– Muy bueno, muy trabajador. A mi siempre me gastaba bromas y me decia que tenia que estudiar mucho.

– ?Que estudia?

– Segundo curso de Historia.

Desviaba la vista hacia el suelo cada vez que nos hablaba, con semejante timidez no debia pasarlo demasiado bien en la universidad. Puso cara de liberacion cuando entro sor Domitila.

– Ya esta, pueden ustedes pasar; tambien el subinspector.

Comprendi que la excepcion era doble en el caso de Garzon.

Entre pasillos, siempre vacios, nos condujo a la biblioteca. No era muy espectacular; mas bien modesta. Las paredes estaban llenas de anaqueles abiertos con libros modernos y una vitrina cerrada con llave contenia los antiguos. En el centro una gran mesa desnuda rodeada de incomodas sillas.

– Aqui trabajaba el hermano cuando no tenia que estar en la capilla.

– ?Y su cartera?

– No esta.

– ?Se ha informado de si alguien la ha recogido?

– La superiora dice que todo esta como el lo dejo. Seguro que esta en Poblet.

– Quiza este en la habitacion del hermano, ?han mirado ustedes bien? Ese es otro sitio que tendremos que inspeccionar.

– Pero el hermano Cristobal regresaba cada dia a Poblet.

– ?No se alojaba aqui?

– ?No!, jamas podriamos alojar a un hombre, inspectora, aunque perteneciera a una congregacion religiosa. Son las normas.

– ?Pues debia de ser muy pesado para el!

– Venia unos tres dias a la semana, se quedaba hasta muy tarde a veces. Pero decia que al dia siguiente le dejaban descansar. Hubiera podido dormir en el convento de alguna otra comunidad de frailes, siempre hay acuerdos, pero el cogia su cochecito y regresaba, le gustaba hacerlo asi. De modo que sus cosas deben estar en el monasterio.

– Manana lo veremos.

– ?Es importante? -Parecia subitamente concienciada de la trascendencia de la investigacion-. Porque si quieren puedo darles el numero de telefono de los frailes y llaman ustedes ahora mismo.

– No sera necesario. Manana tenemos proyectado hablar con el prior.

– Y si no encuentran la cartera, ?significa eso que la investigacion iria peor? -Su cara de interes me sorprendio. Le sonrei.

– ?Quiere usted saber como trabajamos?

Se turbo un poco, se echo a reir con levedad.

– Perdonenme; estoy muy apenada por la muerte del hermano Cristobal y eso es lo unico que deberia importarme; pero la verdad es que todo lo policial es…

– ?Intrigante?

– ?Esa es la palabra justa!

– Resulta mucho menos seductor cuando tienes que bregar con ello.

– Me lo imagino. ?Dios mio, si yo tuviera que ver la muerte violenta de cerca! Tienen ustedes un trabajo terrible.

– ?Puedo irme ya, hermana? -pregunto de pronto la joven monja.

– Si los inspectores no quieren nada de usted…

Negue con la cabeza. Entonces salio como si estuviera deseando largarse de alli. Sonrei a la hermana Domitila.

– No es muy comunicativa.

– La pobrecilla esta aterrorizada. Todo este asunto ha sido demasiado para ella. Lo ha sido para todas las hermanas, pero en su caso aun mas. La hermana Pilar es muy sensible. Crecio sin familia, en un centro de acogida, y los fines de semana venia aqui a recibir instruccion religiosa. Y ya ve, con nosotras se ha quedado. Es una joven estupenda que vale mucho. En los estudios es muy brillante y la madre superiora cree que llegara lejos.

– Por cierto, hermana, ?cree que la madre habra reunido ya a toda la comunidad?

– Voy a averiguarlo. Esperen un segundo.

Cuando nos quedamos solos ambos tuvimos el mismo pensamiento, que nos apresuramos a comunicar. Garzon hablo primero, y como era tan directo, el suyo estuvo tenido de mayor rotundidad.

– Me siento como en una puta carcel. ?De que manera podemos investigar aqui?

– Lleva razon, es una especie de secuestro. Imposible moverse sin permiso.

– ?Pero estamos en el lugar del crimen!

– El lugar del crimen fue la capilla.

– Y todo el convento, por extension. ?No hay manera legal de que nos dejen campar a nuestras anchas?

– Se lo preguntare a Coronas.

– ?Se ha fijado en esta monja pizpireta? ?Daria algo por meterse en nuestra investigacion!

– Si, hasta aqui hay policias aficionados.

El centro de reunion de las quince monjas fue el refectorio. Alli, alineadas junto a la mesa, pero de pie, esperaban como si fueramos a ajusticiarlas. Me fije en ellas. La mayoria rondaba los cincuenta, algunas tenian mas. Provocaban una sensacion extrana, todas vestidas igual, pero tan diferentes en altura y complexion. Guardaban silencio absoluto. La priora tomo la voz cantante, estaba claro que su autoridad era superior a la nuestra en aquel territorio.

– Hermanas, la inspectora Petra Delicado y el subinspector Garzon investigan la muerte del pobre hermano Cristobal y la desaparicion de nuestro beato. Quieren hacerles preguntas para esclarecer los hechos. Contestenles pensando bien.

Una monja gordita y bastante mayor se echo a llorar quedamente, tapandose los ojos con la mano. La superiora la reprendio sin demasiada aspereza pero con innegable genio.

– Hermanas, les ruego que, por el bien de estas investigaciones, controlen la emotividad.

Me gustaba su estilo, se mostraba precisa e inconmovible como un general. Lastima que no fuera ella quien parecia poseer veleidades detectivescas. Hable, procurando sonar serena y convincente:

– Hermanas, de entrada debo decirles que cualquier cosa que recuerden de las ultimas horas que el hermano Cristobal paso entre ustedes puede ser de enorme interes para nosotros. Diganme, ?quien lo vio por ultima vez?

Note que algo no iba bien porque se miraron las unas a las otras con cara de no comprender nada. La superiora intervino enseguida.

– Como les dije, muy pocas han visto al hermano. -Se dirigio a la congregacion y exclamo-: Levanten la mano quienes lo conocieron o se encontraron con el en alguna ocasion.

Levantaron la mano Domitila y Pilar, la portera y otra monja, de quien me informaron que era una de las hermanas que hacia la limpieza general y quien lo encontro muerto. Me acerque a ella.

– ?Lo vio antes de morir?

Asintio con la cabeza como si algo en la garganta le impidiera responder.

– Le lleve un cafe con leche a las siete de la tarde.

– Y la siguiente vez que lo vio ya estaba muerto.

Se santiguo.

– ?Se fijo en si la puerta estaba cerrada con llave?

– No, senora.

– ?Le dijo algo el hermano?

– Si, que le comunicara a la hermana portera que se quedaria trabajando aqui hasta por lo menos las doce.

– Y eso fue todo.

– Si.

Me dirigi a toda la comunidad.

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