una emergencia. Como si fuera culpa suya que un tipo que hacia footing hubiera descubierto un cadaver en un desague el viernes por la tarde a ultima hora en lugar de en un momento mas oportuno.

Cleo sabia lo que habia. Conocia el mundo de la policia y sus horarios erraticos mejor que la mayoria, pues los suyos no eran muy distintos. Podia recibir una llamada de trabajo a cualquier hora del dia o de la noche, y era algo que sucedia a menudo. ?Que le habia picado, pues?

Incluso se enfado con el cuando se marcho a casa un par de horas a cortar el cesped, que estaba muy crecido.

– No habrias podido cortar el cesped si hubieramos ido a Londres -le habia dicho-. ?Por que tienes que ir ahora?

Su casa era el verdadero problema, Grace lo sabia. Su casa -y la casa de Sandy- todavia tenia un efecto enfurecedor sobre ella. Aunque ultimamente habia sacado muchas de las pertenencias de Sandy Cleo iba muy pocas veces y siempre parecia incomoda cuando lo hacia. Solo habian hecho el amor alli una vez y no habia sido una buena experiencia para ninguno de los dos.

Desde entonces, siempre dormian en casa de Cleo. Cada vez pasaban mas noches juntos y ahora el tenia alli

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