El ruido aquel iba en aumento convirtiendose en seco rechinar. Por lo visto, toda la masa de agrietadas rocas cedia siguiendo una falla a lo largo de la falda de la montana.

— ?Todo esta perdido! Hemos llegado tarde. ?Salvense! ?Arriba! — grito Veda con amargura, y la gente se abalanzo hacia las carretillas automaticas.

Aferrandose a los cables de las carretillas, todos empezaron a trepar por el pozo. El ruido sordo y el temblor de las paredes de piedra los perseguian, pisandoles los talones, y acabaron por darles alcance. Resono un trueno espantoso… La pared interior de la segunda cueva se derrumbo en la brecha que se habia abierto en el lugar del pozo de entrada a la tercera sala. La ola de aire arrastro a la gente, en union del polvo y de la grava, hasta las altas bovedas de la primera sala. Los arqueologos se pegaron al terreno, en espera de la muerte.

Poco a poco, las nubes de polvo se fueron disipando. Las estalagmitas y concreciones que se veian a traves de aquella niebla conservaban sus anteriores contornos. Un silencio sepulcral reinaba de nuevo en el subterraneo…

Al recobrar el conocimiento, Veda se levanto. Dos de sus colaboradores se apresuraron a sostenerla, pero ella se desprendio de sus manos con impaciencia.

— ?Donde esta Miiko?

Su ayudante, apoyada contra una baja estalagmita, se limpiaba cuidadosamente el polvillo del cuello, de las orejas y de los cabellos.

— Casi todo se ha perdido — dijo en respuesta a la muda pregunta de Veda —. La infranqueable puerta continuara cerrada bajo una capa de cuatrocientos metros de piedra.

La tercera cueva ha quedado completamente destruida, y la segunda… en ella aun se pueden hacer excavaciones. Encierra, como esta, lo mas preciado para nosotros.

— Asi es… — asintio Veda, humedeciendose los resecos labios —. Pero nosotros somos culpables por nuestra lentitud y cautela. Debiamos haber previsto el derrumbamiento.

— Hubiera sido un presentimiento gratuito. Pero no hay que apurarse. ?Acaso habriamos apuntalado estas montanas solo por el gusto de conocer, tras la puerta, unos valores dudosos? Sobre todo si alli habia armas inutiles…

— ?Y si eran obras de arte, valiosisimas creaciones del genio humano? Si, ?debiamos haber actuado mas de prisa!

Miiko se encogio de hombros y condujo a la apenada Veda en pos de sus companeros, hacia el magnifico dia de sol y el gozo del agua limpia y de la ducha electrica aliviadora de los dolores.

Mven Mas, segun su costumbre, paseaba de un extremo a otro de la habitacion que le habian destinado en el piso superior de la Casa de la Historia, situada en el sector indio de la zona Norte de viviendas. Habiase trasladado alli hacia dos dias solamente, despues de su trabajo en la Casa de la Historia del Sector Americano.

La habitacion — mejor dicho, la galeria con pared exterior de cristal polarizante — miraba a las lejanias azules de una accidentada planicie. De vez en cuando, Mven Mas corria las persianas de polarizacion cruzada. La estancia quedaba envuelta en una penumbra gris, mientras por la pantalla hemisferica desfilaban lentas, una tras otra, reproducciones electronicas de cuadros, fragmentos de viejos filmes, esculturas y edificios, elegidos previamente por el africano. Mven Mas los examinaba e iba dictando al robot-secretario notas para su futuro libro. La maquina imprimia, numeraba las paginas y las clasificaba cuidadosamente por temas o recopilaciones.

Cuando sentia cansancio, descorria las persianas y se acercaba al ventanal, donde, perdida la mirada en la lejania, reflexionaba largamente sobre lo observado.

No podia menos de sorprenderse de los muchos aspectos de una cultura todavia reciente que habian dejado de existir. Tal suerte habian corrido las sutilezas del lenguaje, argucias verbales y escritas, tan propias de la Era de la Unificacion Mundial, que se consideraban antano muestras de una gran instruccion. No se cultivaba en absoluto la escritura como musica de la palabra, tan desarrollada ya en la Era del Trabajo General (ETG); habia cesado por completo ese habil malabarismo de vocablos denominado ingeniosidad. Y antes aun habia desaparecido la necesidad de enmascarar los propios pensamientos, tan importante en la Era del Mundo Desunido. Todas las conversaciones eran mas breves y sencillas. Y, seguramente, la Era del Gran Circuito seria la del desarrollo del tercer sistema de senales del hombre: la comprension sin palabras.

De vez en cuando, Mven Mas dictaba al incansable robot-secretario nuevas formulaciones de sus pensamientos:

— La psicologia fluctuante del arte, fundada por Liuda Fir, data del primer siglo de la Era del Circuito. Fue ella precisamente quien logro demostrar, de un modo cientifico, la diferencia entre la percepcion emotiva de las mujeres y de los hombres, poniendo asi al descubierto una esfera que venia existiendo desde hacia muchos siglos como un subconsciente casi mistico. Pero demostrar, en el sentido actual de la palabra, era solo la menor parte de la tarea. Liuda Fir consiguio algo mas: senalar los principales nexos de las percepciones sensoriales, merced a lo cual ha sido posible hacerlas corresponder a ambos sexos.

El repiqueteo de un timbre y una luz verde que se encendio de pronto llamaron al africano al televisofono. Una llamada en horas de estudio tenia que obedecer a algo muy importante. El secretario automatico se desconecto, y Mven Mas bajo presuroso a la camara de conversaciones a larga distancia.

Veda Kong, aranadas las mejillas y con profundas ojeras, le saludo desde la pantalla.

Mven Mas, lleno de alegria, le tendio sus manazas, suscitando una debil sonrisa en el preocupado rostro de la joven mujer.

— Ayudeme, Mven Mas. Ya se que esta usted trabajando, pero Dar Veter no se encuentra en la Tierra, Erg Noor esta lejos, y, aparte de ellos, no tengo a nadie mas que a usted para dirigirme, sin reparo, con cualquier ruego. Me ha ocurrido una desgracia…

— ?Que me dice? ?Dar Veter?…

— ?Oh, no! Un derrumbamiento en el lugar de las excavaciones.

Y Veda le conto brevemente lo ocurrido en la cueva de Den-Of-Kul.

— Ahora, usted es el unico de mis amigos que tiene actualmente libre acceso al Cerebro Profetico…

— ?A cual de los cuatro centros?

— Al de Determinacion Inferior.

— Comprendido. ?Hay que encontrar la forma de llegar a la puerta de acero con el menor gasto posible de trabajo y material? ?Ha recogido usted los datos?

— Aqui los tengo.

Mven Mas apunto varias columnas de cifras.

— Ahora, hay que esperar hasta que la maquina reciba mi mensaje. Aguarde, voy a ponerme inmediatamente en comunicacion con el ingeniero de guardia del CP. El centro de Determinacion Inferior se encuentra en el Sector Australiano de la zona Sur.

— ?Y el de Determinacion Superior?

— En el Sector Indio de la zona Norte de viviendas, donde yo… Cambio, espere.

Ante la apagada pantalla, Veda trataba de imaginarse el Cerebro Profetico. Se figuraba un gigantesco cerebro humano, con sus circunvoluciones y surcos, palpitante, vivo, aunque ella sabia que en realidad se trataba de unas enormes maquinas electronicas de investigacion, de la mas elevada clase, capaces de resolver casi todos los problemas al alcance de las ramas ya estudiadas de las matematicas. En el planeta solo habia cuatro maquinas semejantes, de distinta especializacion.

Veda tuvo que esperar poco tiempo. Iluminose la pantalla y el africano le pidio que volviese a llamar dentro de seis dias, pero mas tarde, por la noche.

— ?Mven Mas, su ayuda es de un valor inestimable!

— ?Por la sola razon de que yo tengo algunos conocimientos de matematicas? Su trabajo si que es verdaderamente inestimable, pues usted conoce las culturas y los idiomas antiguos… ?Veda, esta usted demasiado absorbida por la Era del Mundo Desunido!

El africano solto una carcajada tan bonachona y contagiosa, que Veda rio tambien. Y despues de despedirse con un gesto, desaparecio.

El dia convenido, Mven Mas volvio a verla en el televisofono.

— No me diga nada, ya veo que la respuesta es desfavorable.

— Si. La estabilidad es inferior al limite de seguridad… De seguir el procedimiento general, habria que excavar en la parte derruida un kilometro cubico de piedra calcarea.

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