Ella se llevo las manos a las caderas y lo miro fijamente.
– ?Me estas diciendo que no quieres que te acompane?
Jeremy se quedo paralizado, sin saber que responder.
– Bueno, solo pense que ya que el alcalde…
– ?Quieres que vaya contigo o no? -insistio Lexie.
– Claro, pero si tu no…
– Entonces vuelvemelo a pedir.
– ?Como has dicho?
– Pideme que te acompane esta noche. Pero esta vez sin nombrar al alcalde; y no uses la excusa de que me necesitas para no perderte. Di algo como: «Me encantaria que me acompanaras a la cena esta noche. ?Te parece bien si paso a recogerte mas tarde?».
Jeremy la miro fijamente, intentando descifrar si ella estaba hablando en serio.
– ?Quieres que diga esas palabras?
– Si no lo haces, interpretare que es idea del alcalde, y entonces no ire. Pero si tu me lo pides, tiene que ser porque quieras que te acompane, asi que usa el tono adecuado.
Jeremy se sintio tan nervioso como un chiquillo ante el primer dia de escuela.
– Me encantaria que me acompanaras a la cena esta noche. ?Te parece bien si paso a recogerte mas tarde?
Ella sonrio y apoyo la mano en el hombro de Jeremy.
– Caramba, senor Marsh -gorjeo-. Estare mas que encantada.
Unos minutos mas tarde Jeremy todavia se sentia aturdido, mientras observaba como Lexie agrupaba los diarios guardados en un arcon cerrado con llave que habia en la sala de los originales.
Las mujeres en Nueva York simplemente no le hablaban del modo en que lo hacia ella. No estaba seguro de si Lexie habia sido razonable o no, o ni una cosa ni la otra. «Vuelvemelo a pedir y usa el tono adecuado.» ?Que clase de mujer decia una cosa asi? ?Y por que diantre le habia parecido una peticion tan… ocurrente?
No estaba seguro, y de repente, la historia de las luces y la oportunidad de aparecer en television le parecieron simplemente unos detalles irrisorios. Mientras seguia contemplando a Lexie, solo podia pensar en la calidez de su mano cuando la habia puesto con tanta dulzura sobre su brazo.
Capitulo 9
Un poco mas tarde, esa misma noche, mientras la niebla se tornaba mas densa, Rodney Hopper penso que la plantacion de Lawson tenia toda la pinta de estar lista para un concierto de Barry Manilow.
Durante los ultimos veinte minutos habia estado ocupado dirigiendo el trafico hacia los terrenos que habian habilitado para aparcar los coches de los invitados, contemplando con desconcierto la procesion de individuos euforicos que se dirigian hacia la puerta. Hasta ese momento habia visto a los doctores Benson y Tricket; a Albert, el dentista; a los ocho miembros del Consistorio, entre ellos Tully y Jed; al alcalde y al personal de la Camara de Comercio; a toda la junta directiva de la escuela; a los nueve comisionados del condado; a los voluntarios de la Sociedad Historica; a tres contables; a todo el personal del Herbs; al barman del Lookilu; al barbero, e incluso a Toby, quien a pesar de que se dedicaba a limpiar las fosas septicas del pueblo, tenia un aspecto remarcablemente distinguido. La plantacion de Lawson ni siquiera estaba tan concurrida en Navidad, cuando la decoraban hasta limites inimaginables y permitian el acceso libre a todos los de la localidad el primer viernes de diciembre.
Sin embargo, esta vez era diferente. No era una celebracion en la que los amigos y los familiares se reunieran para disfrutar de la compania antes de la locura y las prisas de las fiestas navidenas. La finalidad del evento era honorar a alguien que no tenia nada que ver con el pueblo y al que el lugar le importaba claramente un pimiento. Incluso peor: aunque estaba alli por una cuestion oficial, de repente Rodney tuvo la certeza de que no deberia ni haberse preocupado por planchar la camisa y lustrarse los zapatos, puesto que dudaba que Lexie se fijara en esa clase de detalles.
Lo sabia todo sobre ese par. Despues de que Doris regresara al Herbs para hacerse cargo de la cena, el alcalde se habia dejado caer por el restaurante y habia mencionado las ominosas noticias sobre Jeremy y Lexie, y Rachel lo habia llamado sin perder ni un segundo. Rachel, penso, era un cielo en ese sentido; siempre lo habia sido. Sabia lo que el sentia por Lexie y no le gastaba bromas al respecto como el resto de sus amigos. De todos modos, tuvo la impresion de que a ella tampoco le hizo ni pizca de gracia que los dos fueran juntos a la fiesta. Pero Rachel sabia ocultar mejor sus sentimientos que el, y justo en ese momento Rodney hubiera preferido estar en cualquier otro lugar menos en la plantacion de Lawson. Le molestaba todo, absolutamente todo, lo referente a esa noche.
Especialmente el modo en que se estaba comportando toda la poblacion. No recordaba haber visto a los muchachos tan excitados ante las perspectivas del futuro del pueblo desde que
Y ahora el pueblo habia depositado todas sus esperanzas en la existencia de fantasmas en el cementerio y en que el urbanita consiguiera atraer al mundo entero hasta la mismisima puerta de Boone Creek precisamente gracias a esos fantasmas. Rodney tenia serias dudas de que el plan saliera como todos esperaban. Ademas, francamente, le importaba un comino si el mundo entero venia o no. Lo unico que queria era que Lexie continuara formando parte de su mundo.
En el otro extremo del pueblo y casi a la misma hora, Lexie se asomo al porche de su casa justo en el momento en que Jeremy doblaba la esquina de su calle con un ramo de flores silvestres en la mano. «Que detalle mas agradable», penso ella, y de repente deseo que el no se diera cuenta de su nerviosismo.
A veces ser mujer suponia todo un reto, y esa noche el reto era mas que considerable. Primero porque no estaba segura de si se trataba de una cita formal o no. Desde luego la situacion se asemejaba mas a una cita que su rapida escapada al mediodia, pero no se trataba exactamente de una cena romantica para dos, y no estaba segura de si habria aceptado algo similar. Despues tambien estaba la cuestion de la imagen y el aspecto que deseaba proyectar, no solo con Jeremy sino con el resto de los que los verian aparecer juntos. Si ademas anadia que se sentia mucho mas a gusto con unos vaqueros viejos y que no tenia intencion de lucir ningun jersey escotado, toda la cuestion se tornaba tan confusa que finalmente Lexie tiro la toalla. Al final se decidio por una imagen profesional: un traje pantalon de color marron con una blusa de color marfil.
En cambio, el se habia decantado por una imagen funeraria: todo de negro, a lo Johnny Cash, como si la ocasion no le importara lo suficiente como para elegir un traje mas festivo.
– Vaya, veo que no has tenido problemas para llegar hasta aqui -comento Lexie a modo de saludo.
– No ha sido tan dificil -reconocio Jeremy-. Me mostraste tu casa cuando estabamos en la cima de Riker's Hill, ?recuerdas? -Le entrego las flores-. Son para ti.
Ella las acepto con una sonrisa adorable, incluso sensual, aunque a Jeremy le parecio que el termino «adorable» era mas apropiado.
– Gracias. ?Que tal te ha ido con los diarios?
– Muy bien, aunque hasta ahora no he encontrado nada espectacular en los que he leido.
– No desesperes -apunto ella con una sonrisa enigmatica-. Quien sabe lo que vas a encontrar. -Se acerco el ramo de flores a la nariz-. Son muy bonitas. Dame un segundo para que las ponga en un jarron con agua y coja un abrigo.
– Te esperare aqui -dijo Jeremy al tiempo que abria las manos, mostrando las palmas.