este, como si le leyera el pensamiento, esbozo una calida sonrisa.
– Te gustaria Europa. Las catedrales, los pueblos pintorescos, los bares y las plazas bulliciosas de los pueblos y de las ciudades. El estilo de vida relajado… Por tu forma de ser, segura que te sentirias como pez en el agua alli.
Lexie sonrio. Que agradable pensamiento, pero… Ese era el problema. Siempre habia un pero. La vida mostraba una desagradable tendencia a acotar las oportunidades exoticas. Viajar por placer a lugares lejanos no era una realidad al alcance de la mayoria de la gente, incluida ella. No podia convencer a Doris para que la acompanara, ni tampoco podia tomarse demasiados dias libres de la biblioteca. De todos modos, ?por que diantre le estaba contando el toda esa pelicula? ?Para mostrarle que era mas cosmopolita que ella? Lexie ya sabia eso de antemano; no hacia falta una exhibicion tan desconsiderada.
No obstante, mientras intentaba digerir esos pensamientos, otra vocecita se interpuso en su monologo mental, una voz que le decia que Jeremy solo intentaba elogiarla, decirle que sabia que ella era diferente, mas mundana de lo que parecia, y que por eso podia encajar en cualquier sitio sin ningun problema.
– Siempre he querido viajar -admitio finalmente, intentando sortear las voces contradictorias en su cabeza-. Debe de ser fantastico, si uno puede permitirselo, claro.
– Si, a veces es maravilloso. Pero lo creas o no, lo que mas me atrae es conocer a gente. Y cuando recuerdo los lugares donde he estado, a menudo veo caras en lugar de monumentos.
– Hablas como un verdadero sentimental -asevero ella mientras pensaba: «Senor Marsh, es usted dificil de resistir. Mujeriego, romantico y altruista, viajero pero a la vez enamorado de su ciudad natal, mundano pero consciente de las cosas que realmente valen la pena en esta vida. Seguro que no importa adonde vaya o a quien conozca; no me cabe la menor duda de que tiene una habilidad innata para hacer que los demas, especialmente las mujeres, se sientan a gusto con usted». Lo cual, por supuesto, la llevaba directamente a aceptar la primera impresion que habia tenido de el.
– Quiza si que soy un sentimental -dijo Jeremy, sin apartar los ojos de ella.
– ?Sabes lo que mas me gustaba de Nueva York? -dijo Lexie cambiando de tema.
El la miro con curiosidad.
– La sensacion de que siempre pasaba algo en esa ciudad. A todas horas habia gente caminando a un ritmo frenetico por las aceras, y las calles estaban plagadas de taxis, sin importar la hora que fuera. Siempre habia algun lugar adonde ir, algo que ver, un nuevo restaurante que probar. Era excitante, especialmente para alguien como yo, que se habia criado en un pueblo pequeno; vaya, casi tan excitante como ir a Marte.
– ?Por que no te quedaste?
– Supongo que podria haberlo hecho. Pero no era el lugar mas idoneo para mi. Al principio tenia una buena razon para estar alli. Me fui con mi novio.
– Ah -dijo Jeremy-. Asi que lo seguiste hasta Nueva York.
Ella asintio con la cabeza.
– Nos conocimos en la universidad. Parecia tan…, no lo se…, tan perfecto, supongo. Era de Greensboro. Provenia de una buena familia y era sumamente inteligente. Y muy guapo, tambien; tan guapo como para conseguir que cualquier mujer ignorara sus mejores instintos y cayera rendida a sus pies. Se interpuso en mi camino, y al dia siguiente me encontre siguiendolo a ciegas hasta la gran ciudad, sin poder evitarlo.
– ?De veras era tan especial? -Jeremy sonrio socarronamente.
Lexie tambien sonrio maliciosamente. A los hombres no les gustaba oir halagos sobre otros hombres, especialmente si estos habian mantenido una relacion formal con la mujer que les interesaba.
– Todo fue viento en popa durante el primer ano. Incluso habiamos decidido casarnos. -Lexie parecio perderse en sus pensamientos, luego entorno los ojos y solto un suspiro antes de proseguir-. Obtuve una plaza de interina en la biblioteca de la Universidad de Nueva York, y Avery encontro trabajo en Wall Street; hasta que un dia me lo encontre en la cama con una de sus companeras de trabajo. Fue un golpe muy duro, pero me di cuenta de que no era el tipo que yo esperaba, asi que hice las maletas y regrese. Desde entonces no lo he vuelto a ver.
La brisa empezo a soplar con mas fuerza, con un lento y prolongado silbido.
– ?Tienes hambre? -le pregunto ella, intentando cambar de tema nuevamente-. Aunque estoy a gusto aqui, charlando contigo, creo que sera mejor que coma algo. Si estoy hambrienta, suelo ponerme verdaderamente insoportable.
– La verdad es que yo tambien me muero de hambre -repuso el.
Regresaron al coche y se repartieron la comida. Jeremy abrio la caja de galletas saladas. Sentado en el asiento del conductor, se dio cuenta de que la vista que tenian delante no era nada especial, asi que puso el motor en marcha y maniobro por la explanada hasta que encaro el coche hacia la fabulosa panoramica del pueblo; entonces apago el motor.
– Asi que volviste a Boone Creek y te pusiste a trabajar de bibliotecaria y…
– Asi es -constato ella-. Eso es lo que he estado haciendo durante los ultimos siete anos.
Jeremy hizo sus cuentas y calculo que Lexie debia de tener treinta y un anos.
– ?Has tenido algun otro novio desde entonces? -inquirio.
Lexie rompio un trozo de queso de la cajita de carton que sostenia entre sus piernas y lo puso sobre una galleta salada. No sabia si contestar, pero entonces penso que tampoco pasaba nada por contar parte de su vida a un desconocido. Despues de todo, el se marcharia del pueblo en un par de dias.
– Si. He tenido algun que otro novio. -Le hablo del abogado, del medico, y por ultimo de Rodney Hopper; pero no menciono al senor sabelotodo.
– Fantastico, ?no? Por lo que cuentas, parece que eres feliz -dedujo el.
– Lo soy -asevero ella rapidamente-. ?Tu no?
– La mayor parte del tiempo si, aunque de vez en cuando me entra alguna neura repentina, pero creo que eso es normal.
– ?Y es entonces cuando te pones tus pantalones caidos?
– Exactamente -respondio el con una sonrisa. Tomo un punado de galletas saladas, los dejo en equilibrio sobre una de sus piernas y empezo a colocar trozos de queso sobre cada uno de ellos. Levanto la vista, con aire serio-. ?Te molesta si te hago una pregunta personal? No tienes que contestar, si no quieres. No me sentire humillado, de verdad. Pero es que siento una enorme curiosidad por algo que has dicho antes.
– ?Te refieres a algo mas personal que preguntarme sobre mis ex novios?
Jeremy puso cara de ingenuo, y ella tuvo una vision repentina de como debia de ser cuando era un chiquillo: con la carita delgada y tersa, con el flequillo cortado en linea recta, con una camiseta y unos vaqueros sucios de tanto jugar en la calle.
– Adelante.
Jeremy clavo la vista en su cajita de carton con fruta mientras hablaba, como si le diera verguenza mirarla a los ojos.
– Antes me has senalado la casa de tu abuela, y has dicho que te criaste alli.
Lexie asintio. Se habia preguntado cuanto tardaria en hacerle esa pregunta.
– Asi es.
– ?Por que?
Lexie desvio la vista hacia la ventana, y por unos instantes busco un punto de la carretera que conducia hasta los confines del pueblo. Cuando lo avisto, empezo a hablar sosegadamente.
– Mis padres volvian de Buxton, una pequena localidad en la que tenian una casita en la playa. Esta en la zona de la Barrera de Islas, y es el pueblo que eligieron para casarse. Resulta bastante dificil llegar hasta alli desde Boone Creek, pero mi madre aseguraba que era el lugar mas bello del mundo, asi que mi padre compro una barca para que no tuvieran que usar el transbordador cada vez que quisieran ir. Era su lugar preferido, donde se escapaban juntos siempre que podian. Desde el porche se divisa una magnifica panoramica, con un bonito faro incluido. De vez en cuando yo tambien me refugio alli, igual que hacian ellos, cuando necesito desconectar de todo y de todos.
En sus labios se esbozo una finisima sonrisa antes de continuar.
– Una noche, de regreso a casa, mis padres estaban cansados. Aun se necesita un par de horas para hacer el trayecto sin el transbordador. Todos creen que en el camino de vuelta mi padre se quedo dormido mientras conducia y el coche se precipito por el puente. Cuando la policia hallo el coche y logro sacarlo del agua a la manana siguiente, los dos habian muerto.