El despacho era sobrio pero comodo. Estaba claro que cuando Larrabide lo calificaba de despacho se referia a el en el sentido de lugar para trabajar. No habia en su interior ninguno de los toques de lujo que se podian observar en el resto de la casa. A una indicacion de su anfitrion, Artetxe se sento en una silla que habia frente a la mesa que habia ocupado aquel.
– Bueno, senor Artetxe. Estoy a su disposicion. Por telefono me comento que estaba buscando a mi sobrina Begona, ?me equivoco?
– En absoluto. He sido comisionado por su novio, Carlos Arroniz, para que la busque.
– ?Significa eso, por tanto, que Begona ha desaparecido?
– Desaparecer es un termino quiza inadecuado para una persona que es mayor de edad. Digamos que se ha ido de casa sin dar noticias a nadie, ni familia ni novio, de su nueva direccion.
– Entiendo. Entonces, ?debemos interpretar que esa desaparicion, permitame que por comodidad siga denominandola asi, ha sido voluntaria?
– Nunca se puede estar seguro. Puede ser voluntaria o bien inducida por terceras personas. Incluso podria tratarse de un secuestro, pero esto hay que descartarlo por la propia actitud de su entorno mas proximo y porque esas cosas acaban saliendo a la luz, antes o despues.
– En ese caso, ?donde esta el problema?
– Eso es lo que deseo averiguar. No es que se trate de algo insolito, pero si parece un tanto raro que desaparezca sin que nadie sepa nada: ni padre, ni novio, ni amigos. Incluso ha habido actitudes por parte del padre de la joven un tanto sospechosas.
– ?Sospechosas? ?En que sentido?
– Digamos que algo violentas.
– Si, eso es muy tipico de el, pero en definitiva, ?en que puedo ayudarle?
– En primer lugar quisiera saber si se ha puesto en contacto con usted o su hija.
– En lo que a mi respecta la respuesta es negativa, lo lamento. En cuanto a mi hija, si le parece bien podra hablar con ella cuando acabemos, ya que le comente que quiza usted quisiera charlar tambien con ella y me dijo que se quedaria en casa, pero de todos modos no creo que sepa gran cosa.
– ?No recurrira a ustedes, en algun momento, por falta de dinero tal vez?
– Si, como me dijo por telefono, usted ya ha hablado con mi cunado, ya sabra que tiene dinero suficiente para vivir de modo independiente. Por manirrota que fuera, tardaria muchisimo tiempo en necesitar recurrir a la familia.
– ?Conoce algun lugar en el que pudiera haberse refugiado?
– Su padre tiene casas en Marbella, las dos Bayonas, la gallega y la del Pais Vascofrances, y en Nueva York, que ahora recuerde. Supongo que tiene algunas mas, pero es improbable que haya aparecido por ninguna, ya que en todas tiene gente a su servicio que le hubieran informado. Posiblemente se haya ido lejos, de viaje, o haya alquilado algun apartamento en cualquier sitio.
– Por lo que me dice, su lugar de refugio puede ser el mundo entero.
– Ese es uno de los privilegios de tener dinero, senor Artetxe.
– Ya veo. Lamento tener que hacerle una pregunta delicada, pero creo que puede ser importante. ?Como eran las relaciones entre Begona y su padre?
– Creo que correctas; aunque vivian en la misma casa (por cierto, ?se ha dado cuenta de que estamos hablando en pasado?), funcionaban de modo bastante independiente.
– He oido decir que Begona no era hija, en realidad, del senor Gonzalez Caballer.
– Escuche, senor Artetxe, no voy a hacerme el mojigato. Ya ha comprobado usted mismo que me permito todos los placeres que puedo, sin recatarme para nada, pero no me ha gustado esa observacion. Mi hermana era muy joven cuando se caso y estaba recien salida de un colegio de monjas; me atrevo a decir que su moralidad era irreprochable. No es concebible que hubiera enganado a su marido.
– Tal vez si en el caso de que no estuviera enamorada de el, sino de otro, y que hubiera tenido que casarse impulsada por las circunstancias. ?Pondria usted la mano en el fuego por ello?
– En mi caso no pondria mi mano derecha en el fuego ni siquiera por mi mano izquierda, pero aun admitiendo esta hipotesis, ?que consecuencias podria haber tenido?
– Hubiera podido ser el detonante de su marcha. Por lo que se esta se produjo al cabo de un mes de enterarse de la noticia.
– Pudiera ser como usted dice, pero en ese caso lo logico hubiera sido separarse tan solo de su supuesto padre, ?por que iba a alejarse tambien del novio o del resto de la familia?
– Bueno, esa es una de las cosas que tengo que averiguar.
Acabada la entrevista, el propio dueno de la casa le acompano hasta el dormitorio de su hija Pilar.
– Pili, este es el detective del que te hable. Os dejo solos para que hableis con mas comodidad.
Pilar Larrabide no tenia nada que ver con su prima. Divorciada y con cuarenta y dos anos, era un exponente perfecto de las mujeres que habian decidido manejar con unas y dientes su propio destino. Su aspecto parecia conjugar una serena madurez con una belleza que le daba un curioso toque juvenil. Artetxe penso que posiblemente metia muchas horas en salones de belleza. Todo en ella conspiraba para delatar la clase social a la que pertenecia, incluso su pelo rubio y sus ojos azules parecian indicar que habia una diferencia genetica entre ricos y pobres. Aunque vestia de un modo informal, no parecia que hubiera nada dejado al azar: ni su apretada minifalda, ni su cenida blusa blanca en la que se podian vislumbrar bien marcados los pezones de unos pechos que no necesitaban usar sujetador. Estaba tumbada indolentemente sobre un sofa escuchando musica.
– Ponte comodo -dijo a Artetxe una vez desaparecido su padre, palmeando con su mano el cojin del sofa contiguo al suyo, aunque el detective prefirio mantener las distancias y sentarse en una butaca.
– Si prefieres quedarte ahi no me importa, pero te aviso que no te voy a comer -anadio.
– Espero que no pero, por si ha pensado intentarlo, le advierto que soy bastante correoso.
– De tu, hombre, de tu. Si quieres que seamos amigos, debemos dejarnos de ceremonias. Ademas, no pareces demasiado viejo.
No era esa precisamente la intencion de Artetxe, al que no le gustaba tutear sin mas ni mas a la gente, pero si queria informacion no podia permitirse el lujo de enfadar a la prima de Begona.
– Como quieras -respondio con una sonrisa-. No se si tu padre te habra contado algo, pero estoy buscando a tu prima Begona.
– ?Y se puede saber por que la buscas o es un secreto profesional?
– Podria haberlo sido, pero estoy autorizado para desvelar el misterio. La busco por encargo de Carlos.
– ?Del bueno de Carlos? ?Pobre idiota!
– ?Por que dices eso?
– Menudo detective eres si tienes que hacerme esa pregunta.
– Precisamente haciendo preguntas es como nos enteramos de las cosas.
– Touche -dijo riendose-. Se nota que eres un tio listo. Me queria referir a que Carlos tenia que estar contento por perderla de vista.
– ?Por que? Segun el estaban muy enamorados y pensaban en casarse.
– Segun el si, pero segun ella no. Le gustaban los hombres mas que a mi, y a mi me gustan una barbaridad - anadio en tono insinuante-, y le ha puesto a Carlos mas cuernos que los que puede haber en todas las ganaderias de Andalucia juntas. Hombre del que se encaprichaba, hombre con el que se encamaba. Quiza sea la carencia de la madre, porque a mi me pasa practicamente lo mismo, pero soy feliz asi y no pienso ir a consultar a ningun psiquiatra para que me lo aclare, no sea que me cure y entonces si que la habremos jodido.
– En ese caso, ?crees que ha podido irse con otro hombre?
– Sinceramente no. Aunque no esta enamorada de Carlos dudo mucho que se enconara con otro lo suficiente como para fugarse. Ella es asi. Le gusta follar con los tios, pero sin comprometerse. De hecho, posiblemente acabe casandose con Carlos, aunque cuando se case seguramente no cambiara de vida, pero alguna vez me ha comentado que si, que se casara con el, ya que le puede dar un toque de estabilidad y seguridad que, aunque no lo necesita, puede hacerla sentir mas comoda en el ambiente en que nos movemos. ?Te escandaliza lo que estoy contandote?
– Hace tiempo que he superado la edad de los escandalos y solo me interesan los hechos.