jovenes y formabamos parte de la corte, todo era distinto, recordo. La vida de la corte se habia puesto por las nubes y no solo habia tenido que alquilar una casa en Richmond, sino que habia tenido que tomar otra en Greenwich. Afortunadamente, sus cunados le habia ayudado a sufragar los gastos; despues de todo, estaban alli por Nyssa y los chicos.

– ?Vamos a vivir aqui, tio Owen? -pregunto Nyssa.

– Tus hermanos y tu vivireis en palacio -respondio su tia sin dar tiempo a su marido a contestar la pregunta de su sobrina-. Esta casa es para nosotros dos, Owen y Edmund.

– La vida en palacio no es facil, Nyssa -anadio Owen Fitzhugh-. Seguramente tendras que compartir cama con otra muchacha de tu edad y apenas tendras sitio para tus cosas. Deberas estar a disposicion de la reina las veinticuatro horas del dia y no dispondras de un momento para ti.

Nyssa palidecio y dirigio una mirada inquisitiva a su tia. ?Por que no le habia hablado nadie de la dura vida que le esperaba? De repente habia dejado de apetecerle ser dama de honor de la reina Ana. ?Ojala se hubiera quedado en casa!

– Es cierto que la vida de una dama de honor no es facil, Nyssa -se apresuro a replicar su tia-, pero debes pensar en las ventajas que la corte ofrece a una muchacha de tu edad y posicion: poder, diversion… y hombres - anadio quitandose el sombrero, tomando la mano que el cochero le tendia y disponiendose a descender del coche-. ?Que es esto? -exclamo disgustada al ver la residencia escogida por su marido-. ?Pero si es una cabana!

Nyssa descendio del coche detras de su tia y le estrecho una mano.

– Tenemos suerte de haber encontrado una casa, aunque sea modesta -se defendio Owen Fitzhugh-. No es facil instalarse en esta poblacion en circunstancias normales y mucho menos ahora que la reina esta a punto de llegar. Se de gente que esta durmiendo en un granero. Si preferis dormir con las vacas, senora, no teneis mas que decirlo.

Nyssa ahogo una carcajada. El tio Owen podia ser muy mordaz pero la verdad era que la tia Bliss hacia y deshacia a su antojo sin contar con el.

– A mi me parece una casa preciosa -intervino conciliadora-. Estoy impaciente por vivir en la ciudad.

– Estoy segura de que es el mejor alojamiento que has podido encontrar, Owen, querido -se apresuro a rectificar Bliss-. ?Vamos, no te quedes como un pasmarote y veamos en que estado se encuentra!

Tras una rapida inspeccion, la condesa advirtio que, aunque la casa no se encontraba en las penosas condiciones que habia temido, distaba mucho de ser el lujoso palacio que habria preferido. Del vestibulo arrancaba una escalera que iba a dar al piso superior.

– La biblioteca esta en la parte de delante y el comedor, atras -indico el conde-. La cocina se encuentra en la planta baja pero podemos traer la comida del comedor publico si no deseas cocinar. Hay tres habita ciones en el primer piso y los criados pueden dormir en la buhardilla. El jardin y el establo estan incluidos en el precio. Siento no haber podido encontrar algo mejor -se disculpo.

– Afortunadamente no tendremos que vivir aqui durante mucho tiempo -se consolo su esposa-. Pronto tendremos que trasladarnos a Greenwich para asistir a la boda real.

– La casa de Greenwich es mas espaciosa -respondio el conde animandose de repente-. Cuando llegue ya estaba comprometida, pero un miembro de la familia que la alquilo murio de repente y tuvieron que suspender su estancia alli. El contrato dura hasta el mes de abril y una casa alli nos sera de gran utilidad, aunque tengamos que pasar alguna temporada en Londres. ?Te he dicho que tiene un jardin precioso?

– No, Owen; no me lo has dicho -respondio su esposa con un suspiro resignado-. Saber que en Greenwich nos espera casi un palacio hara mas agradable y llevadera mi estancia en esta casa.

Mientras hablaban habian recorrido la casa hasta llegar al comedor, donde un criado habia encendido el fuego y las luces. Los muebles eran modestos pero por lo menos la habitacion estaba limpia.

– ?Cuando iremos a palacio, tia Bliss? -pregunto Nyssa, impaciente.

– Manana -respondio la condesa-. He oido que la encargada de seleccionar a las damas de honor es la esposa de sir Anthony Browne, una dama muy exigente pero buena y justa. Creo que tambien se encarga de instruir a los pajes. Vosotros dos tendreis que comportaros, ?entendido? -anadio dirigiendo una mirada severa a sus sobrinos-. Sobre todo tu, Philip. Eres el heredero de tu familia y debes dejar en buen lugar el apellido Wyndham. El rey os ha hecho un gran favor al permitiros servir a la reina.

– Descuida, tia Bliss -la tranquilizo el muchacho-. Se cuanto se espera de mi y lo que debo hacer.

– Estoy seguro de que no nos defraudaras -anadio Owen Fitzhugh palmeando la espalda de su sobrino y esquivando la mirada furiosa de su esposa.

– Debes ser muy prudente, Philip, y pensar dos veces antes de hablar -insistio Bliss.

– Si, tia -contesto el muchacho obedientemente mientras fingia no ver el guino complice que le dirigia su tio.

A ultima hora de la tarde Bliss dio de cenar a los ninos y les acompano a sus habitaciones.

– Aunque la princesa de Cleves tardara unos dias en llegar, presiento que esta sera la ultima noche que podreis dormir a pierna suelta -dijo antes de desearles buenas noches.

Los cuatro primos compartian una habitacion y Nyssa ocupaba un dormitorio en el que apenas cabian una cama y su equipaje. Su doncella personal dormiria a los pies de la cama.

– No es una habitacion muy grande -comento la joven Tillie, una muchacha bajita y desenvuelta de semblante agradable, ojos castanos y cabello liso recogido en una larga trenza, mirando a su alrededor-. Los perros de mi padre tienen mas espacio en sus casetas. -El padre de Tillie era el guardabosques de Riveredge.

– Pronto nos marcharemos de aqui -prometio Nyssa.

– La condesa ha dicho que debeis estar en palacio a primera hora de la manana para presentar vuestros respetos al rey y saludar a la dama encargada de seleccionar a las camareras de la reina. Sera mejor que preparemos ahora vuestras ropas; manana todo seran prisas.

Nyssa asintio. Tillie era una muchacha practica y eficiente. Solo hacia diez meses que Heartha, doncella de su madre y tia de la muchacha, la habia escogido entre todas las sirvientas para atender a la joven senora de Riveredge.

– Es importante que causeis una buena impresion -dijo Tillie poniendose manos a la obra-. Necesitamos algo elegante pero discreto… -murmuro pensativa-. ?Que tal el vestido color borgona? No… ?Y el verde manzana? No, ese tampoco.

– ?Y el azul que hace juego con mis ojos? -propuso Nyssa-. Todo el mundo dice que es el que mejor me sienta.

– Es cierto, pero temo que llameis demasiado la atencion, senora -repuso Tillie frunciendo el ceno-. ?Ya lo tengo! ?Que os parece el de terciopelo melocoton? Quedara precioso con la falda de damasco beige y dorada. Voy a sacarlos del baul y a quitarles las arrugas. Estareis preciosa, senora, y dareis la imagen de una dama bella y discreta. Id a dormir -ordeno-. Manana os espera un dia muy duro: tendreis que banaros por la manana y despues yo os arreglare el cabello. Dejad que os ayude a desvestiros y cuando esteis en la cama me ocupare de vuestras ropas.

Nyssa creia que los nervios no le permitirian dormir en toda la noche, pero estaba tan cansada que cayo rendida en cuanto apoyo la cabeza en la almohada. Cuando Tillie la desperto a la manana siguiente todavia no habia amanecido y la habitacion estaba helada. Nyssa hundio la cabeza bajo las mantas mientras su doncella tiraba de ella para obligarla a levantarse.

– Teneis el bano preparado, senora. Si no os dais prisa se os enfriara el agua.

– No me importa -gruno Nyssa dando media vuelta y acurrucandose entre las sabanas calientes-. ?No! -grito cuando Tillie tiro de las mantas y las arrojo al suelo-. ?Tengo frio!

– A la banera ahora mismo -ordeno la muchacha-. No pienso permitir que deshonreis el nombre de los Wyndham al presentaros delante del rey con toda la mugre del camino. Maybelle, la doncella de vuestra tia Bliss, es una chismosa y no tardaria en ir con el cuento a mi tia Heartha. ?Y que creeis que haria ella? Vendria hasta aqui aunque tuviera que hacerlo a pie y me tiraria, de las orejas hasta ponermelas coloradas como tomates. Y vos no deseais que nadie haga dano a vuestra fiel Tillie, ?verdad? -anadio con voz melosa-. Yo siempre os servido lo mejor que he sabido y…

– Esta bien, esta bien -rio Nyssa saltando de la cama-; tu ganas.

Se quito el camison y se metio en la pequena banera redonda llena de agua caliente mientras un escalofrio le recorria la espalda. A veces Tillie hablaba como su tia Heartha pero otras veces era realmente divertida.

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