– Espero que haya encontrado el cementerio -dijo Tully arrastrando las palabras. Se inclino hacia el resto del grupo reunido en su mesa-. Ese es el medico del que os hablaba.

Jeremy saludo con la cabeza, intentando evitar que alguno de los presentes lo acorralara en una conversacion. Jamas habia sido una persona madrugadora, y para colmo no habia pasado una buena noche. El frio, el olor a muerte y las pesadillas sobre serpientes podian provocar un imprevisto malestar en cualquiera. Ocupo un sitio en una de las mesas mas alejadas, y Rachel se acerco eficientemente, con una cafetera en la mano.

– ?Hoy no vas a ningun entierro? -se rio ella.

– No. He decidido optar por una linea mas informal.

– ?Cafe, cielo?

– Si, por favor.

Rachel coloco una taza delante de el y la lleno hasta el borde.

– ?Quieres la especialidad del dia? Todos dicen que hoy esta sabrosisima.

– ?Cual es la especialidad del dia?

– Tortilla al estilo Carolina.

– De acuerdo -acepto, sin tener la menor idea de que era una tortilla al estilo Carolina; pero con el estomago vacio, cualquier cosa le parecia perfecta.

– ?Acompanada con grits y una tostada?

– Los grits son cereales, ?verdad? Venga, ?por que no?

– Enseguida vuelvo, corazon.

Jeremy empezo a juguetear con la taza de cafe mientras repasaba las noticias del periodico del dia anterior. La publicacion estaba compuesta por cuatro paginas en total, contando la historia que ocupaba toda la portada sobre una anciana llamada Judy Roberts que acababa de celebrar su centesimo cumpleanos, un hecho destacable que solo conseguia el 1,1 por ciento de la poblacion. Junto al articulo habia una foto del personal del asilo de ancianos sosteniendo un pequeno pastel con una unica vela, mientras que la senora Roberts yacia tumbada en la cama a su lado, con aspecto comatoso.

Jeremy desvio la vista hacia la ventana, preguntandose por que caia siempre en la trampa de ojear la prensa local. Vio una maquina dispensadora del USA Today, y se disponia a buscar unas monedas sueltas en el bolsillo cuando el ayudante del sheriff se sento justo en la mesa de enfrente de el.

El individuo tenia cara de pocos amigos, y daba la impresion de estar en una excelente forma fisica; parecia que sus biceps hinchados fueran a reventar las costuras de las mangas de su camisa de un momento a otro, y lucia unas gafas de sol pasadas de moda con cristales de espejos. Si, penso Jeremy, las tipicas que exhibian los sheriffs en las series televisivas. Su mano se apoyaba en posicion de reposo sobre la pistola, y en la boca tenia un mondadientes, que pasaba de un lado a otro sin parar. No dijo nada; se limito a observarlo quedamente, lo cual le dio a Jeremy la oportunidad de ver su propio reflejo durante un buen rato.

No podia negar que ese sujeto lo intimidaba.

– ?Deseaba algo? -le pregunto Jeremy finalmente. El mondadientes se movio de un lado a otro de nuevo. Jeremy cerro el periodico, preguntandose que diantre sucedia.

– ?Jeremy Marsh? -pregunto el oficial.

– ?Si?

– Me lo habia figurado.

Encima del bolsillo de la camisa del oficial, Jeremy distinguio una placa brillante con el nombre grabado. Otra chapa de identificacion.

– Y usted debe de ser el sheriff Hopper.

– El ayudante del sheriff.

– Disculpe -dijo Jeremy titubeando-. ?He cometido alguna infraccion, oficial?

– No lo se -repuso Hopper-. ?Usted que opina?

– Creo que no.

El palillo volvio a moverse en la boca del ayudante del sheriff.

– ?Esta pensando en quedarse por aqui una temporada?

– Solo una semana, mas o menos. He venido porque quiero escribir un articulo…

– Lo se -lo interrumpio Hopper-. Pero queria confirmarlo. Me gusta charlar con los forasteros que tienen intencion de quedarse unos dias en nuestro pueblo.

Hopper recalco la palabra «forasteros», haciendo que Jeremy sintiera que ser forastero era como una especie de pecado. No creia que pudiera aplacar la hostilidad del oficial con ningun comentario, asi que se limito a asentir.

– Ah.

– He oido que piensa pasar muchas horas en la biblioteca.

– Bueno, supongo que deberia…

– Ya veo -murmuro el ayudante del sheriff, interrumpiendolo de nuevo.

Jeremy asio la taza de cafe y tomo un sorbo, intentando ganar tiempo.

– Lo siento, oficial, pero lo cierto es que no se que le pasa.

– Ya veo -volvio a repetir Hopper.

– ?Eh, Rodney! ?Deja en paz a nuestro huesped! -grito el alcalde desde la otra punta de la sala-. Es un invitado especial, que ha venido para escribir un articulo sobre las costumbres locales.

El ayudante del sheriff no parpadeo ni aparto la vista de Jeremy. Por alguna razon, parecia completamente enojado.

– Solo estoy charlando con el, alcalde.

– Pues deja que el senor Marsh disfrute de su desayuno -lo amonesto Gherkin al tiempo que se levantaba de la mesa. Luego saludo con la mano-. Ven, Jeremy; aqui hay un par de personas que quiero que conozcas.

Hopper siguio mirando a Jeremy con cara de pocos amigos mientras este se levantaba y se dirigia a la mesa del alcalde.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Gherkin lo presento a los dos hombres que compartian mesa con el. Uno debia de ser el abogado mas esqueletico del condado, y el otro era un especimen de medico sumamente grueso, que trabajaba en el hospital de la localidad. Ambos parecieron examinarlo con la misma mirada despectiva que el ayudante del sheriff; con reservas, como se solia decir. Entretanto, el alcalde se deleitaba explicando lo contentos que estaban todos en el pueblo con la visita de Jeremy. Se inclino hacia los otros dos y asintio de forma conspirativa.

– Quiza salgamos en Primetime Live -susurro Gherkin.

– ?De veras? -exclamo el abogado. Jeremy penso que ese individuo parecia un esqueleto andante.

Jeremy empezo a balancearse, apoyando todo el peso de su cuerpo en un pie y luego en el otro de forma alternativa.

– Bueno, como ayer intentaba explicarle al senor alcalde…

Gherkin le propino una fuerte palmada en la espalda, interrumpiendolo rapidamente.

– ?Que ilusion aparecer en un programa de tanta audiencia! -exclamo Gherkin.

Los otros asintieron con expresion solemne.

– Y hablando del pueblo -agrego repentinamente el alcalde-, tengo el placer de invitarte a una cena privada esta noche, con un reducido grupo de amigos. Nada especial, no creas, pero puesto que solo estaras unos dias, me gustaria que conocieras a algunas de las personas mas destacadas de la localidad.

Jeremy levanto los brazos.

– No es necesario…

– ?Bobadas! -espeto Gherkin-. Es lo minimo que podemos hacer. Y recuerda, algunas de las personas que invitare han visto esos fantasmas con sus propios ojos, asi que tendras la oportunidad de recoger sus vivencias de primera mano. Probablemente sus historias te provocaran pesadillas.

Jeremy enarco una ceja. El abogado y el medico lo observaban expectantes. Cuando Jeremy vacilo, el alcalde aprovecho para zanjar el tema.

– ?Te va bien a las siete? -inquirio.

– Si… Supongo que si -convino Jeremy-. ?Donde sera la cena?

– Ya te lo comunicare mas tarde. Supongo que pasaras el dia en la biblioteca, ?no?

– Seguramente si.

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