– ?No te quedas conmigo?
– No, ya se lo he dicho antes, estoy bastante ocupada. Puede quedarse aqui o sentarse en una de las mesas del area principal. Aunque preferiria que no sacara los libros de esta planta. No prestamos estas obras tan singulares.
– Entiendo -repuso el.
– Y ahora, si me disculpa, senor Marsh, me voy a trabajar. Recuerde que aunque la biblioteca esta abierta hasta las siete, la sala de los originales cierra a las cinco.
– ?Incluso para los amigos?
– No, mis amigos se pueden quedar todo el tiempo que quieran.
– Entonces, ?nos vemos a las siete?
– No, senor Marsh, nos vemos a las cinco.
Jeremy se echo a reir.
– Quiza manana me permitas quedarme hasta mas tarde.
Ella enarco una ceja sin contestar, y acto seguido se dirigio hacia la puerta.
– ?Lexie?
– ?Si? -dijo al tiempo que se daba la vuelta.
– Gracias por tu inestimable ayuda.
Ella le ofrecio una deliciosa sonrisa inocente.
– No hay de que.
Jeremy se paso las siguientes dos horas examinando con detenimiento la informacion referente al pueblo. Reviso los libros pagina por pagina, fijandose en las fotografias y leyendo las secciones que consideraba apropiadas.
Gran parte de la informacion cubria los primeros tiempos de la historia de la localidad, y se dedico a anotar los comentarios que consideraba relevantes en el bloc de notas que tenia a mano. Obviamente, en ese momento no estaba seguro de que datos eran mas relevantes; todavia era demasiado pronto para saberlo, y por ese motivo pronto lleno un par de paginas con sus anotaciones.
Por su experiencia habia aprendido que la mejor forma de analizar una historia como esa era empezar por lo que sabia, asi que… ?que era lo que sabia? Que el cementerio habia estado en activo durante mas de un siglo sin ninguna prueba de las luces misteriosas. Que las luces aparecieron por primera vez hacia cien anos, y que desde entonces se podian ver con considerable frecuencia, pero solo cuando habia niebla. Que mucha gente las habia visto, asi que no era posible que fueran fruto de la imaginacion de unos pocos iluminados. Y por ultimo, que en esos momentos el cementerio se estaba hundiendo.
Despues de un par de horas de trabajo intensivo, todavia no tenia claro por donde empezar. Como en la mayoria de misterios, la historia parecia un rompecabezas con muchas piezas dispares. La leyenda, tanto si Hettie habia lanzado la maldicion sobre el pueblo como si no, era esencialmente un intento de unir algunas piezas con el fin de obtener una explicacion comprensible. Pero puesto que la leyenda contenia en su base determinados datos falsos, eso significaba que no se estaban teniendo en consideracion algunas piezas -fueran cuales fuesen-; lo cual, obviamente, queria decir que Lexie estaba en lo cierto. Tendria que leerlo todo para no perder ningun detalle importante.
De hecho, esa era la parte que mas le gustaba. La busqueda de la verdad resultaba a menudo mas divertida que el acto de escribir la conclusion definitiva, y por eso Jeremy se concentro absolutamente en la labor. Descubrio que Boone Creek fue fundado en 1729, por lo que era una de las localidades mas antiguas del estado, y que durante mucho tiempo no fue nada mas que una diminuta aldea mercantil asentada en la confluencia del rio Pamlico y del afluente Boone. Mas tarde, en ese mismo siglo, se convirtio en un puerto de pequena envergadura dentro del sistema de transporte fluvial, y el uso de los barcos de vapor a mediados del siglo xix acelero el auge del pueblo. Hacia finales del siglo xix, la fiebre del ferrocarril llego hasta Carolina del Norte, y entonces talaron infinidad de bosques y excavaron canteras. De nuevo el pueblo sufrio cambios debido a su emplazamiento, que lo convertia en una puerta de acceso a la zona conocida como la Barrera de Islas. Despues de ese periodo, la localidad crecio en consonancia con la economia del resto del estado, aunque la poblacion se mantuvo estable despues de 1930. En los censos mas recientes, la poblacion del condado habia disminuido, lo cual no sorprendio a Jeremy en absoluto.
Tambien leyo la seccion sobre el cementerio en el libro de historias de fantasmas. En esa version, Hettie maldijo el pueblo, no porque hubieran trasladado los muertos del cementerio, sino por el percance que se origino al negarse a ceder el paso a la esposa de uno de los comisionados que se acercaba en direccion opuesta. Se escapo del arresto porque todos la consideraban una figura casi espiritual en Watts Landing, pero unos cuantos elementos racistas de la localidad decidieron tomarse la justicia por sus propias manos y provocaron grandes destrozos en el cementerio de los negros. Indignada, Hettie maldijo el cementerio de Cedar Creek y juro que sus antepasados trincharian los campos del cementerio hasta que la tierra acabara por engullirlo.
Jeremy se acomodo en la silla, pensativo. Tres versiones completamente distintas de esencialmente la misma leyenda. Se pregunto que queria decir.
Lo mas curioso era que el escritor del libro -un tal A. J. Morrison- habia anadido una apostilla en cursiva afirmando que el cementerio de Cedar Creek ya habia empezado a hundirse. Segun los estudios realizados, el cementerio se habia hundido aproximadamente unos tres palmos. El autor no ofrecia ninguna explicacion del fenomeno.
Jeremy busco la fecha de publicacion. El libro habia sido escrito en 1954, y por el aspecto que tenia el cementerio en la actualidad, supuso que se habia hundido por lo menos otro metro desde entonces. Garabateo una nota para acordarse de buscar estudios sobre los terrenos del cementerio en ese periodo y tambien mas recientes. Sin embargo, mientras iba asimilando la informacion, no podia evitar mirar de vez en cuando hacia la puerta por encima del hombro, para ver si Lexie regresaba.
Mientras tanto, en el campo de golf del pueblo, el alcalde se hallaba en el
– ?Y dices que estaba en el Herbs? ?Hoy al mediodia? ?Has dicho
Asintio, fingiendo no ver como su amigo, que a su vez fingia buscar donde habia ido a parar la pelota que acababa de lanzar, apartaba la pelota con el pie de detras de un arbol hasta colocarla en una posicion mas conveniente.
– ?La encontre! -exclamo el sujeto, y empezo a prepararse para el siguiente lanzamiento.
El amigo del alcalde hacia esa clase de cosas todo el tiempo, lo que francamente no molestaba demasiado al alcalde, ya que el habria hecho exactamente lo mismo. De otro modo no habria sido posible mantener la holgura de sus tres handicaps.
Entretanto, mientras su interlocutor terminaba de relatarle el chisme, su amigo lanzo la pelota entre los arboles otra vez.
– ?Maldita sea! -grito. El alcalde no le hizo caso.
– Vaya, vaya, que interesante -profirio el alcalde mientras empezaba a maquinar un sinfin de posibilidades-. Me alegro de que me hayas llamado. Cuidate mucho, si, adios.
Cerro la tapa del movil justo en el instante en que su amigo se acercaba a el.
– Espero que tenga mas suerte la proxima vez.
– Yo no me preocuparia demasiado -dijo el alcalde, todavia pensando en los ultimos eventos que habian tenido lugar en la localidad-. De todos modos, seguro que acabaras colocando la pelota donde te de la gana.
– ?Con quien hablabas?
– Con el destino -anuncio-, y si jugamos bien esta partida, puede que sea definitivamente nuestra salvacion.
Dos horas mas tarde, justo cuando el sol comenzaba a ocultarse detras de las copas de los arboles y las sombras empezaban a propagarse a traves de la ventana, Lexie asomo la cabeza por la sala de los originales.