– Si, Lex es la abreviatura de Lexie. Soy Lexie Darnell. Pero Doris siempre me llama Lex.

– Eres la bibliotecaria.

– Si, cuando no estoy merodeando por los cementerios y reganando a los hombres que me miran descaradamente, es lo que intento ser.

– Caramba, caramba -exclamo Jeremy, intentando imitar el tono sureno de Doris.

Ella sonrio y le dio la espalda, luego asio uno de los libros de la estanteria que el habia examinado.

– No intente hacerse el gracioso, senor Marsh -espeto ella-. No es tan facil imitar nuestro acento. Le falta practica; parece como si estuviera mascando chicle.

Jeremy se echo a reir sin amedrentarse ante el comentario mordaz.

– ?De veras?

«Vaya, el tipico seductor», penso Lexie.

– De veras. -Continuo jugueteando con los libros-. ?En que puedo ayudarle, senor Marsh? Supongo que desea informacion del cementerio.

– Mi reputacion me precede.

– Doris me llamo para avisarme que venia hacia aqui.

– Ah -dijo el-. Deberia de habermelo figurado. Es una mujer ciertamente interesante.

– Es mi abuela.

Jeremy abrio los ojos como una naranja.

«Caramba, caramba -penso, aunque esta vez no lo dijo en voz alta-. Que coincidencia tan interesante.»

– ?Te ha explicado que hemos comido juntos?

– No se lo he preguntado.

Ella se aderezo un mechon de pelo detras de la oreja, al tiempo que se fijaba en que el hoyuelo que se formaba en la barbilla de su interlocutor era tan gracioso que seguramente mas de un nino querria hurgarlo con el dedo. Bueno, tampoco era que le importara. Termino de ojear el libro que sostenia entre las manos y le miro a los ojos, manteniendo el tono firme.

– Lo crea o no, estoy bastante ocupada en estos momentos -declaro-. Tengo que terminar unos informes para esta tarde. ?Que clase de informacion le interesa?

Jeremy se encogio de hombros.

– Cualquier dato que me ayude a familiarizarme con la historia del cementerio y del pueblo: cuando empezaron a aparecer las luces, que estudios se han llevado a cabo sobre el fenomeno, cualquier texto donde se cite la leyenda, mapas viejos, informacion sobre Riker's Hill y su topografia, anales historicos y cosas por el estilo.

Realizo una pausa y se dedico a estudiar esos ojos de color violeta. Eran increiblemente sugerentes. Y esta vez ella estaba ahi, delante de el, prestandole atencion en lugar de desaparecer sin hacerle caso. Ese cambio tambien le parecia interesante.

– Menuda coincidencia, ?no te parece? -comento Jeremy, apoyandose en uno de los estantes.

Ella lo miro sin pestanear.

– ?Como?

– Que primero te haya visto en el cementerio y ahora aqui. Y ademas, esta lo de la carta de tu abuela, que me trajo hasta este lugar. Vaya coincidencia, ?no crees?

– La verdad es que tengo cosas mas interesantes en las que pensar.

Pero Jeremy no pensaba tirar la toalla. Casi nunca lo hacia, sobre todo cuando las cosas se ponian interesantes.

– Bueno, ya que no soy de aqui, a lo mejor podrias indicarme que es lo que hace la gente en su tiempo libre. Me refiero a si hay algun bar donde podamos tomar algo, o quiza comer juntos… -Hizo una pausa-. Quizas un poco mas tarde, cuando acabes de trabajar.

Ella pestaneo varias veces seguidas, preguntandose si lo habia entendido bien.

– ?Me esta invitando a salir? -pregunto.

– Solo si puedes.

– No, me parece que no, pero gracias de todos modos -contesto recuperando la compostura.

Ella mantuvo la vista fija en el hasta que finalmente Jeremy alzo las manos.

– De acuerdo -dijo con un tono cansado-, pero no puedes culparme por haberlo intentado. Bueno, ?te parece bien si nos ponemos manos a la obra? Eso si no estas demasiado ocupada con lo de los informes, por supuesto. Puedo volver manana, si te parece mas conveniente. -Sonrio, y subitamente volvio a aparecer el hoyuelo.

– ?Hay algun dato por el que desearia empezar en particular?

– Estaba pensando en el articulo que aparecio en la prensa local. Todavia no he tenido la ocasion de consultarlo. ?Lo tienes archivado?

Ella asintio.

– Probablemente estara en la microficha. Hemos estado colaborando con el periodico durante los dos ultimos anos, asi que no tendra dificultades para encontrarlo.

– Genial -exclamo el-. ?Y un poco de informacion en general sobre el pueblo?

– Esta en el mismo fichero.

Jeremy miro a su alrededor por un momento, preguntandose adonde tenia que ir. Ella empezo a andar hacia el vestibulo.

– Por aqui, senor Marsh. Encontrara todo lo que necesita en el piso superior.

– ?Hay un piso superior?

Ella se dio la vuelta, hablandole por encima del hombro.

– Si hace el favor de seguirme, se lo mostrare encantada.

Jeremy tuvo que acelerar el paso para seguir a su interlocutora.

– ?Te importa si te hago una pregunta?

Ella abrio la puerta principal y parecio dudar unos instantes.

– No, adelante -consintio, sin alterar la expresion de su cara.

– Me estaba preguntando… Me ha dado la impresion de que muy poca gente se acerca a ese cementerio.

Ella no respondio, y en el silencio, Jeremy se sintio primero tremendamente curioso, y al final claramente incomodo.

– ?No piensas contestar? -volvio a insistir.

Ella sonrio y, para su sorpresa, le guino el ojo antes de franquear la puerta abierta.

– He dicho que podia preguntar, senor Marsh. Pero no he dicho que pensara contestar.

Mientras ella emprendia la marcha de nuevo con paso veloz, Jeremy se la quedo mirando, atonito. Vaya con esa femina. No le faltaba nada. Era confiada, hermosa y encantadora, e incluso habia sido capaz de rechazar su invitacion para ir a tomar algo con el.

Quizas Alvin tenia razon. Quiza habia algo en las atractivas chicas del sur capaz de volver loco a cualquier hombre.

Atravesaron el vestibulo, recorrieron la sala infantil, y Lexie lo guio escaleras arriba. Una vez en el piso superior, Jeremy se detuvo y miro a su alrededor.

«Caramba, caramba», se dijo otra vez.

La biblioteca estaba constituida por algo mas que unas desvencijadas estanterias abarrotadas de libros nuevos. Mucho mas. Y ademas, rezumaba un ambiente absolutamente gotico, desde el penetrante olor a polvo hasta la tipica atmosfera enrarecida de las bibliotecas privadas. Con las paredes revestidas de paneles de roble, el suelo de caoba y las cortinas color vino borgona, la cavernosa estancia que se abria ante el contrastaba completamente con el area del piso inferior. Las esquinas estaban engalanadas con unas sillas barrocas y unas lamparas de diseno modernista estilo Tiffany. En la pared mas alejada de la sala habia una chimenea de piedra, sobre la que colgaba un cuadro, y las ventanas, angostas como eran, ofrecian suficiente luz natural como para aportar al lugar una sensacion acogedora.

– Ahora comprendo -observo Jeremy-. El piso inferior es solo para abrir el apetito. Aqui es donde esta toda la accion.

Ella asintio.

– La mayoria de los que vienen aqui a diario estan interesados en titulos recientes de autores conocidos, asi que he habilitado el area de la planta baja de modo que se sientan a gusto. La sala del piso inferior es pequena

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