dificiles sobre la procedencia y la cadena de titulo.

– Tengo unos sellos que me interesa vender -dijo.

– ?Los tiene aqui?

Abby se los entrego. La mujer dejo a un lado el periodico y echo una mirada rapida a los sellos.

– Que bonitos -dijo, en tono agradable-. Hacia tiempo que no veia estos del puerto de Sydney. Dejeme que compruebe algunas cosas. ?Le parece bien que me los lleve adentro?

– Adelante.

La mujer fue hacia una puerta abierta y se sento a un escritorio en el que habia una lupa grande. Abby la observo colocar los sellos sobre la mesa y luego comenzar a examinar cada uno detenidamente.

Ella miro la portada del Argus. El titular decia: Segunda mujer asesinada vinculada a victima del 11-s.

Entonces vio las fotografias que habia debajo. Y se quedo helada.

La mas pequena mostraba a una mujer rubia pero de aspecto severo, de unos veintitantos anos, mirando seductoramente a la camara como si quisiera acostarse con quien estaba detras. El pie de foto decia: «Joanna Wilson». La fotografia mas grande mostraba a otra mujer de unos treinta y tantos anos. Tenia el pelo rubio y ondulado y era atractiva, lucia una sonrisa amplia y agradable, aunque habia algo un poco chabacano en ella, como si tuviera dinero pero no demasiado estilo. El nombre que figuraba debajo de la fotografia era Lorraine Wilson.

Pero la instantanea que contemplaba Abby era la del hombre que aparecia en el centro. Totalmente absorta miro su rostro, luego su nombre, Ronald Wilson, luego su rostro de nuevo. Leyo su nombre otra vez y leyo el primer parrafo:

Ha sido identificado el cadaver de la mujer de 42 anos hallado hace cinco semanas en el maletero de un coche en un rio a las afueras de Geelong, cerca de Melbourne, Australia. Se trata de Lorraine Wilson, viuda del empresario de Brighton Ronald Wilson, uno de los 67 ciudadanos britanicos que fallecieron en el World Trade Center el 11- S.

Abby echo otra ojeada. Era como si, de repente, alguien hubiera apagado una luz en su interior. Luego siguio leyendo:

El viernes pasado, en el centro de Brighton, unos obreros que excavaban los cimientos para la urbanizacion Nueva Inglaterra hallaron los restos oseos de Joanna Wilson, de 29 anos. Era la primera mujer de Wilson, ha confirmado al Argus esta manana la inspectora Elizabeth Mantle, investigadora jefe del Departamento de Investigacion Criminal de Sussex.

La policia de Sussex esta desconcertada por las pruebas que indican que el cuerpo de Lorraine Wilson llevaba aproximadamente dos anos en el rio Barwon. Como informo este periodico en su momento, se creia que la senora Wilson se habia suicidado en noviembre de 2002, cuando desaparecio del ferry de Newhaven a Dieppe durante una travesia nocturna, aunque el juez de instruccion consigno en aquel entonces que no habian podido esclarecerse las circunstancias de lo ocurrido.

La inspectora Mantle ha declarado que las investigaciones sobre su «suicidio» se reabriran de inmediato.

Abby miro otra vez cada una de las fotografias, pero sus ojos volvieron a posarse en el hombre del centro. De repente, el suelo parecio inclinarse. Dio un par de pasos hacia la izquierda, para evitar caerse, y se agarro al borde de la mesa. Era como si las paredes se movieran, girando a su alrededor.

– ?Se encuentra bien? ?Hola? -le pregunto una voz incorporea.

Vio a la mujer, la comerciante de sellos rubia, de pie en la puerta. Abby la vio pasar por delante de ella como si fuera la encargada del tiovivo de un parque de atracciones. Entonces volvio a aparecer.

– ?Quiere sentarse? -dijo la voz.

El tiovivo estaba frenando. Abby temblaba y sudaba a la vez.

– Estoy bien -dijo, respirando entrecortadamente y mirando de nuevo el periodico.

– Una historia interesante -dijo la mujer, senalando el diario con la cabeza. Luego volvio a mirarla, preocupada-. Estaba en el negocio de los sellos. Yo lo conocia.

– Ah.

Abby volvio a mirar la fotografia. Apenas oyo las palabras de la mujer mientras le ofrecia 2.350 libras por los sellos. Cogio el dinero, en metalico, en billetes de cincuenta libras, y se los guardo apretujados en los bolsillos.

105

Octubre de 2007

Aturdida, Abby salio a la calle. Su telefono comenzo a sonar, pero ella ni se dio cuenta hasta pasados unos momentos.

– ?Si? ?Diga? -solto.

Era Ricky. Apenas le oia por culpa del rugido del trafico.

– Espera -dijo, y corrio por la calle bajo la lluvia hasta que encontro un portal cubierto. Se metio debajo y dijo-: Lo siento, ?que has dicho?

– Estoy preocupado por tu madre.

Abby necesito un momento para responder. Para tragarse el sollozo que notaba en la garganta. Para ralentizar su respiracion.

– Por favor -dijo jadeando-. Dime donde esta, Ricky, o devuelvemela.

– Necesita su medicacion, Abby.

– La conseguire. Tu dime donde tengo que llevarla.

– No es tan sencillo.

Un autobus se detuvo detras de una hilera de trafico justo delante de ella. El ruido del motor dificulto poder hablar o escuchar. Volvio a salir a la lluvia, subio la calle corriendo y se metio debajo de la entrada de una tienda. No le gustaba la forma como Ricky habia dicho «no es tan sencillo».

De repente, le entro un panico terrible por si su madre habia muerto. ?La habia matado el espasmo, desde que habian hablado hacia solo un rato?

Se echo a llorar, no pudo evitarlo. Por la impresion que le habia causado lo que acababa de leer y ahora esto, estaba absolutamente perdida.

– ?Esta bien? Por favor, solo dime si esta bien.

– No, no esta bien.

– Pero esta viva.

– De momento.

Entonces la llamada termino.

– ?No! -grito-. ?No! ?Por favor!

Se quedo apoyada en la puerta de la tienda, sin importarle si alguien en su interior la observaba o no. Le escocian los ojos por la lluvia y las lagrimas, casi la cegaban, pero no tanto como para impedirle ver un coche pequeno marron que paso despacio delante de ella.

Dentro habia dos hombres, el que estaba sentado en el asiento del copiloto hablaba por telefono. Los dos tenian el pelo corto: uno iba totalmente rapado y el otro lo llevaba al uno. Tipos de aspecto militar. O policial.

La miraron igual que los dos hombres que habia visto pasar en el coche azul antes de entrar en Hawkes. El tiempo que llevaba huyendo habia aguzado su conciencia de todo lo que sucedia a su alrededor. Habia algo en esos coches que le daba mala espina.

Los dos con el copiloto al telefono.

Los dos la habian mirado al pasar por delante de ella.

?Habia llamado Hugo Hegarty a la policia? ?La estaban vigilando?

Los dos coches avanzaban entre el trafico denso hacia el sur. ?Habia mas? ?Hacia el norte? ?Policias a pie?

Miro freneticamente en todas direcciones, luego corrio hacia arriba, giro a la izquierda en un callejon y paso por delante de una hilera de cubos de basura malolientes. Al otro lado de la siguiente calle vio un callejon que subia entre dos casas. Miro un momento hacia atras, pero no vio que la siguiera nadie, asi que se adentro en aquel espacio estrecho. La lluvia empezaba a amainar un poco. Su mente iba a mil por hora. Conocia esta zona como la

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