Solo faltan unos minutos.»

No podia aguardar a bajar del autobus. Necesitaba respirar aire fresco. El aire alli era pesado y muy caluroso, incluso mas que en su casa. Elizabeth se sintio inquieta y cansada. Estuvo a punto de quejarse, pero se dio cuenta de que Leila tambien parecia muy cansada.

Acababan de salir de la plataforma cuando un hombre se acerco a Leila. Era delgado y de cabello oscuro ensortijado, aunque un poco calvo en la parte de delante. Tenia patillas largas y ojos pequenos y marrones y al sonreir se ponia un poco bizco.

– Soy Lon Pedsell -le dijo-. ?Eres la modelo que la agencia «Arbitran» envia desde Maryland?

Por supuesto que Leila no era la modelo, pero Elizabeth adivino que su hermana no diria que no.

– No habia ninguna otra de mi edad en el autobus -le respondio.

– Y obviamente eres modelo.

– Soy actriz.

La expresion del hombre cambio como si Leila le hubiera dado un regalo.

– Esto es un comienzo para mi y espero que lo sea tambien para ti. Si te gusta trabajar como modelo, seras perfecta. Son cien dolares por cada vez que poses.

Leila dejo sus maletas en el suelo y le apreto el hombro a Elizabeth. Era su manera de decir: «Dejame hablar a mi.»

– Me pareces agradable -le dijo Lon Pedsell-. Ven, tengo mi coche fuera.

Elizabeth quedo sorprendida al ver su estudio. Cuando Leila le hablaba sobre Nueva York, penso que en todos los lugares donde ella trabajaria serian hermosos. Pero Lon Pedsell las llevo a una calle sucia a unas seis manzanas de la terminal. Habia mucha gente sentada en los porticos y basura desparramada por todas partes.

– Disculpadme por mi situacion temporal -dijo-. Perdi la casa que alquilaba al otro lado de la ciudad y estoy preparando una nueva.

El apartamento adonde las llevo quedaba en el cuarto piso y estaba tan desordenado como el de su madre. Lon respiraba con dificultad porque habia insistido en llevar las dos maletas.

– ?Quieres que le de un refresco a tu hermana y que mire la television mientras tu posas? -le pregunto a Leila.

Elizabeth se daba cuenta de que Leila no estaba muy segura de lo que debia hacer.

– ?Que tipo de modelo se supone que debo ser? -pregunto.

– Es para una nueva linea de trajes de bano. En realidad, hago las pruebas para la agencia. La joven que elijan hara un monton de publicidad. Tienes suerte de haberme encontrado hoy. Tengo la sensacion de que eres la persona que estaba buscando.

Las llevo a la cocina. Era pequena y sucia y habia un pequeno televisor sobre una de las sillas. Le sirvio un refresco a Elizabeth y vino para Leila y para el.

– Tomare un refresco -dijo Leila.

– Sirvete. -Encendio el televisor-. Ahora, Elizabeth, voy a cerrar la puerta para poder concentrarme. Quedate aqui y diviertete.

Elizabeth miro tres programas. A veces oia que Leila decia en voz alta: «Eso no me gusta.» Sin embargo, no parecia asustada, solo un poco preocupada. Despues de un rato, aparecio y le dijo:

– Ya termine, Sparrow, recoge tus cosas. -Luego se volvio hacia Lon-. ?Sabes donde puedo encentrar un cuarto amueblado?

– ?Les gustaria quedarse aqui?

– No, solo dame los cien dolares.

– Tienes que firmar este permiso primero…

Cuando Leila lo firmo, miro a Elizabeth y le dijo sonriendo:

– Debes estar orgulloso de tu hermana mayor. Va en camino de convertirse en una modelo famosa.

Leila le entrego el papel.

– Dame los cien dolares.

– Oh, la agencia te pagara. Aqui tienes su tarjeta. Ve alli manana por la manana y te daran un cheque.

– Pero dijiste…

– Leila, vas a tener que aprender el negocio. Los fotografos no pagan a las modelos. La agencia paga cuando recibe el permiso.

No les ofrecio ayudarlas a bajar las maletas.

Una hamburguesa y un batido en un restaurante llamado «Chock Full o’Nuts» las hizo sentir mucho mejor. Leila habia comprado un mapa de Nueva York y un diario. Comenzo con la seccion inmobiliaria.

– Aqui hay uno que parece adecuado: «Atico, catorce habitaciones, espectacular vista, rodeado de terraza.» Algun dia, Sparrow, te lo prometo.

Encontraron un anuncio para compartir un apartamento. Leila miro el plano.

– No esta mal -dijo-. Queda en la Calle 95 y la avenida West End no esta tan lejos. Podemos tomar un autobus.

El apartamento parecia estar bien, pero la sonrisa de la mujer se borro al enterarse de que Elizabeth era parte del trato.

– Ninos, no -dijo en tono rotundo.

Sucedia lo mismo en cada uno de los lugares adonde iban. Por fin, a las siete de la tarde, Leila le pregunto a un taxista si conocia algun lugar barato y decente para vivir donde pudiera tener a Elizabeth. El les indico una pension en Greenwich Village.

A la manana siguiente, fueron a la agencia de modelos de Madison Avenue para recoger el dinero de Leila. La puerta de la agencia estaba cerrada y habia un letrero que decia: «Deje las fotos en el buzon.» En el ya habia media docena de sobres manila. Leila toco el timbre. Una voz le contesto por el interfono.

– ?Tiene una cita?

– Vengo a recoger mi dinero -dijo Leila.

Ella y la mujer comenzaron a discutir. Por fin, la mujer le dijo que se fuera, pero Leila volvio a tocar el timbre otra vez y no se detuvo hasta que alguien le abrio la puerta. Elizabeth retrocedio. La mujer tenia el grueso cabello oscuro recogido en una trenza. Sus ojos eran negros como el carbon y estaba muy enojada. No era joven, pero si hermosa. El traje blanco de seda que llevaba hizo que Elizabeth se diera cuenta de que sus pantalones cortos estaban destenidos y que su camiseta de algodon estaba gastada. Cuando salieron, penso que Leila era muy hermosa, pero al lado de esa mujer, parecia vulgar y harapienta.

– Escucha -le dijo la mujer- si quieres dejar tus fotos, muy bien, hazlo, pero si tratas de molestar de nuevo, hare que te arresten.

Leila le mostro el papel que tenia en la mano.

– Usted me debe cien dolares y no me ire sin ellos.

La mujer tomo el papel, lo leyo y comenzo a reirse tan fuerte que tuvo que recostarse contra la puerta.

– ?De veras que eres tonta! Esos tipos hacen siempre lo mismo. ?Adonde te recogio? ?En la terminal de autobuses? ?Terminaste en la cama con el?

– No, no lo hice. -Leila tomo el papel, lo rompio en mil pedazos y lo pisoteo-. Vamos, Sparrow. Ese tipo se burlo de mi, pero no tenemos por que dejar que esta perra se ria de nosotras.

Elizabeth se dio cuenta de que Leila estaba tan molesta que podia echarse a lloraren cualquier momento y no queria que la mujer la viera. Le saco la mano a Leila del hombro y se coloco delante de la

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