perchero que habia detras de la puerta. Jeremy hizo lo mismo, y tambien colgo su bolsa. Mientras ella se adentraba en el comedor, Jeremy la observo y nuevamente penso que era muy hermosa.

– ?Te gusta la pasta? -le pregunto, sacandolo de su ensimismamiento.

– ?Bromeas? Me crie comiendo pasta a todas horas. Mi madre es italiana.

– Perfecto, porque eso es lo que pensaba preparar.

– ?Cenaremos aqui?

– Supongo que no nos queda otra alternativa -profirio ella por encima del hombro-. Estas sin blanca, ?recuerdas?

La cocina era pequena, con la pintura de color amarillo palido que empezaba a despuntar por las esquinas donde el papel con motivos florales habia comenzado a pelarse, y con los armarios desconchados. Debajo de la ventana Jeremy diviso una mesita pintada a mano. En las estanterias destacaban las bolsas en las ella habia traido las provisiones, y Lexie saco de una de ellas una caja de cereales y una barra de pan. Desde su posicion cerca del fregadero, Jeremy estudio su bonita silueta cuando ella se puso de puntillas para guardar la comida en un armario.

– ?Necesitas que te eche una mano? -pregunto el.

– No, ya esta, gracias -contesto Lexie al tiempo que se daba la vuelta. Se aliso la camisa con ambas manos y asio otra bolsa de la que tomo dos cebollas y dos latas grandes de tomates San Marzano-. ?Quieres beber algo mientras preparo la cena? En la nevera encontraras un paquete de seis latas de cerveza, si te apetece.

Sorprendido, Jeremy abrio los ojos exageradamente.

– ?Tienes cervezas? Pensaba que no bebias.

– No suelo beber.

– Pues para tratarse de alguien que no bebe, seis cervezas pueden resultar ciertamente daninas. -Sacudio la cabeza antes de continuar-. Si no te conociera, pensaria que este fin de semana tenias intencion de emborracharte.

Lexie le lanzo una mirada mordaz, aunque al igual que el dia anterior, su semblante revelaba que lo hacia mas en broma que enojada.

– Con seis cervezas tengo para todo un mes. Bueno, ?quieres una o no?

El sonrio, aliviado al ver que ella adoptaba un tono mas familiar.

– Si, me gustaria tomarme una, gracias.

– ?Te importa cogerla tu mismo? Tengo que preparar la salsa.

Jeremy abrio la nevera y separo dos botellas de Coors Light del paquete de cervezas. Abrio una y luego la otra antes de ponerla delante de ella. Lexie se quedo mirando la botella y se encogio de hombros.

– Lo siento, pero es que no me gusta beber solo -se excuso el.

Jeremy levanto la botella para hacer un brindis, y Lexie lo imito. Chocaron los cascos de las botellas sin pronunciar ni una palabra, despues el se apoyo en la encimera al lado de ella y cruzo una pierna por encima de la otra.

– Solo para que lo sepas, se me da muy bien trocear las verduras; lo digo por si necesitas ayuda.

– Lo recordare -repuso Lexie.

El sonrio.

– ?Cuanto hace que este lugar pertenece a tu familia?

– Mis abuelos lo compraron despues de la segunda guerra mundial. En esa epoca ni siquiera existia una carretera en toda la isla. Tenias que conducir a traves de la arena para llegar hasta aqui. Hay algunas fotos en el comedor en las que se puede apreciar como era este lugar en esos anos.

– ?Te importa si les echo un vistazo?

– No, adelante. Yo continuare preparandolo todo. El bano esta al final del pasillo, por si te apetece asearte un poco antes de cenar. Esta en la habitacion de invitados, a la derecha.

Jeremy se fue hasta el comedor y examino las fotos de la vida rustica en la isla, entonces se fijo en la maleta de Lexie cerca de la butaca. Tras dudar unos instantes, la agarro y se la llevo hasta el final del pasillo. A mano izquierda vio una habitacion aireada con una enorme cama sobre un pedestal, coronada por un edredon con dibujos de conchas marinas. Las paredes estaban decoradas con fotos adicionales de la Barrera de Islas. Supuso que esa era la habitacion de Lexie y deposito la maleta justo detras de la puerta.

Cruzo el pasillo y entro en la otra habitacion. Estaba decorada con motivos nauticos, y las cortinas de color azul marino le conferian un agradable contraste con las mesitas y la comoda de madera. Mientras se descalzaba y se quitaba los calcetines sentado en uno de los extremos de la cama, se pregunto como se sentiria al dormir alli esa noche, al saber que Lexie estaba sola al otro lado del pasillo.

Se dirigio al lavabo, se miro en el espejo ubicado encima del lavamanos e intento acicalarse el pelo despeinado con las manos. Tenia la piel cubierta por una fina capa de sal y, despues de lavarse las manos, se echo agua en la cara. En cuestion de segundos empezo a sentirse mejor, acto seguido regreso a la cocina y escucho las notas melancolicas de la cancion de los Beatles Yesterday, provenientes de una pequena radio que descansaba en la repisa de la ventana.

– ?Seguro que no necesitas ayuda? -se ofrecio el de nuevo.

Al lado de Lexie habia un bol de ensalada de tamano mediano con tomates cuarteados y olivas. Ella estaba ocupada lavando la lechuga y senalo las cebollas.

– Casi ya he terminado con la ensalada, ?te importaria pelar las cebollas?

– Claro que no. ?Quieres que tambien las corte a dados?

– No, solo pelalas. Encontraras un cuchillo en ese cajon de ahi abajo.

Jeremy saco un cuchillo afilado y se afano con las cebollas que habia encima de la encimera. Por un momento, los dos trabajaron sin hablar mientras escuchaban la musica. Cuando ella termino con la lechuga y la aparto a un lado, intento ignorar el cosquilleo que le provocaba el estar tan cerca de el. Sin embargo, no pudo evitar observarlo con el rabillo del ojo, y admirar su gracia natural, junto con un primer plano de sus caderas y de sus piernas, de sus hombros fornidos y de sus angulosos pomulos.

Jeremy cogio una cebolla pelada, sin darse cuenta de lo que ella estaba pensando.

– ?Esta bien asi?

– Perfecto.

– ?Seguro que no quieres que la corte a dados?

– No; si lo haces, echaras a perder la salsa, y eso es algo que jamas te perdonaria.

– Pero si todo el mundo corta las cebollas a dados. Mi madre italiana lo hace asi.

– Pues yo no.

– ?Asi que piensas echar esta oronda cebolla entera en la salsa?

– No, hombre. Primero la cortare por la mitad.

– ?Me dejas que la parta, por lo menos?

– No, gracias. No me gustaria darte demasiado trabajo. -Lexie sonrio-. Y ademas, soy la cocinera, ?recuerdas? Tu dedicate a observar y a aprender. De momento considerate el… pinche de cocina.

Jeremy la miro fijamente. La temperatura en la cabana era agradable; la cara de Lexie ya no estaba sonrosada por el frio, sino que su piel mostraba un brillo fresco y natural.

– ?El pinche de cocina?

Ella se encogio de hombros.

– Mira, me parece muy bien que tu madre sea italiana, pero yo me he criado con una abuela que tenia el defecto de probar cualquier receta de cocina que cayera en sus manos.

– ?Y por eso te consideras una experta?

– Yo no, pero Doris si que lo es, y durante mucho tiempo fui su pinche de cocina. Aprendi a traves de osmosis, y ahora te toca a ti.

Jeremy cogio otra cebolla.

– Y dime, ?por que es tan especial esta receta? Aparte de que incluye cebollas del tamano de una pelota de beisbol.

Lexie cogio la cebolla pelada y la partio por la mitad.

– Puesto que tu madre es italiana, estoy segura de que habras oido hablar de los tomates de San Marzano.

– Claro. Son tomates, de San Marzano.

Вы читаете Fantasmas Del Pasado
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату