desperto.

El mackintosh que lamia la mano del Mayor, salto tambien a doce pies de alto al escuchar el grito del Mayor, y se alejo, resentido, haciendo '?Pssh!'

– ?Pobre! -dijo el mayor-; lo asuste.

– Pero es a usted a quien asustaron, mi querido -dijo Zizanie-. Es idiota su mackintosh.

– Es tan joven -suspiro el Mayor-. Me ama tanto. ?Pero, Dios mio, usted me ha dicho 'mi querido'!

– Si, disculpeme -dijo Zizanie-. Me desperte sobresaltada, sabe.

– ?No se disculpe! -dijo el Mayor en un murmullo ferviente-. Soy su cosa.

– ?Durmamos, mi cosa! -concluyo Zizanie volviendo a tomar una posicion comoda.

Capitulo XIV

Antioche, solo, acababa de recibir a un trio de retrasados que incluia, ?oh maravilla!, a una esplendida pelirroja de ojos verdes. La otra fraccion del trio, un tipo y una tipa sin interes, se alejaba ya hacia el bar. Antioche invito a la pelirroja.

– ?No conoce a nadie aqui? -dijo.

– ?No! -dijo la hermosa pelirroja-; ?y usted?

– ?No a todo el mundo, desgraciadamente! -suspiro Antioche apretandola contra su corazon de manera insistente.

– ?Me llamo Jacqueline! -dijo ella tratando de insinuar uno de sus muslos entre las piernas de Antioche, que actuo en consecuencia y la beso en la boca durante todo el final del disco; era Baseball after midnight, uno de los ultimos exitos de Crosse y Blackwell.

Antioche bailo las dos piezas siguientes con su nueva companera, a la que se cuidaba de no dejar durante los cortos lapsos que separaban el fin de un disco y el comienzo del siguiente.

Se disponia a bailar el tercero cuando un buen mozo con traje pata de pollo, vino hasta el con aire inquieto y lo arrastro al primer piso.

– ?Mire! -dijo mostrandole la puerta de los water-closets-. Los gabinetes desbordan.

Trato de alejarse.

– ?Un minuto!… -dijo Antioche reteniendolo por la manga-. Venga conmigo. No es divertido estar solo.

Entraron en el buen-retiro. En efecto, desbordaban. Se distinguian perfectamente las pelotas de diarios que rodaban.

– Entonces si es asi -dijo Antioche arremangandose-, vamos a destapar. ?Arremanguese!

– Pero… usted ya esta listo…

– ?No! Es para romperle la jeta si no esta terminado de aqui a cinco vueltas de minutero. Comprende -agrego Antioche-, no es a un viejo circunloquio como yo que se le ensena a doblar el cabo de Hornos…

– ?Ah?… -dijo el otro hundiendo sus dedos en algo blando que adornaba el fondo del sifon, lo que lo hizo temblar de pies a cabeza y ponerse instantaneamente blanco cremoso.

– Tiene un lavatorio a su derecha… -agrego Antioche en el momento en que el desdichado se levantaba bajo la ventana que su verdugo acababa de abrir. La ventana sintio el golpe y el craneo tambien.

Despues Antioche volvio a bajar.

Como era de esperarse, Jacqueline estaba en el buffet, rodeada por dos individuos que luchaban por servirle de beber. Antioche tomo el vaso que habian logrado llenar y lo tendio a Jacqueline.

– ?Gracias! -dijo ella sonriendo y siguiendolo al medio de la pista que, por milagro, Corneille acababa de abandonar.

El la abrazo nuevamente. Los dos, que habian quedado en el buffet, ponian caras insolentes.

– ?Mire eso!… -bromeo Antioche-. ?Todavia tiene placenta en las narices y quiere ganarle a un profesional de mi categoria!…

– ?Si? -respondio Jacqueline, sin comprender bien-. ?Oh! ?Quien es ese?

Fromental acababa de aparecer en la puerta del salon.

Capitulo XV

Felizmente Mushrooms in my red nostrils empezaba, y la batahola de los bronces cubrio el rugido provocador del desdichado; se arrastro hasta el buffet y vacio dos tercios de un botellon de gin antes de tomar aliento.

Olvidando todo de golpe, paseo sobre la asistencia una sonrisa tonta, de cabra que hubiera descubierto heno en sus pezunas.

Descubrio en un rincon de la sala a una pequena rubia escotada hasta la punta de los senos y se dirigio hacia ella con paso seguro. Sin esperarlo ella alcanzo la puerta. La siguio, corriendo detras, pegando de tanto en tanto un salto de dos metros siete de altura para atrapar una mariposa amarilla. Ella se perdio -no para todo el mundo- en un macizo de laurel y las ramas se cerraron sobre Fromental, que la habia seguido.

Capitulo XVI

Al cabo de media hora de sueno, el Mayor, sacado de su sopor por un rugido lejano -fue en el momento en que Fromental penetro en el salon- se desperto bruscamente. Zizanie se desperto tambien.

La miro con amor y constato que su vientre se redondeaba en proporciones alarmantes.

– ?Zizanie! -grito-. ?Que pasa?

– ?Oh!, ?querido! -dijo ella-, ?es posible que usted se comporte de esa manera al dormir y que eso no le deje recuerdos?

– ?Que cosa! -dijo trivialmente el Mayor-, no note nada. Excuseme, mi amor, pero va a ser necesario regularizar.

El Mayor era muy ingenuo para las cosas del amor e ignoraba que se necesitan por lo menos diez dias para que empiece a notarse.

– Es muy simple -dijo Zizanie-. Hoy es jueves. Son las siete. Antioche va a ir a pedir mi mano para usted, a mi tio que esta en su escritorio.

– ?No me tuteas, mi esplendor gregoriano? -dijo el Mayor, emocionado hasta las lagrimas y al que un temblor irregular agitaba desde el hombro hasta el isquion.

– Pero si, mi querido -respondio Zizanie-. Despues de todo he reflexionado bien…

– Es de locos lo que uno puede hacer durmiendo -interrumpio el Mayor.

– He reflexionado bien y pienso que jamas podria encontrar un marido mejor…

– ?Oh, angel de mi vida! -exclamo el Mayor-…Al fin tu me has tuteado. ?Pero por que no pedirle directamente la mano a tu padre?

– No tengo.

– ?Pero es alguno de los tuyos?

– Es el hermano de mi madre. Pasa la vida en su escritorio.

– ?Y tu tia que dice?

– No se preocupa. Tampoco le permite vivir con el. Ella vive en un pequeno departamento donde, a veces, se reunen.

– Condenada -dijo el mayor.

– Yo preferiria bis-sobrina [5]… -murmuro Zizanie frotandose contra el-, ya que es mi tio.

El Mayor noto con un placer muy poco disimulado que tres botones saltaron y casi dejan tuerta a Zizanie.

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