llaman por el otro telefono, debe de querer algo.
– Me alegro de que me hayas llamado -miente Beth.
Su hermana mayor ha ocupado el lugar de su madre para impedirle que olvide todo lo que hace mal. Beth, como suele decirse, «se ha ido dejando». Hasta la nariz sube un olor de los profundos pliegues de sus grasas, donde se acumulan oscuras bolitas de sudor; en la banera, las carnes flotan a su alrededor como burbujas gigantescas, la flojedad de su boyante vaiven les da un aspecto semiliquido. ?Como ha acabado asi? De nina podia comer lo que le apeteciera, nunca creyo que comiera mas que los demas, y tampoco ahora se lo parece: simplemente, retiene la comida mas que antes. Ha leido que hay gente cuyas celulas son mas grandes de lo normal. Metabolismos diferentes. Quizas haya sido por estar abandonada en esta casa, y en la casa de antes, la de la Calle Dieciocho, y en la casa anterior, que estaba casi un kilometro mas cerca del centro, antes de que el barrio se pusiera tan mal. Abandonada por un hombre que se iba, sin dar la apariencia de que la dejaba sola, para ganarse el pan cada dia en el instituto. ?Quien iba a culparlo por eso? Cuando era una esposa joven solia entenderle, pero al volverse mayor empezo a ver claro que el exageraba, saliendo cuando todavia era de noche en invierno y sin regresar hasta mucho despues de que oscureciera: deberes extraescolares, alumnos problematicos, reuniones de emergencia con padres delincuentes. Volvia a casa deprimido por todos los problemas que no podia resolver, por las vidas miserables que discurrian por New Prospect y cuya inanidad acababa por traspasarse a los hijos: «Beth, no les importa una mierda. Nunca han sabido lo que era una vida con cierto orden. Su horizonte no va mas alla de la siguiente dosis, de la proxima borrachera, del inmediato lio con los polis o el banco o el departamento de inmigracion. Esos pobres chavales nunca han tenido el lujo de ser chavales. Los ves llegar al instituto aun con algun resquicio de esperanza, conservan un rastro del entusiasmo que suelen tener los alumnos de secundaria, creen que si aprendes las normas y haces lo que te mandan tendras recompensa; y cuando finalmente se graduan, si es que llegan a hacerlo, nosotros ya se lo hemos robado todo. ?Que quienes son esos 'nosotros'? Estados Unidos, supongo, aunque es dificil senalar con el dedo exactamente lo que no funciona. Mi abuelo pensaba que el capitalismo estaba condenado, destinado a ser cada vez mas opresor hasta que el proletariado asaltara las barricadas y estableciera el paraiso de los obreros. Pero no ocurrio; o los capitalistas fueron demasiado listos o los proletarios demasiado tontos. Para seguir pisando terreno seguro, cambiaron la etiqueta 'capitalismo' por la de 'libre empresa', pero el resultado fue el mismo salvese quien pueda de siempre. Muchisimos perdedores, y los ganadores haciendose con casi todo. Pero si la gente no tiene que salvarse como pueda cada dia, entonces se quedan en casa durmiendo. El problema basico, tal y como yo lo veo, es que la sociedad intenta ser decente, y la decencia no importa ni un pimiento en el estado de naturaleza. Ni un pimiento ni medio. Todos deberiamos volver a ser cazadores- recolectores, con una tasa de ocupacion total y un saludable porcentaje de hambre».
Y mas adelante Jack volvia a casa deprimido porque los problemas sin solucion lo estaban hastiando, y su disposicion para resolverlos se habia vuelto una mera rutina, simple mana para un trabajo en que se siente un timador. «Lo que me fastidia de verdad», decia, «es que se niegan a ver lo mal que estan. Se creen que se las apanan bastante bien, con sus flamantes indumentarias chillonas y baratas que han comprado a mitad de precio, o con el ultimo videojuego hiperviolento o con un cede recien salido que todo el mundo ha de tener, o con una ridicula religion nueva cuando han atontado sus cerebros hasta retroceder a la Edad de Piedra. Uno se llega a plantear seriamente si la gente merece vivir, si los que idean las masacres de Ruanda, Sudan e Irak no andaran en lo cierto.»
Al haberse dejado hasta ese grado de obesidad, ella ha perdido el derecho de animarle como tenia por costumbre. Pero el nunca lo diria. Nunca seria grosero. Beth se pregunta si es por el judio que lleva dentro: la sensibilidad, el peso de la responsabilidad, cierto sentido de superioridad, en el fondo, con el que trata de sobrellevar la pena el solo, levantandose temprano y acercandose a la ventana en vez de quedarse en la cama y despertarla con sus pesares. Han compartido una buena vida, decide Beth, y se levanta a pulso de la diminuta y rigida silla Shaker de madera, agarrando el respaldo para no volcarla con su peso. Vaya imagen, despatarrada en el suelo con la pelvis fracturada, incapaz siquiera de taparse un poco con el albornoz para cuando llegaran los de la ambulancia.
Tiene que vestirse y salir a hacer compras. Se les estan acabando los productos basicos: jabon, detergente, servilletas de papel, rollos de papel higienico, mayonesa. Galletas y cosas para picar. No puede pedirle a Jack que vaya a por todo, el ya se encarga de ir a buscar los platos precocinados del ShopRite o la comida para llevar del chino cuando ella se queda en la biblioteca hasta las seis. Y comida para gatos. ?Donde esta
Jack y ella, se dice Beth, han compartido una buena vida, saliendo adelante con la ayuda de un lapiz -ahora, con la de un teclado de ordenador- y siendo amables y utiles a los demas. Era mas de lo que los estadounidenses de antano pudieron hacer, matandose a trabajar en una fabrica textil cuando en las ciudades aun se hacian cosas; la gente les tiene miedo a los arabes, pero son los japoneses, los chinos, los mexicanos y los guatemaltecos, y todos los que vienen detras con sus talleres y sus salarios bajos, los que nos estan arruinando, los que nos estan dejando en el paro. Llegamos a este pais y encerramos a los indios en las reservas, construimos rascacielos y autopistas y luego todo el mundo quiere un pedazo de nuestro mercado interior, como la ballena que destripan los tiburones en aquel cuento de Hemingway; no, aquello era un marlin. Pero la idea es la misma. Y Hermione ha tenido suerte tambien al aterrizar en Washington con un trabajo importante para los que dirigen el cotarro en la administracion; sin embargo, es ridiculo como habla de su jefe, nuestro salvador, si hay que darle credito. De tanto hacinar hormonas se te queda mentalidad de solterona, como las monjas y los curas que luego resultan ser crueles y lascivos, descreidos de lo que tanto han predicado, a juzgar por sus acciones, sus abusos a esos pobres ninos confiados que intentan ser buenos catolicos. Al menos, casarse y descubrir lo que desean los hombres, como huelen y se comportan, es normal: sirve para abrir la puerta a las frustraciones y sofocar cualquier ridiculo ideal romantico. De camino a las escaleras, a la habitacion, para ponerse ropa de calle -pero ?cual?, ese es el problema, nada podra ocultar un sobrepeso de casi cincuenta kilos, nada la hara parecer elegante-, Beth piensa que no estaria de mas pasar antes por la cocina a ver si queda algo que picar en la nevera, aunque haya almorzado hace poco. Como para reprimir ese impulso, vuelve a dejarse caer en su La-Z-Boy y ajusta el reposapies con la palanca para descargar la presion de los tobillos. Hidropicos, diagnostico el medico; antes, Jack los podia rodear con el pulgar y el corazon. Tan pronto como se abandona al abrazo de la butaca, se da cuenta de que tiene que ir a hacer pis. Bueno, no le hagas caso y se te pasara, se lo dicta la experiencia.
Pero ?donde se ha metido el mando a distancia? Lo recogio y apago la tele, y ya no se acuerda de que paso despues. La asusta lo a menudo que se queda en blanco. Mira en ambos reposabrazos y con un esfuerzo busca mas alla, en la moqueta celedon que le vendio aquel tipo, y piensa por segunda vez en Miss Dimitrova y sus ejercicios de estiramiento. Debe de haberse quedado en equilibrio en el brazo de la butaca y luego se ha deslizado entre las hendiduras del cojin cuando le ha dado por desplomarse en ella en lugar de subir las escaleras para vestirse. Con los dedos de la mano derecha explora la cenida grieta, el vinilo imitacion del cuero de los viejos tiempos del Oeste americano, que, seguramente, si te toco vivirlos, no eran tan maravillosos; y a continuacion con los dedos de la mano izquierda en el lado contrario, da con el: la forma alargada mate y fria del aparato que cambia de canal. Seria mucho mas facil si su cuerpo no se interpusiera en el camino, con el cojin tan apretado contra el reposabrazos de la butaca que ha de andarse con cuidado de no engancharse una una en una costura o en cualquier cosa metalica. Las horquillas y las monedas, incluso los alfileres y los imperdibles, suelen acumularse en estas ranuras. Para aprovechar la luz que entraba en la casa, su madre siempre estaba cosiendo o remendando algo en la vieja butaca a cuadros y con faldones al lado de la ventana, junto al amplio alfeizar de madera con sus cortinas de organdi suizo bordado de topos y sus macetas con geranios y sus vistas a una vegetacion tan exuberante que mantenia humedas, hasta mediodia, las partes donde no tocaba el sol. Apunta con el mando al aparato y pone el segundo canal, la CBS, y los electrones convocados se van reuniendo lentamente, produciendo sonidos y una imagen. La musica de fondo de
Pero la vida tiene sus cosas, es raro como a veces sale al rescate.
