idea les habria llenado no de verguenza, sino de hilaridad. Estaba bien asi. La vida en Tarna ya era bastante complicada.

Loren anadio:

— Y tenias razon respecto al «Krakan Especial». No tengo resaca. De hecho, me siento de maravilla. ?Puedes enviar algunas botellas a la nave? Mejor aun: algunos centenares de litros.

38. Debate

Era una pregunta sencilla, pero no tenia una respuesta sencilla: ?Que pasaria con la disciplina a bordo de la Magallanes si el mismisimo objetivo de la mision de la nave era sometido a votacion?

Naturalmente, el resultado no seria vinculante, y podria no hacer caso de el si lo considerara necesario. Tendria que hacerlo si la mayoria decidian quedarse, aunque ni por un momento habia imaginado… Pero un resultado asi seria psicologicamente devastador. La tripulacion se dividiria en dos facciones, y ello podria conducir a situaciones que preferiria no considerar.

Y con todo… un comandante debia ser firme, pero no terco. Habia mucho sentido comun en la propuesta, y tenia muchos atractivos. Despues de todo, el habia disfrutado de los beneficios de la hospitalidad del presidente, y tenia intencion de ver de nuevo a aquella campeona de decatlon. Este era un mundo muy hermoso; tal vez pudieran acelerar el lento proceso de construccion de un continente para hacer sitio a todos los millones de personas de mas. Seria infinitamente mas sencillo que colonizar Sagan Dos.

En cuanto a esto, podrian no alcanzar nunca Sagan Dos. Aunque la fiabilidad operacional de la nave se estimaba en un noventa y ocho por ciento, existian circunstancias externas imprevistas que nadie podia predecir. Solo unos pocos de sus oficiales de mas confianza estaban informados acerca de la seccion del escudo de hielo que se habia perdido en alguna parte cerca del ano luz numero cuarenta y ocho. Si aquel meteoroide interestelar, o lo que fuera, hubiera pasado solo unos metros mas cerca…

Alguien habia sugerido que aquella cosa podia ser una antigua sonda espacial de la Tierra. Las probabilidades en contra eran literalmente astronomicas y, por supuesto, una hipotesis tan ironica jamas podria probarse.

Y ahora, sus desconocidos solicitantes se llamaban a si mismos «los nuevos thalassanos». El capitan Bey se pregunto si aquello significaba que eran muchos y que se estaban organizando para formar un movimiento politico. En tal caso, quiza lo mejor seria sacarlos a la luz lo antes posible.

Si, era el momento de convocar el Consejo de la Nave.

La negativa de Moses Kaldor habia sido rapida y cortes.

— No, capitan; no puedo participar en el debate… ya sea a favor o en contra. Si lo hiciera, la tripulacion dejaria de confiar en mi imparcialidad. Pero si aceptaria actuar como presidente, o moderador… o como quiera usted llamarlo.

— De acuerdo — se apresuro a decir el capitan Bey; esto era lo que de verdad esperaba—. Y, ?quien presentara las mociones? No podemos esperar que los nuevos thalassanos salgan a la luz para defender su causa.

— Ojala pudieramos tener un voto directo sin disputas ni discusiones — se lamento el segundo comandante Malina.

En privado, el capitan Bey estaba de acuerdo con el; pero aquella era una sociedad democratica de hombres responsables y de educacion elevada, y las Ordenanzas de la Nave reconocian este hecho. Los nuevos thalassanos habian pedido que se celebrara un Consejo para dar a conocer sus puntos de vista; si se negaba, estaria desobedeciendo sus propias cartas de nombramiento y violando la confianza depositada en el en la Tierra doscientos anos atras.

No habia sido facil organizar el Consejo. Como a todos, sin excepcion, se les debia dar la oportunidad de votar, habia que reorganizar los programas y las listas de tareas, y habia que interrumpir los periodos de sueno. El hecho de que la mitad de la tripulacion estuviera en Thalassa presentaba otro problema que nunca se habia dado antes: el de la seguridad. Cualquiera que fuera el resultado, era altamente indeseable que los thalassanos oyeran por casualidad el debate…

De modo que, cuando empezo el Consejo, Loren Lorenson estaba solo en su despacho de Tarna, y por primera vez, segun podia recordar, con la puerta cerrada con llave. Una vez mas llevaba gafas de vision completa; pero en esta ocasion no se abria paso a traves de un bosque submarino. Estaba a bordo de la Magallanes, en la familiar Sala de Juntas, mirando los rostros de sus colegas y, cada vez que cambiaba el punto de mira, en la pantalla aparecian sus comentarios y su veredicto. En aquel momento anunciaba un breve mensaje:

RESOLUCION:

Que la Nave Estelar Magallanes termine su mision en Thalassa, ya que todos sus objetivos primordiales pueden ser alcanzados aqui.

«Asi que Moses esta en la nave — penso Loren mientras escrutaba a los presentes—. Me extranaba no haberle visto ultimamente. Parece cansado… y tambien el capitan. Puede que esto sea mas serio de lo que imaginaba. «

Kaldor pidio atencion con unos golpes secos.

— Capitan, oficiales, companeros miembros de la tripulacion… Aunque este es nuestro primer Consejo, todos ustedes conocen las reglas del procedimiento. Si desean hablar, levanten la mano para ser reconocidos. Si desean hacer una declaracion por escrito, usen sus teclados; las direcciones han sido entremezcladas para asegurar el anonimato. En cualquier caso, sean lo mas breves posible, por favor.

«Si no hay preguntas, abriremos la sesion con el asunto cero cero uno.

Los nuevos thalassanos habian anadido algunos argumentos, pero el 001 seguia siendo, esencialmente, el memorando que habia sobresaltado al capitan Bey dos semanas atras, periodo durante el cual no habia hecho ningun progreso en cuanto al descubrimiento de su autoria.

Posiblemente, el punto adicional mas poderoso era la sugerencia de que su deber era permanecer aqui. Thalassa les necesitaba, tecnica, cultural y geneticamente. «?De verdad? — penso Loren, pese a sentirse tentado a estar de acuerdo.» En cualquier caso, primero deberiamos pedirles su opinion a los thalassanos. No somos imperialistas a la vieja usanza… ?o si lo somos?

Todos tuvieron tiempo de volver a leer el memorando; Kaldor les pidio atencion de nuevo.

— Nadie ha, eh… pedido permiso para hablar a favor de la resolucion; naturalmente, mas tarde habra otras oportunidades. Asi que le pido al teniente Elgar que defienda su propuesta en contra.

Raymond Elgar era un joven ingeniero de Energia y Comunicaciones, de caracter pensativo, a quien Loren conocia muy ligeramente; tenia talento para la musica y aseguraba estar escribiendo un poema epico sobre el viaje. Cuando se le desafiaba a recitar uno solo de sus versos, replicaba de manera invariable: «Esperad a que pase un ano despues de llegar a Sagan Dos»

Era evidente por que el teniente Elgar se habia prestado voluntario, si es que realmente lo habia hecho, para esta labor. Sus pretensiones poeticas no le permitian hacer otra cosa; y quiza fuese cierto que trabajaba en esa epopeya.

— Capitan… Companeros… Prestadme oidos.[3]

Loren penso: «Una frase impresionante. Me pregunto si es original.»

— Creo que todos nos mostraremos de acuerdo, de mente y de corazon, en que la idea de permanecer en Thalassa tiene muchos atractivos. Sin embargo, considerad los siguientes puntos:

«Solo somos 161. ?Tenemos derecho a tomar una decision irrevocable en nombre del millon que todavia duerme?

«Y, ?que hay de los thalassanos? Se ha sugerido que, si nos quedamos, los ayudaremos. Pero, ?sera realmente asi? Tienen una forma de vida que parece irles a la perfeccion. Considerad nuestra historia, nuestros

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