– ?En que sentido?
– Bueno, ya sabe, la procedencia de algun material era dudosa, hablando en plata. Siempre he procurado proteger mi reputacion, usted ya me entiende.
Branson tomo nota.
– ?Quiere decir que le daba la sensacion de que algunos de sus tratos no eran honrados?
– Algunas de las cosas que me ofrecia no las habria comprado ni regaladas. A veces me preguntaba de donde sacaba los sellos que me traia y si realmente habia pagado lo que decia por ellos. -Se encogio de hombros-. Pero conocia bastante bien el negocio y a veces tambien le vendi buen material. Siempre pagaba en metalico y en el acto. Pero… -Su voz se apago y sacudio la cabeza con desaprobacion-. Para serle sincero, debo decir que no era mi cliente preferido. Yo intento cuidar a la gente con la que hago negocios. Siempre digo lo mismo: puedes comerciar con alguien un millon de veces, pero solo puedes joderle una vez.
Glenn sonrio, pero no dijo nada mas.
Bella intento que la conversacion avanzara.
– Senor Hegarty, ?alguna vez la senora Wilson, la senora Lorraine Wilson, contacto con usted despues de que Ronnie muriera?
Hegarty dudo un segundo, y sus ojos se movieron con cautela de un policia al otro, como si de repente el riesgo de hablar fuera mayor.
– Si -contesto con decision.
– ?Puede contarnos por que se puso en contacto con usted?
– Bueno, supongo que ahora ya no importa, tambien murio hace tiempo. Pero me hizo prometer que no diria nada, ?sabe?
Recordando las instrucciones que le habia dado Grace, Branson le explico la situacion al hombre con la maxima discrecion.
– Estamos investigando un asesinato, senor Hegarty. Necesitamos tener toda la informacion que pueda facilitarnos.
Hegarty parecio horrorizado.
– ?Un asesinato? No tenia ni idea. Vaya por Dios. ?Quien…? ?Quien es la victima?
– Me temo que de momento no puedo revelarselo.
– No, claro, por supuesto -dijo Hegarty. Se habia quedado blanco-. A ver, dejenme queme organice.-Se quedo un momento pensando-. La cuestion es que vino a verme, supongo que seria hacia febrero o marzo de 2002, o tal vez abril, puedo consultarlo en mis archivos. Me dijo que su marido habia dejado muchisimas deudas al morir y que le habian quitado todo el dinero que tenia y embargado la casa. Me parecio un poco cruel, francamente, perseguir de esa forma a una viuda. -Los miro como buscando apoyo, pero no obtuvo ninguna reaccion-. Me dijo que acababa de descubrir que cobraria un dinero del seguro de vida y le asustaba que sus acreedores tambien se quedaran con el. Al parecer, figuraba como cofirmante en varias garantias personales. Asi que queria convertirlo en sellos, porque penso que serian mas faciles de esconder, y tenia razon. Creo que lo sabia por su marido.
– ?De cuanto dinero estamos hablando? -pregunto Bella.
– Bueno, la primera partida fue de un millon y medio de libras, mas o menos. Y luego recibio la misma cantidad, o un poco mas incluso, unos meses despues, del fondo de compensacion del 11-S, segun me explico.
Branson se alegro de que las cantidades coincidieran con su informacion. Sugeria que Hegarty decia la verdad.
– ?Y le pidio que lo convirtiera todo en sellos? -le pregunto.
– Suena mas facil de lo que fue -dijo-. Ese tipo de gasto llama la atencion, ?saben? Asi que le servi de pantalla para realizar las compras. Reparti el dinero por el mundo de los sellos, dije que estaba comprando para un coleccionista anonimo. No es inusual. De unos anos para aca los chinos se han vuelto locos por los sellos de calidad; lo unico malo es que algunos comerciantes les cuelan basura. -Levanto un dedo aleccionador-. Incluso algunos de los comerciantes mas respetados.
– ?Podria proporcionarnos una lista de todos los sellos que le vendio a la senora Wilson? -pregunto Bella.
– Empezaria despues del partido de tenis. Podria tenerlo esta tarde sobre la hora del te. ?Les parece bien?
– Perfecto -dijo Branson.
– Y lo que nos seria sumamente util -anadio Bella- es que pudiera darnos una lista de todas las personas que dispusieran del dinero para comprarlos mas adelante, cuando la senora Wilson necesitara dinero en efectivo.
– Puedo darles los nombres de los comerciantes -dijo-. Y de algunos coleccionistas privados como yo. No somos tantos como antes. Me temo que bastantes de mis viejos amigos de este mundo ya han muerto.
– ?Conoce algun comerciante o coleccionista en Australia? -pregunto Bella.
– ?En Australia? -Fruncio el ceno-. Si, espere un momento. Por supuesto, habia alguien a quien Ronnie conocia de Brighton que emigro alli, hara algunos anos, a mediados de los noventa. Se llamaba Skeggs, Chad Skeggs. Siempre ha comerciado a lo grande. Dirige un servicio de venta por correo desde Melbourne. Me manda un catalogo de vez en cuando.
– ?Alguna vez le ha comprado algo? -pregunto Glenn.
Hegarty nego con la cabeza.
– No, no es de fiar. Una vez me timo. Le compre unos sellos australianos anteriores a 1913, creo recordar, pero no estaban ni mucho menos en el estado que me dijo por telefono. Cuando me queje, me dijo que lo demandara. - Hegarty levanto las manos, desesperado-. No merecia la pena por lo que habia pagado y el lo sabia. Unas dos mil libras, las costas legales habrian ascendido a mas. Me asombra que el tipo siga en el negocio.
– ?Se le ocurre alguien mas en Australia? -pregunto Bella.
– Les dire que voy a hacer, les dare una lista completa esta tarde. ?Quieren volver sobre las cuatro?
– Estupendo, gracias, senor -dijo Branson.
Mientras se levantaban, Hegarty se inclino hacia delante para hablarles con complicidad, como para que solo le escucharan ellos.
– Supongo que no podran ayudarme -dijo-. Hara un par de dias me pillo uno de sus radares, en Old Shoreham Road. No podrian hablar con alguien, ?verdad?
Branson lo miro, estupefacto.
– Me temo que no, senor.
– Ah, bueno, no se preocupe. Era por preguntar, nada mas.
Les ofrecio una sonrisa arrepentida.
87
Octubre de 2007
Abby iba en el asiento trasero del taxi, releyendo un mensaje nuevo que acababa de recibir. Le levanto el animo y la hizo sonreir. «Recuerda… Trabaja como si no necesitaras el dinero. Ama como si nunca te hubieran hecho dano. Baila como si nadie te mirara.»
El conductor tambien le levanto el animo. Antes era boxeador, le conto. Nunca llego a profesional, pero ahora entrenaba un poco para fomentar el deporte entre los jovenes. Tenia la cara aplastada tipica de los boxeadores, penso ella, como si se hubiera dado un golpe contra una pared de hormigon en algun momento de su vida, en plena cara, a ciento sesenta kilometros por hora. Mientras volvian de la tercera residencia que habia visitado aquella manana, el taxista le conto que su anciana madre tenia problemas de salud, pero que no podia permitirse uno de estos centros.
A Abby no se le ocurrio ninguna cita para responder el mensaje, asi que simplemente escribio: «?Pronto! Estoy impaciente. Te echo muuuucho de menos. Besos!».
Pasaban unos minutos de la una de la tarde cuando se detuvieron delante del bloque de pisos de su madre. Abby miro a su alrededor para comprobar si veia a Ricky, pero parecia que no habia moros en la costa. Le pidio al conductor que esperara y no parara el taximetro. Los dos primeros lugares que habia visto esta manana eran horribles, pero el tercero estaba bien y, lo que era mas importante, parecia seguro. Lo mejor de todo era que