Shakespeare
Buenos dias, estimados huespedes:
?Se sienten un poco perezosos esta manana? No importa. Despues de unos dias, todos comenzamos a caer en un delicioso y refrescante letargo y pensamos que tal vez, solo tal vez, podamos quedarnos en la cama esta manana.
No y no. Los estamos llamando. Unanse a nosotros en la maravillosa y vigorizante caminata a traves de nuestros hermosos bosques y a lo largo de la costa. Se alegraran de ello. Quiza ya hayan aprendido el placer de hacer nuevos amigos o de reencontrar a los viejos en nuestro paseo al aire libre.
Permitanme recordarles que todos los huespedes que deseen nadar solos en cualquiera de nuestras piscinas deben llevar el silbato reglamentario. Nunca se ha necesitado hasta ahora, pero es un factor de seguridad que creemos esencial.
Mirense en el espejo. ?No empiezan a notarse todos los cuidados y ejercicios? ?No les brillan mas los ojos? ?No sienten la piel mas firme? ?No sera divertido mostrar la nueva apariencia a la familia y amigos? Y una ultima sugerencia. Sean cuales fueren los problemas que trajeron con ustedes, ya deberian estar totalmente olvidados. Piensen positivamente.
Baron y baronesa Von Schreiber
1
El telefono de Elizabeth comenzo a sonar a las seis de la manana. Contesto todavia dormida. Sentia los parpados pesados y a punto de cerrarse en cualquier momento. Los efectos del sedante no la dejaban pensar con claridad.
Era William Murphy, el ayudante del fiscal de distrito de Nueva York. Las palabras con las que la saludo terminaron de despertarla.
– Senorita Lange, pense que queria que el asesino de su hermana fuera condenado. -Sin esperar una respuesta, prosiguio-: ?Puede explicarme por que esta en el mismo lugar que Ted Winters?
Elizabeth se incorporo y apoyo los pies en el suelo.
– No sabia que estaria aqui. No me he acercado a el.
– Puede ser verdad, pero en cuanto lo vio tendria que haber regresado a casa. Mire la edicion del
– Yo nunca…
– Fue tomada durante el funeral de Leila, pero la forma en que se miran esta abierta a interpretaciones. ?Salga de alli ahora mismo! ?Y que es esta historia de la secretaria de su hermana?
– Es por ella que no me puedo ir. -Elizabeth le conto acerca de las cartas y de la muerte de Sammy-. No me acercare a Ted -le prometio-, pero me quedare hasta manana, tal como lo habia planeado. Eso me da dos dias para tratar de encontrar la carta que tenia Dora o saber quien se la quito.
Como Elizabeth no quiso cambiar de opinion, por fin Murphy se decidio a cortar, no sin antes advertirle:
– Si el asesino de su hermana anda suelto, preguntese de quien es la culpa. -Hizo una pausa y agrego-: Y ya se lo dije antes: cuidese.
Corrio hasta Carmel. Alli conseguiria los diarios de Nueva York. Era otro hermoso dia de verano. Las limusinas y los «Mercedes» descapotables se dirigian en fila hacia los campos de golf. Otros corredores la saludaron con amabilidad. Los cercos particulares protegian las residencias de la mirada indiscreta de los turistas, pero en los espacios intermedios podia verse el Pacifico. «Un hermoso dia para estar viva», se dijo Elizabeth y temblo al pensar en la imagen del cuerpo de Sammy en el deposito de cadaveres.
Se detuvo en una cafeteria sobre Ocean Avenue para leer el
Con un repentino desprecio hacia si misma, dejo el dinero en la mesa y salio. Camino hacia la salida, y arrojo el diario a un cubo de basura. Se pregunto quien habria filtrado la informacion al diario. Pudo haber sido alguien del personal. Min y Helmut sufrian muchas filtraciones. Tambien podia haber sido uno de los huespedes quien, a cambio de un poco de publicidad personal, mantenia informados a los columnistas. O la misma Cheryl.
Cuando regreso a su bungalow, Scott estaba sentado en el porche, aguardandola.
– Eres madrugador -le dijo ella.
Scott tenia ojeras.
– No dormi bien anoche. Hay algo en la caida de Sammy a la piscina que no termina de convencerme.
Elizabeth tuvo un sobresalto al pensar en la cabeza manchada de sangre de Sammy.
– Lo siento -se disculpo Scott.
– Esta bien. Yo tambien me siento asi. ?Hallaste alguna otra de esas cartas?
– No. Tengo que pedirte que revisemos juntos los efectos personales de Sammy. No se que estoy buscando, pero tu podrias ver algo que a mi se me pase por alto.
– Dame diez minutos para ducharme y cambiarme.
– ?Estas segura de que no te hara dano?
Elizabeth se apoyo contra la barandilla del porche y le paso una mano por el cabello.
– Si hubiera encontrado esa carta, podria pensar que Sammy sufrio un ataque y se metio en la casa de banos. Pero al desaparecer la carta… Scott, si alguien la empujo o la asusto para que cayera, esa persona es una asesina.
Las puertas de los demas bungalows comenzaban a abrirse. Hombres y mujeres con identicas batas de toalla color marfil se dirigian a los edificios respectivos.
– Los tratamientos comienzan dentro de quince minutos -le explico Elizabeth-. Masajes, tratamientos de belleza, banos de vapor y Dios sabe que otras cosas. ?No es increible pensar que una de estas personas que recibe todos estos cuidados dejo que Sammy muriera en ese maldito mausoleo?
La llamada que Craig recibio temprano era del detective privado. Evidentemente estaba preocupado.
– No hay nada mas sobre Sally Ross -le dijo-, pero he oido que el ladron que arrestaron en el edificio dice que tiene informacion acerca de la muerte de Leila LaSalle. Quiere llegar a un acuerdo con el fiscal de distrito.
– ?Que tipo de informacion? Puede ser lo que estamos buscando.
– Mi contacto no lo cree asi.
– ?Y eso que quiere decir?
– El fiscal de distrito esta contento. Tiene que pensar que ahora su posicion es mas fuerte.
Craig llamo a Bartlett y le relato la conversacion.
– Le informare en mi oficina -dijo Bartlett-. Puede ser que mi gente encuentre algo. Tendremos que quedamos tranquilos hasta saber que ocurre. Mientras tanto ire a ver al comisario Alshorne. Quiero que me de una buena explicacion acerca de las cartas anonimas de las que hablo. ?Estas seguro de que Teddy no salia con otra mujer, alguien a quien este protegiendo? Parece no darse cuenta de lo mucho que esto podria ayudarnos. Quiza, seria conveniente que se lo mencionaras.
Syd estaba a punto de salir a caminar cuando sono el telefono. Algo le dijo que era Bob Koening. Se equivoco. Durante tres interminables minutos estuvo intentando conseguir mas tiempo para pagar el resto de sus deudas.
– Si Cheryl consigue este papel, puedo pedir parte de mi comision -explico-. Juro que tiene mas posibilidades que Margo Dresher… Koening mismo me lo dijo… Lo juro…
Cuando corto la comunicacion, se sento en el borde de la cama. Estaba temblando. No tenia eleccion. Tenia que ir a ver a Ted y utilizar lo que sabia para conseguir el dinero que necesitaba.
No tenia mas tiempo.