Jeremy acelero el paso para no quedarse rezagado cuando ella emprendio la marcha por encima del paseo entarimado. Al cabo de un rato, Lexie empezo a caminar mas despacio y finalmente se detuvo y se apoyo en la barandilla mientras Jeremy observaba el puente de caballetes. Quedaba suspendido encima del rio, a una gran altura para permitir el paso de los barcos; estaba construido con vigas entrecruzadas, lo que le conferia un aspecto de puente colgante.
– Igual querias verlo desde mas cerca -comento ella-. Si tuvieramos mas tiempo, te llevaria al otro lado del rio, hasta el molino, aunque creo que desde aqui gozas de una vista privilegiada. -Senalo hacia el otro extremo del pueblo-. El puerto queda alli, cerca de la carretera principal. ?Ves los veleros amarrados?
Jeremy asintio. No sabia por que, pero se habia imaginado que el lugar seria mas impresionante.
– ?Los barcos grandes pueden atracar en el puerto?
– Creo que si. A veces es posible ver algunos yates imponentes de New Bern.
– ?Y las gabarras?
– Supongo que tambien. El rio esta dragado para permitir el transito de esas grandes embarcaciones que transportan troncos de madera, pero normalmente atracan en el extremo mas alejado. Mira. -Senalo hacia lo que parecia ser una pequena cueva-. Alli hay un par, cargadas con troncos.
Jeremy desvio la vista hacia donde ella le indicaba, y despues se fue volviendo lentamente, intentando coordinar diferentes puntos. Con Riker's Hill a lo lejos, el puente de caballetes y la fabrica parecian perfectamente alineados. ?Coincidencia? ?O acaso era un dato irrelevante? Observo fijamente la fabrica de papel, pensando si la parte superior de las chimeneas se iluminaba por la noche. Tendria que confirmar ese detalle.
– ?Y todos los troncos se trasportan en esas barcazas, o tambien recurren al ferrocarril?
– Pues la verdad es que no lo se, pero seguro que no nos costara demasiado averiguarlo.
– ?Sabes cuantos trenes usan el puente de caballetes?
– No estoy segura. A veces oigo el silbido por la noche, y mas de una vez he tenido que detenerme en el cruce del pueblo para dejar pasar a uno, aunque no puedo confirmarte el numero preciso de trenes. Se que realizan muchos viajes hasta el molino, que es donde se detienen.
Jeremy asintio con la cabeza y volvio a observar el puente de caballetes con porte pensativo.
Lexie sonrio.
– Se lo que estas pensando. Piensas que quiza la luz de los trenes emite destellos cuando pasa por encima del puente y eso es lo que origina las luces, ?no es cierto?
– Si, es una posibilidad que se me ha pasado por la cabeza.
– Pues no. Ese no es el motivo -anuncio ella, sacudiendo la cabeza repetidas veces.
– ?Estas segura?
– Por la noche todos los trenes se dirigen hacia el enorme patio de la fabrica de papel, para que puedan cargarlos a la manana siguiente. Asi que la luz de la locomotora brilla en direccion opuesta, lejos de Riker's Hill.
Jeremy considero la explicacion mientras se apoyaba en la barandilla al lado de ella. El viento azotaba su melena, aportandole un aspecto desalinado. Lexie escondio las manos en los bolsillos de la chaqueta.
– ?Sabes que? Entiendo perfectamente por que te sientes tan orgullosa de haberte criado en este lugar - declaro el.
Ella se dio la vuelta para apoyarse de espaldas a la barandilla y clavo la vista en la calle principal del pueblo, con sus pequenas tiendas pulidas y adornadas con banderas americanas, con su barberia, con su pequeno parque situado al final del paseo entarimado.
La acera estaba transitada por personas que entraban y salian de los establecimientos, trajinando bolsas. A pesar del aire fresco invernal, nadie parecia llevar prisa.
– Bueno, tengo que admitir que en cierta manera se parece bastante a Nueva York.
Jeremy se echo a reir.
– No lo decia por eso. Me referia a que probablemente a mis padres les habria encantado criar a sus hijos en un lugar como este; con tantas zonas verdes y bosques donde poder jugar, e incluso con un rio para banarse cuando aprieta el calor. Debe de haber sido… idilico.
– Todavia lo es. O al menos eso es lo que algunos pensamos.
– Parece que no abandonarias Boone Creek por nada del mundo.
Lexie se quedo pensativa unos instantes.
– Es cierto, aunque me marche para ir a la universidad, y eso es algo que poca gente hace aqui. Es un condado pobre, y el pueblo ha pasado por numerosas penurias desde que cerraron el molino textil y la mina de fosforo. Ademas, son muchos los padres que no confian en las ventajas que supone el ofrecer a sus hijos una buena educacion. A veces resulta duro convencer a los ninos de que existen cosas mas importantes en la vida que trabajar en la fabrica de papel que hay justo al otro lado del rio. Yo vivo aqui porque quiero, porque asi lo he elegido. Pero muchas de estas personas simplemente se quedan porque no pueden marcharse.
– Eso sucede en todas partes. Tampoco ninguno de mis hermanos fue a la universidad, asi que siempre he sido el bicho raro de la familia, solo porque me gustaba estudiar. Mis padres son de la clase obrera y toda su vida han vivido en Queens. Mi padre era conductor de autobuses; se paso cuarenta anos de su vida sentado detras del volante hasta que finalmente se retiro.
Lexie parecia interesada.
– Vaya, es curioso. Ayer pensaba que eras el tipico tipo que se habia criado en el Upper East Side. Ya sabes, con porteros que te saludan por tu nombre, escuelas privadas carisimas, agapes diarios consistentes en cinco platos, un mayordomo que anuncia las visitas…
Jeremy se estremecio con cara de horror.
– Primero me dices que pensabas que era hijo unico, y ahora me sueltas eso. Estoy empezando a pensar que me tomas por un remilgado insoportable.
– No, remilgado no, tan solo…
– No sigas, por favor -la atajo levantando la mano-. Prefiero no saberlo, especialmente porque no es verdad.
– ?Como sabes que es lo que iba a decir?
– Porque ya veo por donde vas, y tengo la certeza de que no diras nada positivo sobre mi.
Las comisuras de la boca de Lexie apuntaron hacia arriba sutilmente.
– Lo siento. No hablaba en serio.
– No te creo -contesto el con una sonrisa afable. A continuacion se dio la vuelta para apoyarse tambien de espaldas a la barandilla, y la brisa lo golpeo en plena cara-. Pero no te preocupes; no me lo tomare como algo personal, porque te aseguro que no soy ningun ricacho malcriado.
– No, eres un periodista objetivo.
– Exactamente.
– Aunque te niegas a mantener una actitud abierta sobre cualquier tema que tenga matices misteriosos.
– Exactamente.
Lexie solto una carcajada.
– ?Y que hay acerca de la supuesta aura de misterio que envuelve a las mujeres? ?Tampoco crees en eso?
– Oh, se que es verdad -proclamo, pensando en ella en particular-. Pero no es como creer en una fusion fria.
– ?Por que?
– Porque las mujeres son un misterio subjetivo, no objetivo. Es imposible medir nada respecto a ellas de un modo cientifico, aunque tengo que admitir que es cierto que existen diferencias geneticas entre los dos generos. Los hombres solo tildan a las mujeres de misteriosas porque no se dan cuenta de que ellos ven el mundo de una forma diferente a como lo ven ellas.
– ?De veras?
– Claro que si. Es una cuestion que se remonta a la evolucion de la especie y a las formas mas convenientes de conservarla.
– ?Y tu eres un experto en la materia?
– Tengo ciertos conocimientos en esa area, si.
– Asi pues, ?tambien te consideras un experto en mujeres?