porque es donde estaban ubicados los despachos antes de que reorganizaramos la biblioteca.

– ?Y donde estan los despachos ahora?

– En esta planta -dijo ella, senalando hacia la estanteria mas alejada-, al lado de la sala de los libros originales.

– Vaya, has logrado impresionarme.

Ella sonrio.

– Por aqui. Primero le ensenare el lugar y luego le hablare de la biblioteca.

Durante los siguientes minutos se dedicaron a charlar al tiempo que serpenteaban por los pasillos de estanterias. Jeremy se entero de que la casa fue construida en 1874 por Horace Middleton, un capitan que habia hecho su fortuna con el comercio de madera y tabaco. Habia erigido la casa para su esposa y sus siete vastagos, pero nunca llego a habitarla. Justo antes de que finalizaran las obras, su esposa fallecio, y el oficial decidio trasladarse a Wilmington con su familia. La casa estuvo desocupada durante muchos anos, hasta que otra familia decidio instalarse hasta 1950, cuando finalmente fue adquirida por la Sociedad Historica, que a su vez la vendio al Estado para que la convirtiera en una biblioteca.

Jeremy escuchaba con atencion mientras ella departia. Caminaban despacio, y Lexie interrumpia su propio discurso para senalar algunos de sus libros favoritos. Ella era, tal y como pronto dedujo el, una lectora mucho mas avida que el, especialmente de los clasicos; pero claro, ahora que lo pensaba bien, tenia sentido. ?Por que otro motivo alguien trabajaria como bibliotecario si no fuera por amor a los libros? Como si supiera lo que estaba pensando, ella se detuvo y senalo con el dedo la placa que coronaba una de las estanterias.

– Seguramente le interesara esta seccion, senor Marsh.

El examino la placa: Sobrenatural/Brujeria. Aminoro la marcha, pero no se detuvo, y se dedico a anotar algunos de los titulos, entre ellos uno referente a las profecias de Michel de Nostredame. Nostradamus, como era mas conocido, publico cien vaticinios excepcionalmente vagos en 1555 en una obra denominada Centurias, la primera de las diez que escribio a lo largo de toda su vida. De las mil profecias que Nostradamus publico, unicamente unas cincuenta siguen citandose en la actualidad, lo cual constituye un estrecho margen de acierto de tan solo el cinco por ciento.

Jeremy hundio las manos en los bolsillos.

– Si quieres, puedo recomendarte algunos libros interesantes -se ofrecio el.

– Estaria encantada. Tengo que admitir que necesito ayuda con esa categoria de libros.

– ?No has leido ninguno?

– No; francamente, no me atraen los temas que tratan. Reviso esos libros cuando llegan a la biblioteca; me fijo en las imagenes y leo algunas conclusiones para decidir si son apropiados, pero nada mas.

– Haces bien; es lo mejor que se puede hacer con esta clase de material -dijo Jeremy.

– Sin embargo, lo mas sorprendente es que alguna gente del pueblo no desea que yo adquiera estos libros, especialmente los que tratan sobre brujeria. Creen que pueden ejercer una influencia negativa en los jovenes.

– Y es cierto; solo cuentan mentiras.

Ella sonrio.

– Quiza tenga razon, pero no me referia a eso. Quieren que me deshaga de los libros porque creen que realmente es posible conjurar los poderes de las fuerzas malignas, y que los ninos que leen esas historias pueden invocar accidentalmente a Satan y hacer que este se dedique a cometer fechorias por el pueblo.

Jeremy asintio.

– Ya, la impresionable juventud de los estados pentecostales del cinturon de la Biblia.

– Eso es; pero por favor, no se le ocurra citar mi nombre si piensa escribir algo referente a esa cuestion, ?de acuerdo?

Jeremy levanto la mano con porte solemne.

– ?Palabra de Scout!

Por unos breves momentos, anduvieron en silencio. El sol invernal apenas tenia fuerzas para irrumpir entre las nubes opacas, y Lexie se detuvo frente a una fila de lamparas para encenderlas. Una tenue luz amarillenta se adueno de la sala. Mientras ella se inclinaba hacia delante, Jeremy inhalo el ligero aroma floral de su perfume.

Con movimientos distraidos, el se dirigio hacia el retrato que adornaba la chimenea.

– ?Quien es?

Lexie hizo una pausa y desvio la vista hacia donde el estaba mirando.

– Mi madre.

Jeremy la contemplo con curiosidad, y Lexie suspiro.

– Despues de que la biblioteca original fuera pasto de las llamas en 1964, mi madre se encargo de buscar un nuevo edificio y empezar una nueva coleccion, algo que todo el mundo en el pueblo daba por imposible. Entonces ella solo tenia veintidos anos, pero invirtio muchos anos en hacer campana con las autoridades del condado y del estado para obtener fondos, organizo paradas ambulantes de pastelitos, y se dedico a visitar uno a uno todos los negocios de la localidad, sin dejarlos en paz hasta que accedian a darle dinero. Necesito muchos anos, pero al final lo consiguio.

Mientras ella hablaba, los ojos de Jeremy iban de Lexie al retrato. Existia cierta similitud, penso, algo que deberia de haber reconocido a simple vista, especialmente en los ojos. Asi como el color violeta le habia llamado la atencion inmediatamente, ahora que estaba mas cerca de ella descubrio en los ojos de Lexie una pincelada azul celeste en la parte mas externa del iris que en cierto modo le conferia un aire de gentileza. Aunque el retrato intentaba reflejar el color inusual, no lo conseguia.

Lexie termino de relatar la historia y rapidamente se aderezo un mechon rebelde detras de la oreja. Repetia ese gesto con cierta regularidad. Jeremy penso que probablemente era un habito nervioso, lo cual queria decir que se sentia nerviosa con el, y considero ese detalle como una buena senal.

Jeremy carraspeo.

– Por lo que me has contado, debe de ser una mujer fascinante. Me encantaria conocerla.

Lexie sonrio complacida, pero en lugar de proseguir, sacudio la cabeza un par de veces.

– Lo siento. Supongo que no deberia robarle tanto tiempo. Esta aqui por cuestiones de trabajo, y le estoy entreteniendo innecesariamente. -Senalo hacia la sala de los originales con la cabeza-. Sera mejor que le ensene el lugar donde permanecera encerrado los proximos dias.

– ?Crees que sera necesario que dedique varios dias a la busqueda de datos?

– Me ha pedido referencias historicas y el articulo, ?no? Me encantaria poder anunciarle que toda la informacion esta indexada, pero no es asi. Siento decirle que le espera una busqueda bastante tediosa.

– Pero no hay tantos libros que consultar, supongo.

– No se trata solo de libros, aunque tenemos un sinfin de titulos que le seran muy utiles. Probablemente encontrara parte de la informacion que busca en los diarios. Me he dedicado a compilar todos los que he podido de la gente que vivio en esta area, y le aseguro que la coleccion es considerablemente voluminosa. Incluso he conseguido algunos diarios que se remontan al siglo xvii.

– No tendras por casualidad el de Hettie Doubilet, ?verdad?

– No, pero tengo dos que pertenecieron a personas que vivian en Watts Landing, e incluso uno de un tipo que se definia a si mismo como un historiador aficionado local. No obstante, debo avisarle que no puede sacar nada de la biblioteca, y estoy segura de que necesitara bastante tiempo para revisar todo ese material. Practicamente son ininteligibles.

– Me muero de ganas por empezar -apunto Jeremy animado-. Las investigaciones tediosas me entusiasman.

Ella sonrio.

– Estoy segura de que se le da muy bien ese trabajo.

El esbozo una mueca burlona.

– Pues si, pero tambien se me dan bien otras cosas…

– No me cabe la menor duda, senor Marsh.

– Jeremy -dijo el-. Llamame Jeremy.

Ella lo observo fijamente.

– No creo que sea una buena idea.

– Oh, es una idea genial, confia en mi.

Ella resoplo al tiempo que pensaba que era la clase de tipo que nunca daba el brazo a torcer.

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