irnos. Gracias por la comida. Estaremos de vuelta… ?dentro de un rato! Se fue con Frederick, y Rosa se quedo sentada, pensativa, durante unos instantes.

– Gemelos identicos -dijo ella-. ?Que oportunidad!… ?Cielo santo! ?Que tarde es! No llegare a tiempo… El senor Toole se pondra furioso…

El senor Toole era el actor director con el que estaba ensayando y al parecer era muy estricto con la puntualidad y con todo tipo de normas. Se echo la capa por encima y se fue rapidamente.

Trembler volvio al patio y Sally se quedo sola. La casa estaba ahora vacia y tranquila.

El reverendo Bedwell se habia dejado el periodico y Sally lo cogio para mirar anuncios. La Compania Estereografica de Londres habia puesto a la venta nuevos retratos del senor Stanley, el famoso explorador, y el ultimo retrato del doctor Livingstone. Su oferta incluia fotografias sobre mas temas, pero no habian pensado en escenas dramaticas o historias explicadas en fotografias. Tendrian el mercado para ellos solos.

Entonces su mirada se detuvo en un pequeno anuncio en la seccion de anuncios particulares.

DESAPARECIDA. Desaparecida, desde el martes, 29 de octubre, una JOVEN de 16 anos; delgada, de pelo rubio y ojos marrones; llevaba un vestido negro de muselina y una capa negra, o un vestido verde obscuro holandes, y zapatos con hebillas de laton. Se llevo una maleta pequena de piel negra, con las iniciales V. L. Les agradeceremos cualquier informacion que puedan aportar. Referencia: Sr. Temple, de Temple & King, Lincoln's Inn.

De repente, Sally sintio un escalofrio, como si todos los habitantes de Londres la estuvieran buscando. ?Tendria que cambiar de ropa! Y no salir mucho de casa, aunque no iba a poder esconderse para siempre; seguramente, Londres era lo suficientemente grande para pasar desapercibida…

El problema era que ella no sabia hasta que punto se podia fiar del senor Temple. Parecia un buen hombre y la verdad es que su padre habia confiado plenamente en el, excepto en lo de las diez mil libras que faltaban (?donde diablos podrian estar?); pero eso no era suficiente para que ella tambien lo hiciera.

El abogado ya debia de haber averiguado que se habia marchado de la casa de la senora Rees; quiza la preocupacion del abogado por ella lo habia llevado incluso a pedir su tutela en el tribunal de menores… ?Y eso que implicaria? Que tendria aun menos libertad que antes.

No, un dia iria a ver al senor Temple y se lo explicaria todo; pero, hasta entonces, se quedaria con los Garland y se esconderia.

Pero ?por cuanto tiempo podria estar alli, sin dinero?

Tanto como quisiera, si trabajaba para conseguirlo.

Frego los platos y se sento para escribir una serie de anuncios, con la intencion de enviarlos a los periodicos mas importantes. Eso la volvio a animar. Luego aparecio un cliente que queria hacerse un retrato con su prometida, y Sally siguio el ejemplo de Trembler y consiguio venderle un estereoscopio. Pronto tendrian la mejor seleccion de estereografias de Londres, le comento ella. El hombre se fue impresionado.

Pero de nuevo se encontro inmersa en la Pesadilla: el calor agobiante, la obscuridad, el miedo atroz que le era tan familiar… Y otra vez lo nuevo: las voces…

– ?Donde esta?

– ?No esta conmigo! Se lo ruego… Por el amor de Dios, lo tiene un amigo…

– ?Que vienen! ?Deprisa!

Voces que podia entender perfectamente, aunque no hablaban en ingles… Una sensacion muy extrana, como si pudiera ver a traves de las paredes. ?Pues claro que si! ?Era indostani! Su padre y ella lo habian utilizado como lenguaje secreto cuando era pequena. ?Que podia ser lo que tenia un amigo? ?Quiza el rubi? Era imposible saberlo. Y el rostro de su padre, tan joven, tan valiente; y la voz que ahora, despues de ese desolador dia de Swaleness, sabia que pertenecia al comandante Marchbanks…

Se sintio invadida por un escalofrio tan intenso que ni siquiera el calor que pudiera producir la estufa podria aliviarla. Algo habia pasado en esos escasos minutos, hacia dieciseis anos, algo que habia originado durante ese tiempo persecuciones…, el peligro…, la muerte. Quiza mas de una muerte. Y para saber mas, debia volver a entrar en la Pesadilla…

Empezo a temblar; se sento y aguardo a que volvieran.

Ese dia, Jim Taylor se tomo una tarde libre sin permiso. No le resultaba muy dificil: solo tenia que salir del edificio con un falso paquete, como si fuera a la oficina de correos y dejar uno o dos mensajes contradictorios por la oficina diciendo donde iba y quien le habia enviado. Ya habia utilizado ese mismo truco alguna que otra vez, pero no queria hacerlo con demasiado frecuencia.

Cogio un tren en la estacion del Puente de Londres que se dirigia al mismo lugar donde Sally habia ido, hacia Swaleness. Queria echar un vistazo; y ademas, tenia una idea. Se le habia ocurrido leyendo la revista Penny Dreadful, ?y era una buena idea! Solo hacia falta tener un poco de paciencia y una cierta habilidad persuasiva; si eso se cumplia, sabia que iria bien encaminado.

Sentado en el tren que volvia a Londres (con mucho mas cuidado que Sally), se pregunto hasta donde podria llegar todo ese asunto, aunque en realidad ya lo sabia. Despues de todo, habia algo en comun con lo que sucedia en las historias de Relatos policiacos para chicos britanicos o en Las aventuras de Jack Harkaway; la revista Penny Dreadful le demostro una vez mas que era un excelente reflejo de lo que sucedia en la vida real. Y Penny Dreadful siempre dejaba muy claro lo que significaba todo aquello que procedia de Oriente: problemas.

Problemas sobre todo para Sally, con quien habia establecido una fuerte amistad la semana anterior.

«De momento, no se lo explicare -penso Jim-. Sera lo mejor. Mas adelante.»

Mientras tanto, la senora Holland habia recibido noticias. Jonathan Berry, uno de los delincuentes a quien recurria de vez en cuando para sus «trabajitos», la visito mas o menos a la misma hora en que el reverendo Bedwell llegaba a Burton Street.

Berry era un hombre enorme, media casi dos metros y era de constitucion fuerte; era tan grande que casi no cabia en el estrecho vestibulo de la Pension Holland y dejo a Adelaide completamente aterrorizada. La izo con una mano y la sostuvo en el aire cerca de su sucia oreja.

– La s-s-s-s-senora Holland esta con el caballero, senor -le susurro Adelaide, empezando a gimotear.

– Dile que venga -gruno Berry-. No hay ningun caballero aqui. ?Me estas mintiendo, insecto!

La solto, y Adelaide se escabullo como un raton. Berry se rio; una risa siniestra que resonaba como un desprendimiento de rocas en una cueva.

A la senora Holland no le gusto demasiado que la interrumpiera. Bedwell estaba hablando, en medio del delirio, de un personaje llamado Ah Ling, un nombre que siempre le hacia estremecer de miedo; habia mencionado por primera vez una embarcacion -un junco- en su historia, y un cuchillo y luces bajo el agua y todo tipo de cosas. La senora maldijo a Berry y ordeno a la nina que se quedara y escuchara atentamente.

Adelaide espero a que la vieja se marchara y luego se tumbo junto al marinero, que, entre sudores y murmullos, se ponia a gritar desesperadamente. La nina le cogio la mano.

– ?Ah, Berry, eres tu! -dijo la senora Holland al visitante, despues de haberse puesto la dentadura. ?Hace mucho que has salido?

Se referia a la prision de Dartmoor.

– Sali en agosto, senora.

Berry se comportaba tan educadamente como podia; incluso se habia quitado su gorra grasienta y estaba retorciendola con nerviosismo mientras se sentaba en la pequena butaca que la senora Holland le habia ofrecido en la sala de visitas.

– He oido que esta interesada en saber quien mato a Henry Hopkins- prosiguio el.

– Podria ser, senor Berry.

– Bueno, pues, he oido que Solomon Lieber…

– ?El prestamista de Wormwood Street?

– El mismo. Bueno, lo que decia: he oido que ayer llego a sus manos un alfiler de diamantes, identico al que Hopkins solia llevar.

La senora Holland se levanto al instante.

– ?Estas ocupado, Berry? ?Te parece si vamos a dar una vuelta?

– Me encantaria, senora Holland.

Вы читаете La maldicion del rubi
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату