Esta nacion fragil y bastarda tenia una historia apenas plasmada en el grandioso ayuntamiento de New Prospect y en el mar de escombros de los promotores inmobiliarios, en cuya orilla contraria se erguian, con sus ventanas enrejadas, el instituto y la tiznada iglesia de los negros. Cada ciudad conserva en su centro reliquias del siglo XIX, edificios municipales de granulosa piedra marron o de blando ladrillo rojo, con cornisas salientes y porticos de arco de medio punto, edificios orgullosamente ornados que han sobrevivido a las construcciones del siglo XX, mas endebles. Estos bastiones antiguos y rojizos certifican una prosperidad industrial preterita, una riqueza en que las manufacturas, las maquinarias y las vias ferreas iban enjaezadas a las vidas de una nacion trabajadora, una era de consolidacion interna y de acogida a los inmigrantes del mundo. Luego esta el siglo previo, subyacente, que hizo posibles los que le siguieron, mas prosperos. El camion naranja pasa con estruendo al lado de pequenas senales de hierro y monumentos en los que no se suele reparar, conmemoraciones de una insurgencia que se volvio revolucion; sus batallas se libraron desde Fort Lee hasta Red Bank, dejando a miles de muchachos en reposo eterno bajo la hierba.
Charlie Chehab, un hombre compuesto de piezas dispares, conoce una sorprendente cantidad de datos acerca de ese viejo conflicto.
– En New Jersey es donde la Revolucion dio el vuelco. Long Island habia sido un desastre; la ciudad de Nueva York, mas o menos lo mismo. Retirada tras retirada. Enfermedades y deserciones. Justo antes del invierno del setenta y seis al setenta y siete, los britanicos avanzaron desde Fort Lee hasta Newark, y despues hasta Brunswick, Princeton y Trenton, con la misma facilidad con que se corta la mantequilla. Washington quedo rezagado, a la otra orilla del rio Delaware, con un ejercito harapiento. Muchos de sus hombres, lo creas o no, iban descalzos. Descalzos, y el invierno acechando. Estabamos en las ultimas. En Filadelfia, todo el mundo intentaba huir excepto los Tories, leales a la metropoli, que solo hacian que esperar a que sus colegas, los casacas rojas, entraran. Arriba, en Nueva Inglaterra, una flota britanica tomo Newport y Rhode Island sin disparar un solo tiro. Todo habia terminado.
– ?Y como es que no fue asi? -pregunta Ahmad, que no acierta a entender por que Charlie le esta contando este cuento patriotico con tanto entusiasmo.
– Bueno -dice-, por varios factores. Algunas cosas buenas estaban ocurriendo. El Congreso Continental desperto y ya no intento seguir dirigiendo la guerra; dijeron «Vale, que se ocupe George».
– ?De ahi viene esa expresion?
– Buena pregunta; no lo creo. El otro general al mando, un imbecil llamado Charles Lee… el pueblo de Fort Lee se llama asi en su honor, gracias, hombre. Bueno, a ese lo capturaron en una taberna en Basking Ridge, de modo que Washington quedo al cargo de todo. Llegado a este punto, Washington aun podia estar agradecido de contar con un ejercito. Despues de Long Island, mira por donde, los britanicos habian bajado el ritmo. Dejaron que el Ejercito Continental se retirase y cruzara el Delaware. Mas tarde se vio que fue un error, ya que, como te habran dicho en clase… ?que cono os ensenan en la escuela, campeon?… Washington y una panda de valerosos y andrajosos guerrilleros atravesaron el Delaware el dia de Navidad, aplastaron a las guarniciones de mercenarios alemanes que habia en Trenton e hicieron un monton de prisioneros. Ademas, cuando Cornwallis saco a una parte considerable de sus tropas de Nueva York porque creia que tenia a los rebeldes atrapados al sur de Trenton, Washington penetro por el bosque, alrededor de los Barrens y el Pantano del Gran Oso, y ?marcho al norte hacia Princeton! ?Y todo con unos soldados vestidos con harapos que llevaban dias sin dormir! Antes la gente era mas dura. No les daba miedo morir. Cuando se topo con tropas britanicas al sur de Princeton, uno de los generales de Washington que se llamaba Mercer fue capturado, y lo acusaron de ser un maldito rebelde y le dijeron que suplicara clemencia, pero el replico que no era ningun rebelde y se nego a implorar, asi que lo mataron a bayonetazos. Esos britanicos no eran tan majos como los pintan en los episodios de
– Que cruel -intervino Ahmad.
Charlie hizo ese sonido de negacion tan estadounidense con la nariz, «humpf», en senal de rechazo, y dijo:
– No creas. La guerra es cruel, pero no necesariamente los hombres que la llevan a cabo. Washington era un caballero. Cuando la batalla de Princeton termino, se detuvo ante un soldado britanico herido y lo felicito por la noble batalla que habian presentado. En Filadelfia, salvo a los mercenarios alemanes, de Hesse, de las multitudes cabreadas, que los habrian matado. Mira, a esos alemanes, como a muchos de los soldados a sueldo de Europa, los habian entrenado para conceder clemencia solo en ciertas situaciones, de lo contrario no se quedaban a ningun prisionero; eso es lo que nos hicieron en Long Island, nos masacraron, y quedaron tan sorprendidos con el trato humano que les dispenso Washington que una cuarta parte permanecio aqui una vez terminada la guerra. Se casaron con las alemanas de Pennsylvania, que descendian de colonos alemanes y suizos. Se convirtieron en estadounidenses.
– Parece que estas prendado de George Washington.
– ?Y por que no? -dice pensativo Charlie, como si Ahmad le hubiera tendido una trampa-. Tienes que estarlo, si te importa New Jersey. Aqui es donde mostro su valia. Lo grande de el es que aprendia rapido. Aprendio, que no es poco, a llevarse bien con los habitantes de Nueva Inglaterra. Desde el punto de vista de un hacendado de Virginia, los de Nueva Inglaterra eran un hatajo de anarquistas desalinados; entre sus filas tenian a negros y a pieles rojas como si esa gente fueran blancos, y tambien los empleaban en los barcos balleneros. La verdad es que, de hecho, el propio Washington tenia a un negraco siempre a su lado, tambien se llamaba Lee; no, no tenia parentesco alguno con el Robert E. Lee de la guerra de Secesion. Cuando termino la guerra, Washington le otorgo la libertad por los servicios prestados a la Revolucion. Habia aprendido a considerar la esclavitud como algo malo. Acabo siendo un fiel partidario del alistamiento de los negros, despues de haberse resistido en un principio. ?Conoces la palabra «pragmatico»?
– Por supuesto.
– Pues Georgie lo era. Sabia sacarle provecho a cualquier circunstancia. Aprendio a luchar como las guerrillas: atacar y esconderse, atacar y esconderse. Se replegaba pero nunca se rendia. Era el Ho Chi Minh de su epoca. Eramos como Hamas. Eramos Al-Qaeda. El asunto es que los britanicos querian que New Jersey -se apresura a anadir Charlie, cuando Ahmad toma aire como para interrumpirle- fuera un modelo de pacificacion; querian ganarse los corazones y las conciencias, habras oido hablar de eso. Vieron que lo que habian hecho en Long Island habia sido contraproducente, habian provocado mas resistencia, y aqui intentaban hacerse los amables, cortejar a los colonos para que se reconciliaran con la madre patria. En Trenton, lo que Washington dijo a los britanicos fue: «Aqui tratamos con la realidad, es algo que va mas alla de la amabilidad».
– Mas alla de la amabilidad -repite Ahmad-. Podria ser el titulo de una serie televisiva, la podrias dirigir.
Charlie no contesta a la broma. Le esta vendiendo algo. Y sigue:
– Le mostro al mundo como vencer las circunstancias adversas, que hacer contra las superpotencias. Demostro, y aqui es donde entran Vietnam e Irak, que en una guerra entre un ocupante imperialista y el pueblo que realmente vive ahi, el pueblo sera quien finalmente gane. Conocen el terreno. Se juegan mucho mas. No tienen ningun otro lugar adonde ir. No fue solo el Ejercito Continental en New Jersey, sino tambien las milicias locales, las escurridizas bandas de vecinos que actuaban por su cuenta en todo New Jersey, cargandose a los soldados britanicos uno a uno y despues desapareciendo, de vuelta al campo… en otras palabras, sin jugar limpio, sin cenirse a las reglas del enemigo. El ataque contra los mercenarios de Hesse tambien fue furtivo: en mitad de una tormenta, con ventisca, y durante una fiesta, cuando se suponia que ni siquiera los soldados debian trabajar. El mensaje de Washington era: «Eh, esta es nuestra guerra». Mira, la batalla de Valley Forge se llevo toda la atencion, pero los inviernos posteriores se los paso al raso en New Jersey: en Middlebrook, en las montanas de Watchung, y luego en Morristown. El primer invierno en Morristown fue el mas frio de los ultimos cien anos. Talaron doscientas cuarenta hectareas de robles y castanos para construir cabanas y tener lena. Habia tanta nieve que las provisiones no llegaron y casi mueren de hambre.
– Pues tal y como esta el mundo ahora -opina Ahmad, que quiere ponerse a la altura de Charlie- habria sido mejor que murieran. Estados Unidos se habria convertido en una especie de Canada, un pais pacifico y prudente, aunque infiel.
La risotada sorprendida de Charlie termina con un resoplido por la nariz.
– Sigue sonando, campeon. Aqui hay demasiada energia como para ir con paz y prudencia. Energias en conflicto: eso es lo que observa la Constitucion. -Se remueve en su asiento y saca un Marlboro. El humo envuelve su
