dispuesta a permitir que me consumiera en casa y me llevo a palacio con ella y el tio Owen. Yo estaba aterrorizada -confeso-. Los limites de mi reducido mundo eran Ashby y Riveredge. Una vez alli, llore mucho y me senti fuera de lugar, a pesar de que era una viuda respetable y no una joven inexperta como tu. Deseaba esconderme de todo el mundo y pasar desapercibida, pero tu tia Bliss no lo permitio. Cuando se caso con el tio Owen se traslado a la corte y se instalo como un pato en un estanque. La tia se mueve por palacio como pez en el agua y te guiara con mano firme por su complicado laberinto de costumbres y protocolos. Debes ser prudente, confiar en ella y escuchar sus consejos con atencion.

Nyssa asintio.

– Deja que te de un ultimo consejo, hija mia -anadio Blaze rodeando los hombros de Nyssa con un brazo-: manten tu reputacion intacta. Tu virginidad es el tesoro mas valioso que posees y espero que la guardes para el hombre que escojas como marido; el apreciara tu gesto y te lo agradecera siempre. Todo el mundo sabe que fui amante del rey y quiza los obtusos y groseros te tomen por una presa facil, pero debes dejarles muy claro que eres la hija del conde de Langford y no una cualquiera.

– ?Estaba el rey enamorado de ti, mama? -Nyssa finalmente se habia atrevido a preguntar lo que siempre habia querido saber.

– No estaba enamorado, sino encaprichado – respondio su madre -. Nuestra relacion apenas duro unos meses, pero hemos mantenido nuestra amistad y el me tiene por su subdita mas fiel. Espero que tu tambien le demuestres tu fidelidad.

– Dicen que el rey Enrique era el principe mas atractivo de Europa, pero a mi no me lo parece – comento la joven arrugando la nariz -. Esta gordo como un saco de patatas y su pierna enferma olia mal el dia que vino a visitarnos. ?No me casaria con un hombre como el aunque me ofreciera la corona de Inglaterra! Compadezco a la pobre princesa de Cleves; no sabe lo que le espera. Sin embargo, el rey parece tenerse por una gran persona. No entiendo como pudiste enamorarte de el.

Blaze sonrio. ?Los jovenes son siempre tan sinceros y a la vez tan crueles cuando deben juzgar a sus mayores

– Es cierto que el rey ha ganado algo de peso desde la ultima vez que le vi, pero debes creerme: de joven era un caballero muy atractivo. Me temo que los anos no han perdonado al pobre Enrique, pero no debes ser tan dura con el. Es dificil aceptar el paso del tiempo y a nadie le gusta hacerse viejo… y mucho menos al rey.

– ?Os voy a echar tanto de menos! – exclamo Nys-sa colgandose del cuello de su madre.

– Y nosotros tambien – respondio Blaze abrazando a su hija -. Pero ya es hora de que abandones el nido y remontes el vuelo. En la corte conoceras a mucha gente importante y podras escoger a tu marido entre numerosos caballeros de buena familia. Debera ser un hombre de reputacion intachable o quiza un amieo

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de tus hermanos.

– Yo me casare por amor – aseguro Nyssa.

– A veces el amor viene despues del matrimonio, no antes – replico Blaze -. Me case con tu padre habiendole visto solo una vez y sin haber hablado nunca con el. Sin embargo, Edmund era tan bueno que no tarde en enamorarme de el. Puede que a ti te ocurra lo mismo.

– Pero ?y si no te hubieras enamorado de el? sistio Nyssa -. ?Habrias tenido que vivir con un hombre a quien no amabas! Gracias, pero prefiero enamorarme primero y casarme despues. Dona Fortuna es muy traidora.

– Mientras escojas un buen partido… – murmuro Blaze -. Nyssa, debes unirte a alguien de tu posicion.

– Solo me casare por amor – repitio la joven.

– Entonces el elegido sera el hombre mas afortunado del mundo – sonrio su madre.

El rey, que estaba muy atareado con los preparativos de su boda, sentia que hacia mucho tiempo que no estaba de tan buen humor. La ceremonia iba a celebrarse en el palacio de Greenwich, el favorito de su majestad, y estaba previsto que las celebraciones duraran doce dias. La nueva reina debia ser presentada formalmente al rey el 1 de enero en Londres y ser coronada en la abadia de Westminster el 2 de febrero, festividad de la Candelaria.

Enrique Tudor se habia instalado en Hampton Court y no dejaba de dar ordenes referidas a las ceremonias y las celebraciones que debian seguirlas. Varias veces al dia ordenaba que le fuera llevado a su despacho el retrato de su futura esposa pintado por Holbein. Entonces lo abrazaba sin que al parecer le incomodara la presencia de sus secretarios y ayudantes, lo contemplaba largamente como si fuera un adolescente enamorado por primera vez y emitia un suspiro desgarrador antes de volver al trabajo. Estaba seguro de que la princesa Ana seria diferente a su segunda esposa. Esta Ana seria amable, carinosa y ambos envejecerian juntos y en buena compania. Todavia se sentia joven y con fuerzas para tener unos cuantos hijos con la princesa alemana de rostro dulce. Esta vez es la definitiva, se repetia una y otra vez. Algunos cortesanos compartian su optimismo, pero otros le consideraban un tonto romantico por seguir creyendo en el amor verdadero.

El 5 de noviembre un mensajero llego a Hampton Court trayendo la noticia de que la princesa Ana habia dejado el ducado de Dusseldorf, gobernado por su hermano, y que se esperaba que tardara tres semanas en llegar a Londres. Viajaba con un sequito de 263 personas y 228 caballos. Las damas viajaban en sus carruajes y unos cincuenta carros que transportaban el equipaje cerraban la comitiva, pero la caravana era tan numerosa que avanzaba muy lentamente. El impaciente monarca envio un mensajero a Calais y este regreso a palacio con la noticia de que no se esperaba a la princesa en esta poblacion francesa hasta el 8 de diciembre. Charles Brandon, duque de Suffolk y cunado del rey, y sir William Fitzwilliam, conde de Southampton y almirante, partieron hacia Calais al acercarse esa fecha para acompanar a la princesa durante el final de su viaje mientras el rey enviaba al duque de Norfolk y a su primer ministro, Thomas Cromwell, a recibir a Ana de Cleves en Canterbury.

A Thomas Howard, duque de Norfolk, no le gustaba aquel matrimonio. Mucha gente, incluido el obispo Gardiner, opinaba que era porque la princesa era protestante, pero la verdadera razon era que el duque odiaba a Thomas Cromwell y estaba resentido por haber sido excluido de los organos consejeros que rodeaban al monarca. Durante mucho tiempo el habia sido el noble mas influyente de la corte y miembro del consejo privado del rey. Se oponia a la union de Enrique VIII y Ana de Cleves porque aquel matrimonio habia sido idea de Thomas Cromwell. A partir de ahora seria el primer ministro quien aconsejaria a la reina y no el, Thomas Howard, cuya estupida sobrina, Ana Bolena, habia llevado una vez la corona de Inglaterra. Si la irresponsable joven hubiera seguido sus sabios consejos, seguiria siendo reina.

El duque suspiro apesadumbrado. ?Le habia resultado tan duro mirar a la cara a la panfila de Jane Sey-mour! Habia tenido que sufrir en sus carnes la arrogancia de sus dos hermanos, Eduardo y Thomas Seymour, aquellos arribistas de Wolfhall, y sufrir la humillacion de ver a una Seymour en el lugar de una Howard. Su unico consuelo era pensar que la nueva reina llevaba sangre real y haber conseguido conservar su cargo de tesorero del rey a pesar de que su familia habia caido en desgracia.

La reina no llego a Calais hasta el 11 de diciembre y la comitiva fue escoltada hasta la ciudad pero no pudo cruzar el Canal hasta el 26 de diciembre debido a las fuertes tormentas que azotaban las costas de Inglaterra y Francia.

La princesa Ana combatia las horas de aburrimiento jugando a las cartas. El conde de Southampton le habia asegurado que el rey era un gran aficionado a los juegos de azar y la princesa se habia apresurado a instruirse en este arte. Estaba dispuesta a hacer cualquier cosa por complacer a su futuro marido. En la aburrida corte de Cleves la musica, el baile y los juegos eran considerados distracciones frivolas y estaban terminantemente prohibidos. Sin embargo, Ana encontraba las cartas de lo mas estimulante, sobre todo cuando habia en juego grandes cantidades de dinero.

Los secretarios de palacio, que se habian sentido desbordados para contestar a los cientos de candidatos que solicitaban entrar a formar parte del servicio personal de la nueva reina, se habian visto obligados a rechazar a la mayoria de ellos. Nyssa Wyndham llego a Hampton Court el 15 de noviembre. El nerviosismo y el temor habia aumentado a cada kilometro que la alejaba de Ri-veredge y la acercaba a palacio. Observaba con atencion a su tia Bliss y copiaba todos sus movimientos mientras trataba de ignorar a sus hermanos y a sus primos, que encontraban aquel comportamiento muy divertido.

Owen Fitzhugh sabia que el palacio estaria lleno a rebosar y habia alquilado una casa en la poblacion de Richmond. La proxima llegada de la reina habia acabado con la oferta inmobiliaria de la ciudad y el conde habia tenido que luchar con varios competidores para conseguir aquel modesto alojamiento. Cuando Bliss y yo eramos

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