?algo que entendia claramente y sin dificultades! Trembler le trajo una taza de te a las cinco, y de vez en cuando salia a la tienda para atender a algun cliente.
– ?Que es lo que vendeis mejor? -pregunto Sally. -Placas fotograficas y productos quimicos. El senor Fred compro estereoscopios a unos grandes almacenes, hace algunos meses, cuando consiguio reunir algo de dinero por un invento. Pero no se venden. Lo que la gente quiere son las imagenes que se pueden ver con estos aparatos y el casi no ha hecho ninguna.
– Entonces deberia hacer algunas.
– ?Por que no se lo dice usted? Yo lo he intentado miles de veces, pero no quiere escucharme.
– ?Que tipo de imagenes prefiere la gente?
– Los paisajes les encantan. Los paisajes estereoscopicos son muy diferentes de los normales. Despues, las escenas humoristicas, sentimentales, romanticas, religiosas… y las peligrosas. Y tambien las mas sobrias, no crea. Pero el no quiere saber nada de todo esto. Dice que son vulgares.
Cuando Frederick regreso, a las seis, Sally ya habia empezado a elaborar un completo estado de cuentas, exponiendo con precision lo que habia ganado y gastado durante los ultimos seis meses, desde que Webster Garland se habia ido a Egipto.
– ?Magnifico! -exclamo alegremente mientras dejaba su camara y la tienda de revelado, antes de cerrar la puerta del comercio.
– Aun tardare un dia mas en tenerlo todo en orden -dijo Sally-. Y me tendras que explicar lo que dicen estas notas. ?Lo has escrito tu?
– Me temo que si. Pero… ?en general, como esta todo? ?Esta bien o mal? ?Estoy arruinado?
– Debes intentar que te paguen las facturas a tiempo. Te deben sesenta y seis libras y siete chelines desde hace meses, y veinte guineas del mes pasado. Si lo cobras, podras pagar casi todo lo que debes. Pero debes hacerlo correctamente y llevarlo todo bien contabilizado.
– No tengo tiempo.
– Pues debes buscarlo. Es importante.
– Es demasiado aburrido.
– Entonces paga a alguien para que te lleve la contabilidad. Debes hacerlo, o te arruinaras. En realidad no necesitas mas dinero, solo tienes que arreglartelas con lo que tienes. Y creo que puedo encontrar diferentes formas de incrementar los ingresos, en algunos casos.
– ?A ti te gustaria este trabajo?
– ?A mi?…
La mirada del chico mostraba que su propuesta iba en serio. Sus ojos eran verdes; Sally nunca se habia fijado antes.
– ?Por que no? -dijo el.
– Yo… no, no lo se -contesto ella-. He hecho esto hoy porque… tenia que hacerse. A cambio de que me ayudaras a solucionar… Pero lo que quiero decir es que necesitas un asesor profesional. Alguien que, no se, que pudiera hacerse cargo de la parte empresarial del negocio…
– Bueno, ?te quieres hacer cargo tu?
Ella dijo que no con la cabeza; luego se encogio de hombros y, al final, acabo aceptando, y rapidamente se encogio de hombros de nuevo. El se rio y la chica se ruborizo.
– Mira -dijo Fred-, me parece que eres justo la persona que necesitaba para hacer este trabajo. Despues de todo, tendras que arreglar tu situacion. No puedes vivir de unos ingresos tan escasos… ?O es que quiza te gustaria ser institutriz?
La chica se estremecio y exclamo con contundencia:
– ?No!
– ?O enfermera o cocinera o algo similar? Pues claro que no. Lo tuyo es esto y parece que ademas eres especialmente buena haciendolo.
– Me encanta este trabajo.
– Bien, ?y entonces por que dudas?
– De acuerdo. Lo… lo hare. Y gracias.
Se dieron la mano y acordaron las condiciones. En un primer momento, Sally recibiria como paga el alojamiento y la manutencion gratis. Ella misma puntualizo que no cobraria dinero hasta que tuvieran ingresos. Y cuando la empresa empezara a tener beneficios, percibiria quince chelines a la semana.
Despues de establecer las condiciones, Sally se sintio rebosante de alegria; y para celebrar el acuerdo al que habian llegado, Frederick pidio que trajeran un pastel de carne caliente de la carniceria que habia en la esquina. Lo dividieron en cuatro partes, guardando un trozo para Rosa, y se sentaron a la mesa de trabajo del laboratorio para comerselo. Trembler preparo cafe. Mientras se lo bebia, Sally se pregunto que era lo que hacia que esa casa fuera diferente de las demas. No era solo que no fregaran los platos, o que comieran en la mesa del laboratorio a unas horas un poco raras. Trataba de encontrar una respuesta, sentada en una vieja butaca con el asiento hundido, al lado de la estufa, en la cocina. Trembler estaba leyendo el periodico en la mesa y Frederick silbaba suavemente mientras manipulaba productos quimicos en un rincon. Sally aun no habia logrado la respuesta cuando, mucho mas tarde, llego Rosa, que estaba muerta de frio e hizo un ruido tremendo al entrar. Trajo euforica, una pina enorme. Desperto a Sally (que se habia dormido sin darse cuenta) y regano a los otros dos por no haberle mostrado su habitacion. Aun estaba pensando lo que tenia de especial esa casa mientras se metia en la cama, pequena y estrecha, temblando, tapandose rapidamente con las mantas: y fue justo antes de dormirse, cuando por fin dio con la respuesta. «Por supuesto -penso-. No trataban a Trembler como si fuera un criado. Y no me tratan a mi como si fuera una nina. Somos todos iguales. Eso es lo extrano…»
Un viaje a Oxford
La senora Holland se entero de la muerte de Henry Hopkins por una de sus compinches, una mujer que se traia entre manos asuntos turbios en el asilo de pobres de St. George, una o dos calles mas abajo. Esa mujer se habia enterado por una chica de la fabrica de su pension, que tenia un hermano barrendero que trabajaba en la misma calle que el agente de periodicos, cuya prima habia hablado con el hombre que habia encontrado el cuerpo. Asi es como las noticias de los crimenes se propagaban de un sitio a otro en Londres. La senora Holland se quedo casi sin habla de la rabia que sintio por la incompetencia de Hopkins. ?Dejarse matar de esa forma, con tanta facilidad! Por supuesto, la policia seria incapaz de seguir la pista del asesino; pero ella si tenia la intencion de encontrarlo. La noticia se difundio por todas partes, filtrandose como el humo a traves de callejones y patios, calles, muelles y darsenas: la senora Holland, del Muelle del Ahorcado, ofrecia una generosa recompensa a quien averiguara quien habia matado a Henry Hopkins. Lanzo la oferta y espero. Sin duda, algo tenia que suceder; y no iba a pasar mucho tiempo.
Ya habia un ciudadano que se sentia acorralado por la senora Holland, y se trataba de Samuel Selby. La carta que ella le mando lo cogio por sorpresa. Selby estaba convencido de que no podia hacerle chantaje; de hecho, ya se habia asegurado totalmente de esconder cualquier posible pista. Y ademas, esa carta procedia de Wapping…
Estuvo uno o dos dias aterrorizado, aunque luego reflexiono de nuevo. En esa carta, realmente, se decian cosas de las que nunca nadie deberia haberse enterado. Pero habia aun mas cosas que lo incriminaban y no se mencionaban… ?Donde estaban las pruebas? ?Y las facturas, los conocimientos de embarque, los documentos de los barcos que le hundirian definitivamente? No habia ni rastro de todo eso.
«No -penso-, quiza sabe menos de lo que parece. Pero sera mejor que lo compruebe…»
Asi pues, escribio una carta:
Samuel Selby
Agente maritimo
Cheapside
Martes, 29 de octubre de 1872
Sra. M. Holland