– No, de ningun modo. No te olvides de que soy muy timido.

– Ya. Y aun quieres que me lo crea.

Jeremy cruzo los brazos y enarco una ceja.

– Dejame que lo adivine… Crees que soy incapaz de mantener una relacion estable.

Lexie lo miro con desden.

– Mas o menos.

El se echo a reir.

– ?Que puedo decir? El periodismo de investigacion forma parte de un mundo glamuroso, y hay montones de mujeres que desean formar parte de ese mundo.

Ella esbozo una mueca de hastio.

– Vamos, hombre. Ni que fueras un actor de cine o un cantante de una banda de rock. Escribes para Scientific American.

– ?Y?

– Bueno, aunque solo sea una chica provinciana, estoy segura de que no es la clase de revista que atraiga a muchas seguidoras femeninas.

El la miro con aire triunfal.

– Me parece que te contradices.

– Se cree usted muy listo, ?eh, senor Marsh? -espeto al tiempo que fruncia el ceno.

– Vaya, de nuevo te decantas por el trato formal. ?Significa eso que estas pensando en retirarme la confianza?

– Quiza -respondio altivamente mientras se arreglaba el pelo detras de la oreja-. Pero que conste que has sido tu el que ha evitado el tema de que para ser famoso se necesita disponer de un fornido grupo de seguidoras. Mira, todo lo que tienes que hacer es dejarte ver por los sitios de moda y desplegar tus encantos.

– ?Asi que crees que soy un tipo encantador?

– Diria que algunas mujeres podrian considerarte un tipo encantador.

– Pero tu no.

– No estamos hablando de mi. Estamos hablando de ti, y ahora estas intentando cambiar de tema otra vez, lo cual significa, probablemente, que tengo razon pero que te niegas a admitirlo.

Jeremy la contemplo con admiracion.

– Es usted muy lista, senorita Darnell.

– Eso es lo que dicen -asintio ella con orgullo.

– Y encantadora -agrego el a continuacion.

Lexie sonrio y desvio la mirada hacia otro lado. Clavo los ojos en la tarima de madera que habia debajo de sus pies, luego miro hacia el pueblo, luego hacia el cielo, y finalmente resoplo incomoda. Finalmente decidio no decir nada que sirviera para responder al halago, pero noto que se sonrojaba sin poderlo remediar.

Como si le estuviera leyendo el pensamiento, Jeremy decidio cambiar de tema rapidamente.

– Tengo una curiosidad: ?que opinas sobre todos los acontecimientos que sucederan en el pueblo este fin de semana?

– ?No estaras aqui para sacar tus propias conclusiones? -inquirio Lexie.

– Probablemente si. Pero tengo curiosidad por saber tu opinion.

– ?Dejando de lado el que esos acontecimientos trastornan por completo la vida de mucha gente durante varios dias? -se lamento ella-. Bueno, es… Digamos que en esta epoca del ano es necesario. Pasamos del Dia de Accion de Gracias a Navidad en un abrir y cerrar de ojos, y luego no hay nada significativo a celebrar hasta la primavera. Y mientras tanto, los dias son frios y grises y lluviosos… Asi que hace bastantes anos, los del Ayuntamiento decidieron organizar la «Visita guiada por las casas historicas», y desde entonces se las han apanado para ir anadiendo mas actos festivos con la esperanza de poder ofrecer un fin de semana completo a los turistas. Este ano le toca el turno al cementerio; el ano pasado organizaron el desfile, y el anterior fue el baile en el granero el viernes por la noche. Esas actividades estan empezando a engrosar la lista de tradiciones del pueblo, asi que practicamente todos las esperan con muchas ganas. -Lo miro altaneramente-. Aunque te parezca un pueblecito de mala muerte, puedes pasartelo francamente bien aqui.

Jeremy habia seguido toda la explicacion con suma atencion. Entonces se acordo de la fotografia del baile en un granero que aparecia en el folleto.

– ?Asi que organizan un baile? -pregunto, fingiendo no saber nada al respecto.

Lexie asintio.

– El viernes por la noche. En el granero de tabaco de Meyer, en medio del pueblo. Es bastante divertido, con una orquesta en directo y toda esa parafernalia. Es la unica noche del ano en la que el Lookilu esta practicamente vacio.

– Bueno, si me da por ir, supongo que aceptaras bailar conmigo, ?no?

Ella sonrio antes de lanzarle una mirada casi seductora.

– Mira, hagamos un trato. Si el viernes has hallado la solucion al misterio, bailare contigo.

– ?Lo prometes?

– Lo prometo -repuso ella-. Pero el trato es que primero tienes que resolver el misterio.

– De acuerdo -acepto Jeremy-. ?Estoy impaciente! Y si me pongo a pensar en el lindy o el fox-trot… -Sacudio la cabeza y solto un prolongado suspiro-. Bueno, lo unico que puedo decir es que espero que estes a mi altura.

– Lo intentare -dijo Lexie entre risas. De repente se puso seria; cruzo los brazos, desvio la vista hacia el sol que intentaba abrirse paso entre la bruma sin exito y anuncio-: Esta noche.

Jeremy fruncio el ceno.

– ?Esta noche que?

– Veras las luces esta noche, si vas al cementerio.

– ?Como lo sabes?

– Se acerca la niebla.

El siguio su mirada.

– ?Como lo sabes? Yo no aprecio nada diferente.

– Mira al otro lado del rio, detras de mi. Las puntas de las chimeneas de la fabrica de papel ya estan practicamente ocultas entre las nubes.

– ?Ya! -solto el con incredulidad.

– Date la vuelta y mira.

Jeremy miro hacia atras por encima del hombro. Entonces volvio a mirar con mas atencion, estudiando el contorno de la fabrica de papel.

– Tienes razon -confeso.

– Claro.

– Supongo que has mirado de refilon cuando estaba despistado, ?no?

– No -repuso ella-. Simplemente lo sabia.

– Ah -dijo el-. ?Otro de esos misterios inexplicables?

Lexie se separo de la barandilla.

– Definelo como quieras. Vamos, se esta haciendo tarde y he de regresar a la biblioteca. Dentro de quince minutos tengo una sesion de lectura con los ninos.

Mientras regresaban al coche, Jeremy se fijo en que la cima de Riker's Hill tambien habia quedado oculta. Sonrio, pensando que asi lo habia adivinado ella. Desde su posicion habia avistado la niebla en lo alto de la colina y habia deducido que tambien habria niebla al otro lado del rio. Trampa, trampa.

– Y bien; puesto que parece que tu tambien tienes poderes ocultos, ?como puedes estar tan segura de que esta noche se podran ver las luces? -inquirio el, intentando encubrir su sonrisa burlona.

Lexie tardo unos instantes en contestar.

– Porque lo se -dijo simplemente.

– Entonces supongo que tengo que creerte. ?Y sugieres que vaya a verlas? -Subitamente, tras formular la pregunta, se acordo de la cena a la que se suponia que debia asistir y entorno los ojos con aire de fastidio.

– ?Que pasa? -pregunto ella, desconcertada.

– El alcalde va a organizar una cena con varias personas a las que quiere que conozca; algo parecido a una

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