le echara un vistazo, empenado en demostrar que el desconocido habia sido una persona real, un hombre que tenia un nombre, una edad, un lugar de nacimiento. Esto hacia que todo resultara muy concreto, dijo. Si el hombre hubiese sido anonimo, tal vez habria sido posible pensar en el como en un monstruo, imaginar que merecia morir, pero el pasaporte le desmitificaba, le mostraba como un hombre igual a cualquier otro. Ahi estaban sus datos, el perfil de una vida real. Y ahi estaba su foto. Increiblemente, el hombre
Asi que Maria abrio el pasaporte, pensando ya en lo que le diria a Sachs, buscando unas palabras que le tranquilizaran, y miro la foto fugazmente. Luego la miro de nuevo, llevando los ojos una y otra vez del nombre a la fotografia, y de repente (asi fue como me lo conto el ano pasado) sintio que su cabeza estaba a punto de estallar. Esas fueron las palabras exactas que utilizo para describir lo sucedido: “Senti que mi cabeza estaba a punto de estallar.”
Sachs le pregunto que pasaba. Habia visto el cambio en su expresion y no lo entendia.
– Dios santo -dijo ella.
– ?Estas bien?
– Esto es una broma, ?no? No es mas que un estupido chiste, ?verdad?
– No te entiendo.
– Reed Dimaggio. Esta es una foto de Reed Dimaggio.
– Eso es lo que dice ahi. No tengo ni idea de si es un nombre real.
– Le conozco.
– ?Que?
– Le conozco. Estaba casado con mi mejor amiga. Yo asisti a su boda. Le pusieron mi nombre a su hija.
– Reed Dimaggio.
– Solo hay un Reed Dimaggio. Y esta es su foto. La estoy mirando ahora mismo.
– Eso no es posible.
– ?Crees que me lo estoy inventando?
– El hombre era un asesino. Le disparo al muchacho a sangre fria.
– Me da igual. Le conozco. Estaba casado con mi amiga Lillian Stern. De no ser por mi, no se habrian conocido.
Ya era casi de dia, pero continuaron hablando todavia durante varias horas mas, siguieron levantados hasta las nueve o las diez de la manana mientras Maria le contaba su historia con Lillian Stern. Sachs, cuyo cuerpo se habia ido desmoronando por el agotamiento, encontro fuerzas renovadas y se nego a acostarse hasta que ella hubiese terminado. Oyo hablar de la infancia de Maria y Lillian en Massachusetts, de su traslado a Nueva York despues de terminar sus estudios en el instituto, del largo periodo en el que perdieron contacto, de su inesperado reencuentro en el portal de la casa de Lillian. Maria le explico la historia de la libreta de direcciones, desenterro las fotografias que le habia hecho a Lillian y las extendio en el suelo ante el, le conto su experimento de cambiar de identidad. Esto habia llevado directamente a que Lillian conociese a Dimaggio, le dijo, y a la apasionada relacion amorosa que siguio. Maria nunca le habia conocido muy bien y, excepto que le agrado, no podia decir mucho acerca de el. Solo recordaba unos cuantos detalles al azar. Por ejemplo que habia combatido en Vietnam, pero ya no tenia claro si habia sido llamado a filas o se habia alistado voluntario. Debieron de licenciarle a principios de los anos setenta, sin embargo, ya que sabia con certeza que habia ido a la universidad con una beca especial para los soldados y cuando Lillian le conocio en 1976 ya habia terminado la carrera de letras y estaba a punto de irse a Berkeley como estudiante graduado en historia americana. En total le habia visto cinco o seis veces, y varios de esos encuentros habian tenido lugar al principio, justo cuando el y Lillian se estaban enamorando. Lillian se marcho a California con el al mes siguiente, y despues de eso Maria solo le vio en dos ocasiones: en la boda en 1977 y despues del nacimiento de su hija en 1981. El matrimonio termino en 1984. Lillian hablo varias veces con Maria durante el periodo de la separacion, pero desde entonces sus contactos habian sido irregulares. Con intervalos cada vez mas largos entre cada llamada.
Nunca habia visto ninguna crueldad en Dimaggio, dijo, nada que sugiriese que fuese capaz de hacerle dano a nadie, y mucho menos de dispararle a un desconocido a sangre fria. No era un criminal, era un estudiante, un intelectual, un profesor, y el y Lillian habian vivido una vida bastante aburrida en Berkeley. El daba clases como adjunto en la universidad y trabajaba en su tesis doctoral; ella estudiaba arte dramatico, tuvo varios trabajos a tiempo parcial y actuaba en montajes teatrales y peliculas de estudiantes. Los ahorros de Lillian les ayudaron durante los dos primeros anos, pero despues el dinero escaseaba y con mucha frecuencia llegar a fin de mes era una proeza. Ciertamente no se podia decir que fuese la vida de un delincuente, dijo Maria.
Tampoco era la vida que ella habia imaginado que su amiga elegiria. Despues de los alocados anos de Nueva York, parecia extrano que Lillian se hubiese emparejado con alguien como Dimaggio. Pero ya habia pensado en dejar Nueva York, y las circunstancias de su encuentro habian sido tan extraordinarias (tan “arrebatadoras”, como dijo Maria) que la idea de marcharse con el debio de parecerle irresistible, no tanto una eleccion como una obra del destino. Es verdad que Berkeley no era Hollywood, pero tampoco Dimaggio era un raton de biblioteca con gafas de montura metalica y el pecho hundido. Era un hombre joven, fuerte y guapo, y la atraccion fisica no debio de ser ningun problema. Igualmente importante, el era mas inteligente que nadie que ella hubiese conocido: hablaba mejor y sabia mas, y tenia opiniones acerca de todos los temas. Lillian, que no habia leido mas de dos o tres libros en su vida, debio de quedar subyugada por el. Maria opinaba que probablemente penso que Dimaggio la transformaria, que el mero hecho de conocerle la libraria de su mediocridad y la ayudaria a hacer algo de si misma. Llegar a ser estrella de cine era solamente un sueno infantil. Tal vez tenia el fisico adecuado, puede que incluso tuviera suficiente talento, pero, como Maria le explico a Sachs, Lillian era demasiado perezosa para conseguir su objetivo, demasiado impulsiva para perseverar y concentrarse, demasiado carente de ambicion. Cuando le pidio consejo a Maria, esta le dijo francamente que se olvidase del cine y se agarrase a Dimaggio. Si el estaba dispuesto a casarse con ella, debia apresurarse a aceptar. Y eso es exactamente lo que Lillian hizo.
Que Maria supiese, el matrimonio parecia ir bien. Lillian nunca se quejaba, por lo menos, y aunque Maria empezo a tener algunas dudas despues de su visita a California en 1981 (encontro a Dimaggio adusto y dominante, carente de sentido del humor), lo atribuyo a la agitacion de la primera paternidad y se guardo sus pensamientos. Dos anos y medio despues, cuando Lillian la llamo para anunciarle su inminente separacion, Maria se sorprendio. Lillian afirmo que Dimaggio estaba saliendo con otra mujer, pero luego, en la frase siguiente, menciono algo acerca de que su pasado “la habia alcanzado”. Maria siempre habia supuesto que Lillian le habia contado a Dimaggio cual habia sido su vida en Nueva York, pero al parecer nunca habia llegado a hacerlo y, una vez que se trasladaron a California, decidio que seria mejor para ambos que no lo supiera. Una noche, cuando ella y Dimaggio estaban cenando en un restaurante de San Francisco, un antiguo cliente de ella se sento en la mesa de al lado. El hombre estaba borracho y, despues de que Lillian se negase a darse por enterada de sus miradas, sonrisas y detestables guinos, se levanto e hizo en voz alta unos comentarios insultantes, revelando su secreto alli mismo delante de su marido. Segun Lillian le conto a Maria, Dimaggio se puso furioso cuando llegaron a casa. La tiro al suelo de un empujon, le dio patadas, arrojo los cacharros de cocina contra la pared, la llamo “puta” a gritos. Si la nina no se hubiese despertado, dijo ella, posiblemente la habria matado. Al dia siguiente, cuando volvio a hablar con Maria, Lillian ni siquiera menciono este incidente. Esta vez su historia era que Dimaggio “se habia vuelto muy extrano”, que se trataba con “un punado de radicales idiotas” y que estaba “insoportable”. Asi que al final se habia hartado de el y le habia echado de casa. Con esa ya eran tres versiones diferentes, dijo Maria; un ejemplo tipico de como se enfrentaba Lillian a la verdad. Una de las historias podia ser autentica. Incluso era posible que lo fuesen todas, pero era igualmente posible que las tres fuesen falsas. Con Lillian nunca se sabia, le explico a Sachs. Tal vez Lillian le habia sido infiel a Dimaggio y el la habia dejado plantada. Quiza habia sido asi de sencillo. O quiza no.
Nunca se divorciaron oficialmente. Dimaggio, que habia terminado su doctorado en 1982, llevaba dos anos dando clases en una pequena universidad privada de Oakland. Despues de la ruptura final con Lillian (en el otono de 1984), se traslado a un apartamento de una sola habitacion en el centro de Berkeley. Durante los nueve meses siguientes fue todos los sabados a recoger a la pequena Maria para pasar el dia con ella. Siempre llegaba puntualmente a las diez de la manana y siempre la devolvia a las ocho de la noche. Luego, despues de casi un ano de esta rutina, un buen dia no se presento. No dio ninguna excusa, ninguna explicacion. Lillian llamo a su apartamento varias veces durante los dos dias siguientes, pero nadie contesto. El lunes trato de localizarle en su trabajo, y cuando nadie cogio el telefono en su despacho, volvio a marcar y pregunto por la secretaria del