habia enterado por las noticias. El dia que denunciaron su desaparicion se habia producido una violenta tormenta. Aquella noche, entre la seguridad de mi lecho, habia pensado en ella. ?Se encontraria afuera, sola y aterrada entre la tormenta? Seis semanas despues identifique su cadaver por un craneo y varios fragmentos de costillas.

«?Por favor, Katy! ?Regresa cuanto antes!»

?Basta ya! ?Llamaria a Ryan!

La luz de un relampago se reflejo en la pared. Pase el cerrojo en las puertas y fui en busca de una lampara. Nada. «El temporizador, Brennan: esta preparado para las ocho. Aun es demasiado temprano.»

Pase la mano bajo el sofa y pulse el boton del temporizador sin resultado alguno. Probe el interruptor de la pared. Tampoco resulto. Tantee mi camino a lo largo de la pared y rodee la esquina para entrar en la cocina. Las luces no respondieron. Con creciente alarma anduve a trompicones por el vestibulo hasta el dormitorio. El reloj estaba a oscuras: no habia luz. Permaneci inmovil unos momentos tratando de encontrar una explicacion. ?Se habrian declarado en huelga los empleados de la compania electrica? ?Habria derribado el viento ramas contra algun cable de alta tension?

Adverti que el apartamento estaba insolitamente silencioso y cerre los ojos para escuchar mejor. Una mezcla de sonidos lleno el vacio de los aparatos desconectados. La tormenta arreciaba en el exterior. Se oian los latidos de mi corazon. Y, de pronto, adverti algo mas. Un tenue clic. ?Una puerta que se cerraba? ?Birdie? ?Donde estaria? ?En la otra habitacion?

Fui hacia la ventana del dormitorio. Hasta alli llegaba la luz de las farolas callejeras y de los apartamentos de Maisonneuve. Regrese hasta las puertas del patio por el vestibulo y distingui las luces de las ventanas de mis vecinos brillando a traves de la lluvia. ?Solo yo estaba a oscuras! ?Solo yo me habia quedado sin luz! Luego recorde que el timbre de alarma no habia sonado cuando habia abierto las puertas ventanas. ?Carecia de sistema de seguridad!

Corri hacia el telefono.

No habia linea.

Capitulo 41

Colgue el aparato y me deslice entre la oscuridad que me rodeaba. Aunque no tropece con ninguna forma amenazadora, advertia una presencia desconocida. Temblorosa y luego tensa, revise mentalmente mis opciones como si examinara una baraja de naipes.

Me dije que debia tranquilizarme. Podia salir al jardin por las puertas ventanas.

Pero la verja del jardin estaba cerrada y la llave se encontraba en la cocina. Recorde la verja. ?Podria escalarla? De no ser asi, por lo menos estaria afuera y alguien podria oirme si gritaba. ?Me oiria realmente alguien? La tormenta arreciaba en el exterior.

Aguce el oido para percibir los menores sonidos, con el corazon golpeando contra mis costillas como una polilla contra una persiana. Mi mente fluia en miles de direcciones. Recorde a Margaret Adkins, a Pitre, entre otras, degolladas y con las miradas fijas en el vacio.

«?Entra en accion, Brennan! ?Haz algo! ?No aguardes a convertirte en su victima!» Mis temores por Katy me dificultaban un logico razonamiento. ?Y si yo me marchaba y el aguardaba a que ella llegase? No, me dije, el no aguardara a nadie. Necesita dominar la situacion. Desaparecera y tramara una segunda ocasion.

Trague saliva y estuve a punto de gritar con la garganta abrasada por el dolor y el miedo. Decidi correr, abrir de golpe las puertas ventanas y huir entre la lluvia y la libertad. Con el cuerpo rigido, musculos y tendones tensos, salte hacia la puerta. Con cinco pasos rodee el sofa y me encontre alli con la mano en el pomo y levantando el cerrojo con la otra. Senti el frio contacto del metal en los dedos.

De pronto una mano enorme me abofeteo y me echo hacia atras hasta oprimir mi craneo contra un cuerpo tan solido como hormigon. La dura palma cubria mi boca, aplastandome los labios y retorciendo mi mandibula hasta casi desencajarla, y percibi un intenso y familiar olor. La mano tenia un contacto liso, resbaladizo e innatural. Observe de reojo un resplandor metalico y senti algo frio en mi sien derecha. El terror que sentia era como un ruido enloquecedor que dominaba mi mente y borraba cuanto existiera mas alla de mi cuerpo y el suyo.

– Bien, doctora Brennan, creo que esta noche tenemos una cita.

Se expresaba en ingles pero con acento frances. Con voz suave y baja, como cuando se recita la letra de una cancion de amor.

Me retorci, contraje el cuerpo y agite las manos, pero me aferraba como un torno. Manotee con desesperacion y arane el aire.

– ?No, no! ?No luche! Esta noche estara conmigo. No habra nadie mas en el mundo.

Sentia su calor en mi nuca mientras oprimia mi espalda contra su cuerpo. Al igual que su mano, su cuerpo parecia extranamente liso y compacto. Me invadio el panico y me senti indefensa.

No podia pensar ni hablar. No sabia si rogar, luchar o intentar razonar con el. El hombre mantenia inmovil mi cabeza y me aplastaba los labios contra los dientes con su mano. Senti en la boca el sabor de la sangre.

– ?No tiene nada que decir? Bien, hablaremos luego.

Mientras hablaba hizo algo extrano con los labios, los humedecio y luego los aplasto contra los dientes.

– Le he traido algo. -Senti retorcerse su cuerpo al tiempo que apartaba la mano de mi boca-. Un regalo.

Percibi un sonido metalico deslizante y luego echo adelante mi cabeza y me paso algo frio por el rostro y en el cuello. Sin darme tiempo a reaccionar, tiro bruscamente del brazo y me vi arrastrada a un lugar inimaginable, un lugar de luces cegadoras donde me sentia asfixiada. En aquel momento solo pude limitarme a calibrar mi dolor segun los movimientos que el hacia.

El hombre me solto y luego tiro una vez mas con fuerza de la cadena aplastandome la laringe y retorciendo mi mandibula y vertebras con un dolor insoportable.

Mientras me debatia y pugnaba por conseguir aire, el me hizo girar en redondo, me asio las manos y rodeo mis munecas con otra cadena que tenso con brusquedad asiendola a la que llevaba en el cuello; luego dio un tiron y sostuvo ambas por encima de su cabeza. Senti arder mis pulmones y la falta de aire en el cerebro. Me esforce por mantener el conocimiento, y las lagrimas se deslizaron por mi rostro.

– ?Ah!, ?acaso le duele? Lo siento.

Bajo la cadena, y di unas boqueadas para que llegara el aire a mi torturada garganta.

– Parece un pez enorme colgado y que tratara de respirar.

En aquellos momentos me hallaba frente a el, con su cara casi pegada a la mia, pero por causa del dolor apenas lo distinguia. Podia haber sido el rostro de cualquiera, incluso el de un animal. Las comisuras de su boca se estremecian como animadas por una chanza interior. Dibujo mis labios con la punta de un cuchillo.

Tenia la boca tan seca que cuando trate de hablar se me pego la lengua. Trague saliva.

– Yo…

– ?Callese! ?Cierre su sucia boca! Se lo que quiere, se lo que piensa de mi, se lo que piensan todos de mi. Me creen una especie de monstruo genetico al que habria que exterminar. Pues bien, tengo tantos derechos como cualquiera y domino la situacion.

Apretaba el cuchillo con tanta fuerza que le temblaba la mano. Su rostro tenia una palidez fantasmal entre la penumbra del vestibulo, y sus nudillos abultaban blancos y redondos. ?Llevaba guantes quirurgicos! Aquel era el olor que yo habia percibido. La hoja se hundio en mi mejilla y senti descender un calido reguero por mi barbilla. Me sentia totalmente perdida.

– Antes de que acabe con usted se arrancara las bragas de tanto desearme. Pero eso sera despues, doctora Brennan. De momento, hablara cuando yo se lo diga.

Respiraba con fuerza, y las aletas de su nariz eran blancas. Su mano izquierda jugueteaba con la cadena envolviendo y soltando los eslabones en su palma.

– Ahora, digame. -De nuevo se expresaba con calma-. ?En que esta pensando?

Su mirada era dura y fria como un mamifero del Mesozoico.

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