su trabajo de bibliotecaria, mientras el se hallaba en la otra punta de la biblioteca, sentado, con el cuerpo encorvado, leyendo algun libro mas que aburrido. A lo mejor Lexie solo pretendia ser cortes con el, ya que no podia obviar el hecho de que era forastero. Considero un par de veces dicha posibilidad, y admitio -no sin alivio- que tenia sentido. Maldicion; todo el mundo se esmeraba por intentar que ese tipo se sintiera como en casa, el alcalde el primero. Esa manana, cuando tenia acorralado al urbanita, justo en el momento en que iba a dejar claras las reglas del juego, el alcalde (?el alcalde!) habia ayudado a ese energumeno a escapar airoso. Y ahora, ese desgraciado y Lexie estaban recogiendo flores y contemplando juntos el arco iris.

Pero a lo mejor no era asi, tuvo que recordarse a si mismo. Odiaba no saber que era lo que pasaba, y justo en el momento en que se preparaba para salir del coche y dirigirse al edificio, sus pensamientos se vieron truncados por unos golpecitos secos en la ventana del coche. Necesito unos instantes para enfocar la cara que habia al otro lado del cristal.

El alcalde. ?Vaya con ese plasta inoportuno! Era la segunda vez que lo interrumpia en el mismo dia.

Rodney bajo el cristal, y una bocanada de aire helado penetro en el coche. El alcalde se apoyo en el marco de la ventana usando sus manos como soporte.

– ?Justo el hombre que andaba buscando! -exclamo Gherkin-. Pasaba por aqui y he visto tu coche aparcado, y de repente he pensado que esta noche necesitaremos a un representante de las fuerzas de la ley.

– ?Para que?

– Para la fiestecita que estoy organizandole a Jeremy Marsh, nuestro ilustre visitante, esta noche, en la plantacion de Lawson.

Rodney parpadeo varias veces seguidas.

– Bromeas, ?verdad?

– No, de ningun modo. De hecho, le he pedido a Gary que le haga una copia de la llave de la ciudad.

– La llave de la ciudad -repitio Rodney.

– Por supuesto, pero no se lo cuentes a nadie. Es una sorpresa. Pero ya que todo este tema esta adoptando un cauce demasiado oficial, te agradeceria mucho que vinieras esta noche. De ese modo confeririamos a la velada un aire mas… mas solemne. Mira, podrias estar a mi lado cuando le entregue la llave de la ciudad.

Rodney hinchio el pecho, sintiendose adulado. No obstante, no habia ninguna posibilidad de que aceptara la proposicion.

– Me parece que eso deberia hacerlo mi jefe, ?no te parece?

– Bueno, si. Pero ambos sabemos que estos dias esta en la montana cazando, y puesto que tu asumes el cargo cuando el no esta, es una de esas cosas que te toca hacer.

– No se, Tom. Tendria que buscar a alguien para que me reemplazara. Es una pena, pero no creo que pueda hacerlo.

– Si, es una pena, pero lo comprendo. El deber es lo primero.

Rodney suspiro aliviado.

– Gracias.

– Estoy seguro de que a Lexie le sabra mal no verte.

– ?Lexie?

– Si, claro. Es la bibliotecaria, y eso la convierte en una de las dignatarias que tiene que asistir. Precisamente venia para comunicarselo. Bueno, probablemente no le importara pasar la noche charlando con nuestro huesped, si tu no estas. -El alcalde se incorporo-. Pero no te preocupes; lo comprendo, de veras.

– ?Un momento! -grito Rodney mientras su cerebro intentaba procesar la informacion rapidamente-. Has dicho que es esta noche, ?verdad?

Gherkin asintio.

– No se en que estaba pensando, pero creo que Bruce tiene guardia, asi que seguramente podre organizarme para venir un rato.

Gherkin sonrio.

– Me alegro mucho. Y ahora, si me perdonas, me voy a la biblioteca a charlar con la senorita Darnell. ?Tenias intencion de hablar con ella? Porque si es asi, puedo esperar.

– No -repuso Rodney-. Simplemente dile que la vere mas tarde.

– Se lo dire, no te preocupes.

Tras conseguir alguna informacion adicional para Jeremy y hacer una rapida incursion en su despacho, Lexie se hallo rodeada de una veintena de ninos, algunos comodamente instalados en las faldas de sus madres. Sentada en el suelo, Lexie empezo a leer su tercer libro. En la sala habia un gran alboroto, como siempre. En una mesita baja situada en un rincon habia galletas y ponche; en la esquina mas alejada, algunos de los ninos que mostraban menos interes por la narracion jugaban con los juguetes que Lexie habia colocado en las estanterias. Otros se dedicaban a pintar con los dedos sobre un tapete que ella habia disenado. La sala estaba decorada con colores intensos; las estanterias se asemejaban a divertidos lapices de colores, y a pesar de las protestas de algunos de los voluntarios mas veteranos y de los empleados -que querian que los ninos se sentaran en silencio mientras duraba la sesion de lectura, tal y como habian hecho siempre-, Lexie deseaba que los pequenos se lo pasaran en grande en la biblioteca. Queria que tuvieran ganas de venir, aunque eso implicara abarrotar las estanterias de juguetes y disponer de una sala menos silenciosa. A lo largo de los anos habia tenido la satisfaccion de ver como docenas de ninos disfrutaban jugando durante un ano o mas antes de descubrir el placer de las historias, y eso le parecia un gran logro. Siempre y cuando siguieran yendo a la biblioteca, claro.

Pero hoy, mientras leia, su mente estaba ausente, en otro lugar lejos de la sala y de lo que alli sucedia, pensando en el rato que habia compartido con Jeremy durante la hora de la comida. Aunque no pudiera definirse como una cita, para ella habia tenido casi el mismo efecto, lo cual era francamente desconcertante. Reviviendo esos momentos, se dio cuenta de que habia revelado mas cosas de si misma de las que queria, y trato de recordar como habia sucedido. El no habia intentado sonsacarle ninguna informacion; simplemente habia pasado y punto. Pero ?por que diantre seguia todavia dandole vueltas al asunto?

No se consideraba una neurotica; no era propio de ella realizar esa clase de analisis inacabable. Y ademas, se dijo a si misma, ni siquiera habia sido una cita formal. No obstante, no importaba lo mucho que intentara no pensar en el, la imagen de Jeremy continuaba apareciendo en su mente irremediablemente, con su sonrisa socarrona y su expresion genuinamente divertida ante las anecdotas que ella le contaba. ?Que debia de pensar sobre su vida en el pueblo? ?Y que pensaba sobre ella? Recordo que incluso se habia ruborizado cuando el le habia dicho que la encontraba encantadora. ?Que demonios le pasaba? Quiza, penso, se debia a que se habia sincerado mas de la cuenta con el hablandole sobre su pasado, y eso la habia dejado en una posicion vulnerable.

Se dijo a si misma que no volveria a caer en el mismo error. Sin embargo…

No podia negar que no lo habia pasado nada mal. Charlar con un desconocido, con alguien que no conocia nada ni a nadie del pueblo, le habia resultado un ejercicio sencillamente refrescante. Casi habia olvidado lo especiales que esas situaciones podian llegar a ser. Y se sintio gratamente sorprendida. Doris tenia razon. Ese individuo era mas interesante de lo que le habia parecido a simple vista, y si bien continuaba mostrandose del todo incredulo respecto a la existencia de misterios sobrenaturales, habia demostrado gozar de un excelente humor a la hora de abordar sus creencias y sus formas de vida tan divergentes. Incluso habia sido capaz de reirse de si mismo, lo cual le parecio un hecho francamente destacable.

Mientras continuaba leyendo historias a los ninos -gracias a Dios, no era un libro complicado-, su mente se negaba a abandonar tales pensamientos.

De acuerdo. Le gustaba Jeremy; lo admitia. Y la verdad era que deseaba pasar mas tiempo con el. Pero incluso esa aseveracion no consiguio convencer a su vocecita interior, que le recordaba que no debia arriesgarse demasiado si no queria salir herida.

Tenia que andar con sumo cuidado, ya que -aunque parecian llevarse bien- Jeremy Marsh le haria dano irremediablemente si ella bajaba la guardia.

Jeremy estaba sentado con el cuerpo encorvado sobre una serie de mapas de Boone Creek que se remontaban a 1850. Cuanto mas antiguos eran, mas detalles parecian contener, y mientras examinaba como el pueblo habia cambiado decada tras decada, se dedico a apuntar notas adicionales. Desde la pequena villa tranquila que habia nacido al abrigo de una docena de carreteras, el pueblo se habia ido expandiendo sin parar por todos lados.

El cementerio, tal y como ya sabia, estaba ubicado entre el rio y Riker's Hill, y lo que era mas importante: si

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