– Tendre que lavaros el cabello -advirtio Tillie-. Esta sucio y enmaranado -anadio y, antes de que Nyssa pudiera protestar, vertio un cubo de agua caliente sobre la cabeza de su senora-. Cuanto antes empecemos, antes terminaremos.

– ?Date prisa! -siseo Nyssa temblando de frio. La habitacion estaba helada y los hombros y la cabeza mojados aumentaban la desagradable sensacion. Tomo la pastilla de jabon y se lavo mientras Tillie le friccionaba la cabeza y vertia otro cubo de agua.

– Sera mejor que salgais o pillareis una pulmonia -dijo cuando el agua se hubo enfriado. Tillie envolvio a su senora en una toalla y se apresuro a secarle el cabello con otra.

Nyssa se acurruco en la toalla y se froto los brazos para entrar en calor antes de regresar a la cama.

– Seguid secandoos el cabello, senora -ordeno su doncella alargandole una toalla-. Voy a buscaros algo de comer.

Nyssa se cubrio con las mantas y froto con la toalla la humeda melena de color castano. En un rincon de la habitacion las enaguas, el corpino y la falda que debia ponerse descansaban sobre una silla y ofrecian un aspecto impecable. ?La pobre Tillie no debe haber pegado ojo en toda la noche!, se dijo empezando a sentirse culpable. ?Con razon dice mama que una buena doncella es un tesoro!

– ?Ni en suenos imagine lo que he visto en esa cocina! -exclamo la joven sirvienta, que acababa de entrar en la habitacion trayendo una bandeja-. Ahi abajo hay una mujer con un solo ojo que asegura ser la cocinera. En un santiamen ha preparado una bandeja con un tazon de gachas, pan recien horneado, mantequilla, miel y un vaso de vino rebajado con agua -anadio dejando la bandeja sobre las rodillas de Nyssa-. Comeoslo todo. Maybelle dice que quiza no podais comer nada mas hasta la noche.

– ?Y tu? -pregunto Nyssa a su doncella mientras tragaba una cucharada de gachas-. ?Has comido algo?

– Comere cuando os hayais ido, senora -respondio Tillie-. Maybelle dice que se os permitira regresar a dormir aqui hasta que la reina llegue a palacio. Es lo que suelen hacer las damas con casa y familia en el pueblo. Maybelle dice que…

– Veo que Maybelle es una fuente de informacion de lo mas fiable -la interrumpio Nyssa esbozando una sonrisa traviesa.

– Esta verde de envidia -contesto Tillie con una risita-. Todo el mundo sabe que el puesto de dama de honor esta muy bien considerado entre los miembros de la corte. Y su senora, por muy condesa que sea, nunca ha servido a la reina. La pobre Maybelle no sabe si volverme la espalda o aconsejarme sobre como serviros. Despues de todo, soy tan joven e inexperta como vos.

– Sacale toda la informacion que puedas y procura hacerte amiga de otras doncellas -ordeno Nyssa-. Sabes bien que es la primera vez que salgo de mi casa y que debo andar con pies de plomo si quiero sobrevivir en la corte. Mama dice que es una oportunidad excelente que no debo desaprovechar.

– No os preocupeis, senora -dijo Tillie apoyando una mano en el hombro de Nyssa-. Ya vereis como todo saldra bien. Ahora acabaos el desayuno antes de que vuestra tia suba a reganarnos por retrasarnos.

Nyssa se trago el ultimo bocado de pan y salto de la cama. Seguia haciendo frio en el dormitorio, pero se sentia mucho mejor ahora que se habia banado y habia comido algo. Tillie le puso una combinacion de lino con el cuello de encaje, unas medias de lana fina, un corse de seda y una enagua rematada por un fino alambre antes de cenirle una falda con el fondo beige bordada con libelulas y margaritas doradas que asomaba entre las aberturas del vestido de terciopelo de color melocoton. Un corpino escotado del mismo color y bordado con encaje dorado, perlas y topacios completaba el conjunto.

La ultima moda de la corte era que las muchachas llevaran el cabello suelto y peinado con la raya en medio. Para que pareciera mas elegante, Tillie le recogio la melena en una redecilla dorada. Cuando hubo terminado, se agacho para poner a su senora unos zapatos 'de punta redondeada de color beige. Finalmente, se puso en pie y contemplo su obra satisfecha.

– Solo faltan las joyas -dijo-. Ire a buscar el joyero.

Nyssa escogio un collar, un anillo de perlas y otro de topacios.

– Ya es suficiente -dijo cerrando la caja y tendiendosela a Tillie-. ?Como estoy?

– Preciosa, senora -contesto la doncella guardando el joyero en un baul.

Alguien llamo a la puerta y Maybelle asomo la cabeza. Cuando vio a Nyssa abrio unos ojos como platos.

– ?Que hermosa estais, senora! -exclamo admirada-. Vuestra tia os espera abajo.

Tillie tomo un cuello de piel de conejo, un abrigo de terciopelo de color marron y un par de guantes y se los tendio a su senora.

– Daos prisa -dijo apartando a Maybelle de un empujon para que Nyssa pudiera pasar. Nyssa y Tillie intercambiaron un guino complice cuando la vieja doncella les volvio la espalda, ofendida.

Nyssa descendio la escalera con cuidado y admiro el atuendo de su tia. A sus treinta y tres anos, Bliss seguia siendo una mujer bellisima. Vestia un traje de terciopelo de color azul bordado con encaje dorado y plateado y adornado con perlas. Desafiando la moda de la corte, se habia recogido el cabello en un mono bajo prendido con agujas doradas.

«Tengo un cabello precioso y no encuentro por que tengo que esconderlo bajo esas caperuzas tan poco favorecedoras -solia decir-. A Owen le gusta que lo luzca», concluia, como si la opinion de su marido le importara.

Aquella manana observo a su sobrina largamente antes de dar su aprobacion. Nyssa y Tillie no pudieron contener un suspiro de alivio.

– Estas perfecta, sobrina -declaro-. Pareces la viva imagen de la inocencia; elegante, pero discreta; una joven de buena familia y firmes principios. Nada que ver con esas tontitas que tratan de llamar la atencion de los hombres a toda costa.

– Creia que mi mision en la corte era atraer a los hombres y hacer una buena boda -repuso Nyssa esbozando una sonrisa picara mientras su tio se volvia de espaldas, incapaz de contener la risa.

– Tu mision en la corte sera servir a la reina -replico su tia-. Si de paso encuentras a un caballero que te agrada, te roba el corazon, pide tu mano en matrimonio y resulta un buen partido, mejor que mejor.

– ?Es asi como cazaste al tio Owen? -rio Nyssa.

– Conoci a tu tio en casa de tu padre.

– Fue el dia que tu madre cumplio dieciseis anos -intervino Owen Fitzhugh-. Bliss, Blythe y Delight fueron a Riveredge a felicitar a Blaze. En cuanto mire a tu tia no tuve ojos para otra mujer y lo mismo le ocurrio a Nick Kingsley con tu tia Blythe.

– ?Fue un amor a primera vista? -pregunto Nyssa, que no habia oido nunca aquella historia tan romantica.

– Exacto -asintio su tio-. ?Verdad, gatita?

– Si-suspiro Bliss, cuyos ojos brillaban cuando se volvio hacia su marido-. ?Que hacemos aqui parados perdiendo el tiempo? -exclamo cuando volvio a recuperar el dominio de la situacion-. ?Llegamos tarde! Te felicito, muchacha -anadio volviendose hacia Tillie-. Has hecho un buen trabajo. Dare buenos informes sobre ti a mi hermana cuando le escriba y le dire que has aprovechado las ensenanzas de Heartha.

– Gracias, senora -murmuro Tillie haciendo una reverencia antes de ayudar a Nyssa a ponerse el abrigo y el sombrero.

– ?Donde estan los chicos? -pregunto la joven.

– Nos esperan en el coche -contesto su tia-. Ed-mund y Owen iran en el pescante junto al cochero.

Cuando ambas mujeres llegaron al coche, los dos primos se apresuraron a trepar al pescante. Nyssa entro y advirtio que Philip, un muchacho moreno de ojos claros que guardaba un gran parecido con su padre, y Giles, rubio como su madre, vestian ropas tan caras y elegantes como las suyas. Las calzas eran de terciopelo negro y el brillo oscuro de la tela destacaba sobre el blanco de las medias que calzaban debajo. Los zapa tos eran de cuero negro y brillante y sus jubones de terciopelo negro estaban bordados con pequenas perlas. Un abrigo de piel de liebre que les llegaba hasta las rodillas y una cadena dorada de la que pendia un medallon de oro con el escudo de armas de la familia completaban el conjunto. Un par de dagas con pequenas piedras incrustadas pendian de sus cinturones y se cubrian la cabeza con sendos sombreros de terciopelo adornados con una pluma de avestruz.

– ?Estais guapisimos! -exclamo Nyssa.

– Y tu tambien, hermanita -respondio Philip devolviendole el cumplido.

– ?Mira, Nyssa! -grito Giles mostrandole su arma, orgulloso-. ?Tengo una espada!

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