– Asi lo hare, senor comisario.
– Me alegro, y espero que seas sincero. Ademas, no vas a tener mucho tiempo de ahora en adelante para trabajar en ese asunto porque te voy a encargar otro trabajo muy delicado.
– ?De que se trata, senor? -pregunto Rojas, que estaba bastante esceptico pero no perdia la esperanza de que por fin se le asignara un caso de interes.
– Se trata de un asesinato, pero dentro de poco te enteraras de todo. -Dicho esto cogio el interfono y hablo a traves de el-: Martinez, haz pasar a mi despacho a mister Gomez.
«?Mister Gomez?», penso Rojas, extranado. Tenia que tratarse de un extranjero pese al apellido, un ingles o un norteamericano seguramente. Cuando vio entrar a Gomez se cercioro de que era norteamericano, aunque le extrano el apellido. Seguramente en su caso habian influido mas los genes de la madre de Oklahoma que los del padre hispano, porque era la caricatura del yanqui tipico: alto, rubio y con el aspecto ingenuo de un miembro del Ejercito de Salvacion, aunque sus ojos, vivos y escrutadores, desmentian esa primera impresion de ingenuidad.
– Mister Gomez, quiero presentarle al inspector Rojas. Rojas, este es Frank Gomez. Pertenece al Departamento de Estado de Estados Unidos.
«O sea, que es de la CIA», penso Rojas.
– Dejemonos de eufemismos, senor comisario -hablo Gomez en un perfecto castellano con acento mexicano-, porque no creo que el inspector, que supongo que goza de su confianza o en otro caso no le hubiera asignado para este asunto, se vaya a confundir respecto a lo que soy. Mister Rojas, soy agente de la CIA y he venido a Espana para pedir su colaboracion en la investigacion de un asesinato. No se si el senor comisario le habra puesto al corriente de todo.
– Todavia no -respondio el comisario-. He preferido que hablara con usted antes de pasarle toda la documentacion referente al caso.
– Entonces, se lo explicare brevemente. No hace mucho ha sido asesinado en esta ciudad un compatriota mio, compatriota y ex companero, ya que acababa de jubilarse. Era de origen vasco, asi que regreso a pasar sus anos de retiro en Bilbao. No estaba, por supuesto, en mision oficial.
– Y si lo hubiera estado, ustedes lo negarian rotundamente.
– ?Rojas! -trono Manrique.
– No se excite, comisario, su inspector tiene razon, pero en este caso estoy diciendo la verdad. Era un hombre jubilado, de setenta y cinco anos de edad, que hacia mucho tiempo que tan solo se dedicaba a labores meramente burocraticas. Pero no dejaba de ser un companero y, en mi caso, un amigo, asi que cuando nos enteramos de su muerte pensamos que no seria mala idea venir aqui para conocer lo que habia ocurrido.
– ?Esta el Ministerio de Asuntos Exteriores enterado de su presencia en Espana? -pregunto Rojas, consiguiendo un clamoroso fruncimiento de ceno por parte del comisario.
– Por supuesto, mister Rojas, no se olvide que somos paises aliados. Tengo todos los permisos necesarios del Ministerio y del CESID, pero no es mi intencion interferir, tan solo nos gustaria que el departamento encargado de las investigaciones, y usted como persona que las va a dirigir, nos tenga informados de los puntos de interes que vayan surgiendo.
– Me extranaria que ustedes no tuvieran ninguna idea sobre lo ocurrido que puedan transmitirme.
– Le aseguro que no. Nuestro interes en el asunto es, digamoslo de esta manera, estrictamente humano. Era un companero nuestro y lo han asesinado. Nos gustaria que se detuviera al culpable, no hay mas misterio.
– ?Y no podrian haberle asesinado por motivos relacionados con su pertenencia al Departamento de Estado, como decia el senor comisario?
– Nunca se puede estar completamente seguro -respondio Gomez con un ostensible encogimiento de hombros-, pero tenemos la sospecha razonable de que no hay relacion alguna. Ya le he dicho que en los ultimos anos sus labores eran meramente burocraticas, y en la epoca en que estaba mas activo, su ambito de actuacion era Sudamerica y, aunque en menor medida, Oriente Medio. No; pensamos, como creo que usted aceptara cuando lea los informes del comisario, que ha sido un desafortunado crimen comun. Desgraciadamente, la violencia callejera no es patrimonio de mi pais, como a veces se deja entrever en las peliculas, sino que se ha ensenoreado del mundo. Ha sido un placer conocerle, mister Rojas- acabo estrechandole con fuerza la mano -pero tengo que marcharme ya. En caso de necesidad puede ponerse en contacto conmigo a traves del senor comisario.
– Bueno, Rojas, ya tienes un caso en el que lucirte -dijo el comisario despues de que se hubiera marchado el agente de la CIA.
– Eso parece -contesto Rojas, sin mucha conviccion-. Lo que no entiendo es para que ha venido el yanqui. No ha dicho nada, se ha limitado a repetir que no estan involucrados como organizacion y que su interes es meramente personal y humano. ?Usted se lo cree?
– Yo ni creo ni dejo de creer nada de nada. Esta manana recibi una orden del CESID, avalada por el propio ministro de Defensa en persona, para que atendieramos al senor Gomez y le tuvieramos informado de nuestras indagaciones. Y eso es lo que haras, siempre bajo mis ordenes, por supuesto. No quiero mas indisciplinas.
– Asi lo hare, senor comisario, pero no me ha gustado el tio este. Le repito que me ha producido una impresion bastante extrana. No nos ha dicho nada y cuando he querido obtener algun dato adicional, ha alegado que tenia prisa y me ha dejado con la palabra en la boca.
– Todos los datos adicionales que necesitas estan aqui -contesto su jefe alargandole unas carpetas con el sello del Grupo de Homicidios-. Estudiatelo y ayer mejor que hoy ponte a trabajar.
DILIGENCIA INICIAL/ Se extiende en las Dependencias de la Brigada Regional de Policia Judicial, de la Jefatura Superior de Policia de Bilbao, siendo las tres horas veinte minutos del dia 20 de septiembre de 1993, por los inspectores del Cuerpo Nacional de Policia, afectos a la precitada Brigada, titulares de los carnes profesionales numeros 14.009 y 14.099, que actuan respectivamente como instructor y secretario habilitados para la practica de las presentes PARA HACER CONSTAR:
Que cuando estaban patrullando por el centro de Bilbao, por la calle Alameda de Urquijo junto a la Gran Via, recibieron el aviso de que en el Puente de Deusto habia una persona al parecer muerta.
Que personados en el lugar de los hechos, el pasadizo subterraneo que une el Parque de Dona Casilda Iturrizar con el citado puente, observaron tendido en el suelo, en posicion decubito supino, lo que parecia ser el cadaver de un hombre de edad avanzada, que vestia pantalon vaquero sin etiqueta identificativa alguna, camisa blanca con finas rayas rojas, jersey azul abierto de marca Lacoste y chamarra de cuero. En el suelo, junto a la victima, se encontro una boina negra, en cuyo interior junto a un escudo del Pais Vasco se leia la inscripcion «Basque House. Idaho».
Que, examinados los bolsillos del cadaver y sus pertenencias en general, no se hallo documentacion identificativa de ningun tipo ni tampoco dinero, por lo que se desconocen sus datos de filiacion.
Que avisado el Juzgado de Guardia se persono a la una hora cuarenta minutos la Comision Judicial, dictaminando el medico forense que, a expensas del resultado de la autopsia, la muerte se debia a un acto violento causado con arma blanca, ordenandose por el senor magistrado-juez de guardia el levantamiento del cadaver.
Que en el lugar de los hechos se encontraba un testigo presencial de los mismos, el cual a requerimiento nuestro accede a acompanarnos a las dependencias de esta Jefatura para declarar. Se trata de Ramon Muguruza Obieta, mayor de edad, con D.N.I. numero 14.444.897, domiciliado en Bilbao, calle Heliodoro de la Torre, 5.
En virtud de todo lo expuesto, el senor instructor comisiona a los inspectores del Cuerpo Nacional de Policia adscritos al Grupo de Homicidios titulares de los carnes profesionales numeros 13.240 y 14.141, para que realicen cuantas gestiones sean necesarias para el total esclarecimiento de los hechos. CONSTE Y CERTIFICO.
COMPARECENCIA/ Siendo las cinco horas del dia de la iniciacion de las presentes, y ante la misma presencia, comparecen los inspectores comisionados en la diligencia inicial y MANIFIESTAN:
Que en el momento de la presente comparecencia ha finalizado la declaracion del testigo mencionado en la presencia inicial, al cual, por no estar inculpado, no se le han leido los derechos prescritos en el articulo 520 de la vigente Ley de Enjuiciamiento Criminal, habiendosele explicado que su declaracion seria, en todo caso, voluntaria, accediendo a prestarla.
Que adjuntan la citada declaracion y, no teniendo mas que manifestar, firman esta comparecencia, una vez leida y encontrada conforme, en union del senor instructor, de todo lo que como secretario CERTIFICO.