– No, propongo que veamos a Zargarian -continuo Galia-. ?Quien es Zargarian? ?Que estudia? ?Tiene relacion con Nikodimov? Y si tiene, entonces, ?en cuales ramas del conocimiento? -se decia, y dirigiendose a mi pregunto-: ?Has oido alguna vez esos apellidos?

– Nunca.

– ?Y no los leiste en algun lugar y los olvidaste?

– Ni los lei ni los olvide.

– He ahi lo mas interesante de tu historia de sonambulo. Es fisica, querido mio, fisica. Este es el Instituto de los Nuevos Problemas Fisicos. -Y subrayo-: nuevos. Olga, llama a Zoia y preguntale sobre Zargarian. Ella conoce a todos.

Resolvimos llamarla al otro dia por la manana.

HOJA DE LA LIBRETA DE NOTAS

Me dormi en el acto, hasta la manana siguiente.

Mis suenos son el rasgo caracteristico que me diferencia de otros mortales. A aquella pregunta de Galia de si veia los suenos como antes, la podria contestar asi: si, los veo, se repiten impertinentemente, invariables por su contenido y extranamente parecidos a fragmentos de noticiario.

Como es natural, tengo tambien suenos corrientes donde todo es confuso y vago, y en los cuales las imagenes aparecen deformadas, desfiguradas como en un espejo oblicuo. Estos suenos nos dan recuerdos inestables y efimeros, dificiles de representar y grabar.

Pero los suenos de los cuales hablo, se recuerdan toda la vida. Los podria describir con tanta precision como el mobiliario de mi habitacion. Son siempre multicolores, con los tintes reales y armonicos de la naturaleza. Asi como en la realidad, florece la pradera primaveral que surge entre las sombras de la noche, fulgura el traje de indiana de una muchacha en el soleado sueno, haciendo recordar hasta sus dibujos. En estos suenos, no ocurre nada original; no inquietan ni asustan; pero ocultan algo inefable, como si sus componentes fuesen particulas de una vida ajena mirada por casualidad. Sobre todo, esa esquina en la ciudad desconocida, esa calle que no he visto nunca; pero de la que recuerdo todos sus detalles: balcones, vitrinas, tilos y verjas de hierro, representandomelos claramente como si los hubiese visto ayer; esos transeuntes, siempre los mismos; y esa gata negra de manchas blancas que atraviesa la calle corriendo, siempre por la misma esquina y frente a la misma casa. Algunas veces, veo mi figura parada en la galeria de una tienda comercial parecida al GUM. Mas no es el GUM. Esta galeria se ramificaba en paseos multiples, transversales y longitudinales. Por lo general, o estoy esperando a alguien frente al sector donde venden papeles de escribir, o estoy cruzando por delante de la exposicion de telas iluminadas estrafalariamente por una luz extrana y cambiante. Yo nunca habia visto, en la realidad, esta galeria; sin embargo, no solo recuerdo las vitrinas, sino hasta los tipos de articulos que hay en ella, y las altas bovedas de cristales, y el mosaico multicolor que cubre el suelo.

Otras veces, el sueno me presentaba el interior de un apartamento en el que no he estado nunca, o un paisaje campesino idilico: ante todo ese camino serpentino entre taludes de tierra adornados pobremente, aqui y alli, por isletas polvorientas de hierba, y que se desliza hacia la franja gris-azul de agua, donde resaltan los nenufares aureos. Por este camino, se aleja, unas veces, una mujer vestida de blanco, otras veces, un anciano con una cana de pescar al hombro; pero ninguno se vuelve para mirarme, y no los puedo alcanzar. A pesar de que veo tan solo la franja de agua con los nenufares, se inexplicablemente que es un estanque; se que el camino torcera a la derecha tras cruzar el estanque y que aqui pase mi infancia. Sin embargo, en mi vida infantil, real, nunca existieron ni este camino, ni este estanque. Entonces, ?que misterio es este? Justo estos suenos fueron los que hicieron dudar a Olga de mi equilibrio psiquico, instigandola a insistir en que debia dejarme ver por un psiquiatra. Yo, a pesar de todo, declinaba tales proposiciones y preferia aceptar el consejo de Galia.

La desdichada hoja de la libreta con los nombres de Zargarian y Nikodimov, me seguia martillando el cerebro: tenia la plena conviccion de que nunca habia oido tales apellidos. Jamas he creido que el subconsciente sea capaz de percibir excitaciones ambientales; palabras sueltas en las calles, ruidos desapercibidos, etc. Siempre he considerado que, en un cerebro normal, solo la conciencia es capaz de ello. Y solo en esa conciencia se conservan.

– Llamare a Zoia -dijo Olga.

Zoia trabajaba en el Instituto de Informaciones Cientificas y, segun sus palabras, conocia a todos los 'jefes eminentes'. Si Zargarian y Nikodimov pertenecian a esta categoria, podia escuchar en un minuto decenas de anecdotas excelentes sobre su vida cotidiana. Pero yo no necesitaba esto, sino una informacion fidedigna que me enterara ampliamente de sus especialidades y trabajos. Debia saber si estos eran 'mis' Zargarian y Nikodimov.

Resolvi primeramente llamar a Klionov, director de la seccion cientifica en nuestra redaccion. Lo conoci en el frente.

Descolgue el auricular:

– ?Klionov? Necesito una informacion, viejo, las coordenadas exactas de dos mamuts: Zargarian y Nikodimov.

Por el telefono me llego una carcajada.

– Ayer crei que estabas un poco chiflado.

– ?Ayer? ?A que hora?

– A las seis. Cuando te pille frente a la estatua de Pushkin y te relate lo de Sichuk.

Me relami los labios.

Asi que Klionov vio a Hide y converso con el y no noto nada. Muy interesante.

– No recuerdo -farfulle.

– No bromees. ?Y no recuerdas lo que te informe sobre Sichuk?

– ?Que?

– Que se quedo.

– ?Donde se quedo?

– En Estambul. Te lo conte. Pidio asilo politico en la embajada de los Estados Unidos.

– ?Que? ?Se enloquecio?

– No, el muy reptil estaba en su pleno juicio. Y nosotros estabamos durmiendo. Algunos dicen que cada persona es un barril de doble fondo; pero lo que habia que hacer era ilustrarlo a tiempo. Ahora vamos a escribir una carta colectiva para que no lo dejen entrar cuando se arrastre por el suelo con intenciones de volver. Bueno, ?que te pasa? ?En verdad no recuerdas nada?

– En absoluto. Ayer, desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche, tuve un completo vacio en mi cabeza. Me desmaye, y no recuerdo ni lo que hable ni lo que hice. Volvi en mi, despues de que me condujeron a casa. Quizas todo fue consecuencia de aquella contusion que tuve en aquella ciudad del Danubio. ?Recuerdas?

Solo faltaba que Klionov se hubiese olvidado de ello, tras haber cruzado el Danubio conmigo y con Oleg. A proposito, Sichuk tambien estaba alli, solo que se largo prematuramente a la retaguardia, despues de haber obtenido el permiso para trabajar en la redaccion del periodico del frente; y alli se quedo.

Nuestro silencio, se prolongo por unos segundos; despues Klionov propuso:

– Sera mejor que te hagas ver por un profesor. La consulta te la puedo arreglar sin problemas.

– No vale la pena -dije suspirando-. Dime, mejor, en que trabajan los profesores Zargarian y Nikodimov.

– Ah. ?Estas esperanzado en hacer un articulo sobre ellos? ?Puf! No conseguiras nada. Nikodimov responde a tales intentos con el metodo Challenger. Al reportero de la revista 'Ciencia y Vida' lo tiro al tacho de basura.

– No te inquietes por mi futuro y divide tu omnisciencia. ?Quien es Nikodimov? Por favor, dimelo sin bromear, pues, en verdad, necesito saberlo.

– Es un fisico con gran amplitud de intereses. Tiene un trabajo sobre la fisica de los campos. Se interesaba por los procesos electromagneticos en medios complejos. Una vez, junto con Jenlichka, expuso la teoria del generador de neutrinos.

– ?Junto con quien?

– Con Jenlichka, un biofisico checo.

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