– ?Que me dices de las doncellas tesalias? -pregunto el fisico-. Las ofrendas al espiritu de Casandra.
– Una de las ideas mas extravagantes y locas de Filipo. Queria que fundara un colegio de sacerdotisas y las utilizara como espias.
– Claro que, a ti, eso no te interesaba en lo mas minimo, ?no es asi?
– Tuve suerte. Selena y Aspasia fueron las primeras en llegar. No sabia que hacer. Se amaban con locura. Eran lo que tu llamarias elegantemente «seguidoras de Safo de Lesbos» -aclaro echandose a reir-. Ambas se enamoraron de mi. Fue un amor a primera vista. Pronto me las hice mias. Estaban mas que dispuestas. Hacian todo lo que yo les pedia, y les adverti del peligro que significaba que otras se nos unieran. Al segundo ano, no vino nadie, pero, al ano siguiente, vinieron dos…
– ?Y este ano?
– Las estabamos esperando. Delante de las cuevas, en aquel camino solitario que conduce a Troya. La leyenda dice que las doncellas deben hacer el trayecto solas.
– ?No tuviste reparos?
– Al principio, si. Pero, despues del primer asesinato, ninguno. Teniamos que matarlas o seriamos traicionadas. Las invitamos a entrar en la cueva. La apariencia de Selena y Aspasia las enganaron. Eran dos asesinas natas. Matamos a las doncellas. Encontraras sus cuerpos enterrados en el tunel. Hay una fosa un poco mas alla de la entrada.
– Sin embargo, este ano, una de ellas escapo, ?no es asi?
– Si. Alejandro continuo con la costumbre. Una vez mas las cien familias locrenses eligieron dos doncellas para enviarlas a nuestro templo. Naturalmente, estabamos avisadas. Les salimos al paso, solo que esta vez, por pura casualidad, una consiguio escapar. El resto ya lo sabes. La encontraron y la trajeron al templo. Si algo le ocurria aqui, se habrian despertado las sospechas. La verdad es que la muchacha estaba confusa, desorientada.
– Supongo que el uso de vino drogado hizo que la confusion fuera todavia mayor.
– Efectivamente -admitio Antigona-. Aspasia y Selena querian matarla sin mas, pero, tal como he dicho, habia que evitar cualquier sospecha. Al mismo tiempo, Alejandro hacia notar cada vez mas su presencia. Habia masacrado a los tebanos, se habia autoproclamado capitan general de Grecia y mantenia una comunicacion regular con Parmenio y conmigo. Achaco la falta de exito de Parmenio al escaso conocimiento del terreno. Me dijo que estaba reuniendo su ejercito en Sestos y me indico que contratara guias que conocieran bien la costa occidental de Asia. Dijo que necesitaba a alguien que supiera confeccionar mapas; me ordeno que los reuniera y los llevara a su campamento en Sestos. Me equivoque al juzgar a Alejandro, ?verdad? -advirtio haciendo girar el vino en la copa y sonriendo-. Supongo que todos se equivocaron. Tiene mas caras que un dado. Un hombre de mascaras. Me escribio a menudo, siempre interpretando el personaje del rey joven e inexperto. Ansioso por iniciar la invasion de Asia, pero asustado por los problemas practicos y la manera de asegurarse el favor de los dioses.
– Asi que fuiste a Sestos. Te llevaste contigo a la doncella, junto con Critias y los demas.
– Si. Habia hablado con Mitra. Me dijo que hiciera todo lo posible por confundir a Alejandro, propagar la inquietud y poner las cosas dificiles. Una de las cosas con las que no habia contado -su rostro mostro una expresion desagradable- fue con aquella estupida muchacha tesalia. Alejandro me ordeno llevarla conmigo; de lo contrario, la hubiese dejado en Troya. Selena y Aspasia estaban muy inquietas -apunto volviendo a llenar la copa de vino y sonriendo a Telamon-. No estuve de acuerdo con ellas hasta que te conoci. Me dije: «Aqui tenemos a un fisico que sumira a esta muchacha en un sueno profunda, calmara sus humores, tranquilizara su mente, aplacara su alma y despertara recuerdos» -Antigona hizo una pausa-. Incluso en su confusion, desconfiaba de mi. ?Sospechabas que la habia matado?
– No hasta mas tarde, cuando reuni mas pruebas. Recorde aquella noche en tu tienda -advirtio senalando la copa de vino que no habia tocado-. Habia tazas y copas en un pequeno cofre. Sin embargo, tu fuiste a buscar una copa al fondo de la tienda y la llenaste con el vino.
La sonrisa de Antigona se ensancho. -Sin embargo, tu y yo bebimos de la copa.
– Asi es, y quizas otros la tocaron. Era un copa envenenada. Me han hablado y he visto esa clase de copas; tienen un falso fondo, un pequeno disco que se puede abrir y cerrar con un mecanismo secreto, cosa que permite que cualquier polvo colocado debajo se mezcle con la bebida. Eso fue lo que hiciste antes de que bebiera la doncella. Nunca pense que la respuesta pudiese estar en la propia copa. -Telamon cogio su copa y derramo el vino en el suelo de piedra negra-. En realidad, tu tienes dos copas, ?no es asi? Ambas identicas. La envenenada, la escondiste o la tiraste. La segunda, sin el mecanismo, fue la que ofreciste para que la inspeccionaramos.
– ?Muy agudo!
– No es verdad -replico Telamon haciendo una mueca intentando vencer el profundo cansancio que le dominaba-. Mas que nada, una cuestion de pura logica y sentido comun: no se me ocurrio hasta mucho despues.
Telamon apoyo la cabeza en la pared. La joven mujer sentada con tanta elegancia delante suyo se habia transformado en una asesina por la fuerza de una pasion que se habia convertido en odio. Se maravillo para sus adentros ante el caos y la destruccion causados por Filipo, Olimpia y Alejandro.
– El asesinato de los guias -anadio el fisico- fue algo relativamente sencillo. El primero murio al borde del acantilado. Probablemente sentia nostalgia de su tierra. Se encontro con Selena o Aspasia. La que fuese de las dos ataco en el acto, rapida como una serpiente. Tendrian que haber encontrado el cadaver en la cima, pero supongo que en la agonia resbalo y fue a estrellarse contra las piedras. ?Quien podia sospechar de una de tus muchachas con su rostro angelical?
– ?Que me dices del segundo guia?
– Pues lo mismo. El y los demas estaban comiendo a cuatro carrillos y emborrachandose alrededor de la hoguera. Tu estabas ocupada conmigo en el pabellon de Alejandro. Selena y Aspasia seguramente no tuvieron problemas para escabullirse. Lo hizo una de las dos.
– ?Como? -le provoco Antigona.
– ?Tu curiosidad es cierta? -replico Telamon.
– ?Los centinelas afirmaron que ambas estaban dormidas!
– ?Ah! Ahora llegamos al tema de las tiendas -apunto Telamon antes de hacer una pausa-. No hacia ni un par de horas que habia llegado al campamento de Alejandro cuando me entere de que mi tienda se habia incendiado. Las tiendas no son nada baratas; las cubiertas de cuero, las cuerdas y las estructuras valen dinero. Tu, o una de tus ayudantes, origino aquel incendio. En la confusion, tu robaste nueve o diez trozos del cordel que se utiliza para sujetar los trozos de cuero a los postes. Necesitabas conseguirlos alli porque, como en cualquier otro ejercito, los furrieles guardan celosamente el material que administran. Necesitabas un cordel del mismo color y textura que los empleados en las otras tiendas del campamento. Para montar una tienda, hay que ser muy habil y experto. Cuando se colocan las piezas de cuero sobre la estructura, hay que atarlas de una cierta manera para mantenerlas tensas y, por supuesto, evitar que vuelen.
Antigona se mordia el labio inferior al tiempo que lo miraba con una expresion sardonica.
– Tu, Selena o Aspasia robasteis los trozos de cordel, pegasteis fuego a mi tienda para ocultar vuestro robo y, a continuacion, comenzasteis vuestra campana. No se exactamente lo que sucedio la noche que asesinaron al primer guia, pero tuvo que ser un trabajo sencillo. Nadie vigilaba. Despues del asesinato, tuvisteis que ir con mas cuidado. Fuiste al pabellon de Alejandro mientras Selena y Aspasia simulaban estar dormidas. Tenian bajada la tela de entrada de la tienda y el centinela se cuido mucho de que no le acusaran de espiar a las doncellas del templo. Una de tus ayudantes se levanto, se calzo las sandalias y se vistio con la capa y la capucha. Corto el cordel que unia dos pies al poste y se escabullo al amparo de la oscuridad. La otra se quedo de guardia. Utilizo el cordel robado para sujetar las dos piezas sueltas. Los guias continuaban bebiendo y compartiendo sus cuitas alrededor de la hoguera. Uno de ellos se aparto para hacer sus necesidades. Tu complice lo siguio. El hombre estaba borracho: de pie en la oscuridad, atontado y medio dormido de tanto vino, apenas se aguantaba. Selena, o Aspasia, no perdio la oportunidad y actuo rapida y silenciosa como una sombra fugaz en la noche. La daga celta le llego al corazon y la muerte fue instantanea. La asesina dejo el mensaje y se colo entre los centinelas para regresar al campamento. Las calles entre las tiendas son oscuras. ?Quien se iba a fijar? ?A quien le importaria? Regreso a la tienda, aflojo el cordel que habia colocado la otra, se deslizo por el agujero y lo ato con un nudo identico. Sospecho que fue Aspasia, ya que parecia la mas fuerte de las dos -sugirio antes de hacer una pausa al escuchar un sonido que venia del interior del templo.
– No es mas que el portero -preciso Antigona sonriendo-. No tendras miedo, ?verdad Telamon? No llevo armas. Tu vino no contenia ni una gota de veneno y los hombres del macedonio no estan muy lejos. ?Por que sospechaste