– Que ingenioso. Para que te enteres, son los tomates mas dulces y sabrosos que existen, especialmente en salsas. Ahora mira y aprende.

Lexie asio un cazo que habia dentro del horno y lo dejo a un lado, entonces encendio el gas y coloco una cerilla en el borde de uno de los fogones. La llama azul tomo vida, y despues deposito el cazo vacio encima del quemador.

– He de admitir que me estas dejando impresionado -dijo Jeremy en tono burlon, mientras terminaba de pelar la segunda cebolla y la apartaba a un lado. Agarro su cerveza y volvio a apoyarse en la encimera-. Deberias de montar tu propio programa de cocina por television.

Sin prestarle atencion, Lexie vertio el contenido de las dos latas de tomate en el cazo, luego agrego una cucharada de mantequilla a la salsa. Jeremy echo un vistazo por encima del hombro de Lexie y vio como la mantequilla empezaba a derretirse.

– Muy saludable -comento el-. Mi medico siempre me dice que de he anadir un poco de colesterol a mi dieta.

– ?Sabias que muestras una desagradable tendencia a ser sarcastico?

– Eso me han dicho -respondio el, levantando su botella-. De todas maneras, gracias por recordarmelo.

– ?Has acabado de pelar la otra cebolla?

– Si, soy un pinche de cocina la mar de eficiente -proclamo al tiempo que le pasaba la segunda cebolla.

Lexie la partio en dos y luego echo las cuatro mitades en la salsa. Removio el contenido del cazo unos instantes con una cuchara de madera y espero hasta que la salsa empezo a hervir, despues bajo el fuego.

– Muy bien. Esto es todo, de momento. Estara listo de aqui a una hora y media -anuncio ella, satisfecha.

Se dirigio al fregadero y se lavo las manos. Jeremy echo otro vistazo al cazo y fruncio el ceno.

– ?Ya esta? ?Sin ajo? ?Sin sal ni pimienta? ?Sin salchichas? ?Sin albondigas?

Ella sacudio energicamente la cabeza.

– Solo consta de tres ingredientes. Luego cocere la pasta, la mezclare con la salsa y le echare parmesano fresco rallado por encima.

– Pues no es una receta muy italiana, que digamos.

– Te equivocas. Es la forma como han preparado la pasta durante cientos de anos en San Marzano, que, por si no lo sabias, es una poblacion de Italia. -Le dio la espalda para secarse las manos con un trapo de cocina-. Como nos queda tiempo, me dedicare a limpiar todo esto antes de la cena, lo cual significa que estaras solo durante un rato.

– No te preocupes por mi. Ya pensare en algo para no aburrirme.

– Si te apetece, puedes ducharte. Ahora mismo te traigo una toalla.

Jeremy todavia sentia la sal en el cuello y en los brazos, por lo que solo necesito un instante para aceptar la oferta.

– Perfecto. Una ducha me sentara de maravilla.

– Dame un minuto para que te prepare las cosas, ?vale?

Lexie sonrio y agarro su cerveza. Despues abandono la cocina con la sensacion de tener la mirada de Jeremy clavada en sus caderas, y se pregunto si el se sentia tan turbado como ella.

Al final del pasillo, abrio la puerta del armario, tomo un par de toallas y deposito una encima de la cama de Jeremy. Debajo del lavamanos del lavabo de la habitacion de invitados habia varios champus y una nueva pastilla de jabon, que Lexie dispuso en la repisa de la banera. Se miro un momento en el espejo y se imagino a Jeremy envuelto en una toalla despues de tomar una ducha. La imagen le provoco cierta agitacion. Lanzo un prolongado suspiro, sintiendose como una adolescente de nuevo. Entonces escucho la voz de el.

– ?Lexie? ?Donde estas?

– En el bano -respondio ella, sorprendida por el tono tranquilo de su propia voz-. Me estoy asegurando de que tienes todo lo que necesitas.

Jeremy se planto a su espalda.

– ?Por casualidad no tendras una maquinilla de afeitar desechable en uno de esos armarios?

– No, lo siento. Mirare en mi cuarto de bano, pero creo que…

– Oh, no te preocupes -la interrumpio al tiempo que se pasaba la mano por encima de la barbilla-. Bueno, esta noche estare un poco desalinado.

Lexie se dijo que no le importaba que estuviera desalinado y, sin saber por que, noto como se ruborizaba. Rapidamente se dio media vuelta para que Jeremy no se percatara de su azoramiento y empezo a ordenar los champus.

– Puedes usar el que quieras. Y recuerda que el agua caliente tarda un poco en salir, asi que ten paciencia.

– De acuerdo. ?Te importa si uso el telefono? Tengo que hacer un par de llamadas.

Ella asintio con la cabeza.

– El telefono esta en la cocina.

Al pasar por su lado, no pudo evitar rozarlo a causa del reducido espacio que habia en el cuarto de bano, y nuevamente sintio como el la observaba por detras, si bien prefirio no darse la vuelta para confirmar sus sospechas.

En lugar de eso, Lexie se dirigio a su habitacion, cerro la puerta y se apoyo en ella, sintiendose avergonzada por los pensamientos tan ridiculos que la asaltaban. No habia pasado nada, y no sucederia nada, se dijo una y otra vez. Cerro la puerta con llave, con la esperanza de que su accion fuera suficientemente simbolica como para bloquear sus pensamientos. Y funciono, al menos durante unos instantes, hasta que vio su maleta, la que Jeremy habia traido unos minutos antes.

Al pensar que el habia estado en su habitacion, se puso todavia mas nerviosa, interpretandolo como un anticipo de lo que podria suceder. Cerro los ojos e intento mantener la mente en blanco, pero al final no le quedo mas remedio que aceptar que se habia estado enganando a si misma durante todo ese tiempo.

Jeremy regreso a la cocina despues de la ducha tonificante y olio el delicioso aroma de la salsa que se cocia lentamente en el fuego. Apuro la cerveza, encontro el cubo de basura debajo del fregadero y tiro la botella, luego saco otra de la nevera. En el estante inferior diviso un trozo de parmesano fresco y un bote de olivas Amfiso sin abrir, y por unos momentos tuvo la tentacion de abrir el bote y tomar una, pero se contuvo.

Localizo el telefono, marco el numero de la oficina de Nate y la secretaria lo paso inmediatamente con el jefe. Durante los primeros veinte segundos, tuvo que mantener el aparato alejado de la oreja para no oir todo el sermon airado de Nate, pero cuando finalmente este se calmo, reacciono positivamente ante la sugerencia de Jeremy de mantener una reunion la semana siguiente. Jeremy concluyo la llamada con la promesa de que volveria a llamarlo a la manana siguiente.

Con Alvin, sin embargo, no tuvo suerte. Despues de marcar su numero, escucho el contestador del buzon de voz. Entonces espero un minuto, volvio a intentarlo y de nuevo aparecio el contestador. El reloj de la cocina marcaba casi las seis, y Jeremy imagino que en esos momentos Alvin debia de estar probablemente conduciendo en direccion a Boone Creek. Deseo poder hablar con el antes de que su amigo saliera a cenar.

Sin nada mas por hacer y con Lexie todavia fuera de vista, Jeremy decidio salir al porche que habia en la parte trasera de la cabana. El frio empezaba a ser mas que notable. El gelido viento soplaba con fuerza, y a pesar de que no podia ver el oceano, le llegaba el rumor de las olas. Se sintio acunado por esa gracil cadencia hasta que practicamente entro en un estado de trance.

Al cabo de un rato regreso a la sala de estar, que ahora se encontraba practicamente a oscuras. Echo un vistazo al pasillo y vio un pequeno halo de luz por debajo de la puerta de la habitacion de Lexie. Sin saber que hacer a continuacion, encendio una lamparita que habia cerca de la chimenea. La estancia se inundo de sombras, y Jeremy se dedico a ojear los libros apilados encima del mantel hasta que se acordo de la libreta de Doris. Con las prisas por llegar hasta alli, se habia olvidado por completo de ese material. Abrio su bolsa de viaje, cogio la libreta y se acomodo en la butaca. Al sentarse, noto como la tension que sentia en los hombros desde hacia muchas horas se desvanecia lentamente.

En esos instantes lo invadio una fantastica sensacion de placer, y penso que la vida deberia ser siempre asi.

Un poco antes, cuando Lexie oyo que Jeremy cerraba la puerta de la habitacion de invitados, se acerco a la

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