comidas de la revolucion. ?Oyes la lluvia? Cae asi en todo el pais. Las tierras bajas, los cauces de los rios, los arroyos, los tramos bajos de las carreteras... todo quedara sumergido, de la misma manera que todo el valle de San Joaquin va a quedar bajo el agua. Carreteras, vias ferreas, transporte fluvial... No quedara nada. No existe transporte y apenas comunicaciones, lo cual significa que Estados Unidos ha dejado de existir, como la mayor parte de los paises.

Maureen se estremecio, aunque no hacia frio en la habitacion.

—Pero... Tiene que haber sitios donde no haya ocurrido nada, las ciudades del interior, zonas montanosas sin fallas ni terremotos. Todavia estaran organizados...

—?Tu crees? ?En cuantos lugares crees que puede haber suficiente comida para resistir durante semanas?

—Nunca he pensado en ello...

—Bueno, si no son semanas seran meses —dijo Jellison—. ?Que va a comer la gente? Estados Unidos dispone de una reserva alimenticia para treinta dias en cualquier momento dado, incluyendolo todo: almacenes, supermercados, silos y barcos en los puertos. Mucho de eso se ha perdido. Otra gran parte es perecedera. Y este otono apenas van a recogerse cosechas. ?Crees que alguien sin apenas nada que comer va a ayudar al projimo?

—Oh...

—Y hay algo peor. —El tono de su voz era ahora brutal, como si tratara de asustarla—. Refugiados por todas partes. En cualquier lugar donde haya suficiente para comer, habra gente en busca de alimento. No les culpo. ?Puede que en este momento haya un millon de refugiados en camino hacia aqui! Tal vez en algunos sitios la policia y los gobiernos locales traten de sobrevivir pero ?como se las arreglaran cuando llegue la plaga de langostas? Solo que no se trata de langostas, sino de personas.

—Pero... ?que vamos a hacer? —Maureen sollozo.

—Sobreviviremos. Vamos a resistir y levantaremos una nueva civilizacion. Alguien tiene que hacerlo. —Alzo el tono de voz—. Podemos conseguirlo. ?Cuando? Eso dependera de la extension del desastre, pero no vamos a volver al estado salvaje, a los arcos, las flechas y los garrotes. ?Estamos preparados para hacerlo mucho mejor!

—Si, claro...

—No, querida, no es tan «claro». —Jellison parecia muy viejo ahora, pero su voz tenia fuerza y decision—. Depende de lo que podamos conservar aqui. No sabemos lo que ha quedado en otras partes, pero aqui tenemos bastantes recursos si podemos permanecer en el territorio. Aqui tenemos una oportunidad, y por Dios que vamos a aprovecharla.

—Lo lograras —dijo Maureen—. Es tu trabajo.

—?Piensas en algun otro que pueda hacerlo?

—No te hice una pregunta, papa.

—Entonces recuerdalo cuando tenga que hacer algo que no me guste. —Apreto la mandibula—. Vamos a lograrlo, pequena. Te lo prometo. La gente de este valle va a resistir este desastre sin perder la civilidad. —Sonrio y anadio—: Pero estamos hablando demasiado. Es hora de ir a la cama. Manana tengo mucho que hacer.

—De acuerdo.

—No es necesario que me esperes. Me acostare en seguida. Buenas noches.

Maureen beso a su padre y salio de la sala. Arthur Jellison vacio el vaso de whisky y lo dejo sobre la mesa. Miro largamente la botella y luego su mirada se poso en la chimenea vacia. Podia ver la manera de edificar una civilizacion a partir de las ruinas que habia dejado el martillo de Lucifer. Habia mucho que salvar en las viejas ciudades costeras. El agua no lo habria destruido todo. Podrian perforarse nuevos pozos petroliferos y reparar las carreteras. Las lluvias no durarian eternamente.

Lo reconstruirian todo, y esta vez harian las cosas bien.

Los hombres se extenderian mas alla de su pequeno globo nativo, llevarian la civilizacion humana a todo el sistema solar, incluso a las demas estrellas, y no habria nada que pudiera ponerles de nuevo al borde de la extincion.

Claro que podrian hacerlo. Pero habia que vivir lo suficiente para iniciar la reconstruccion. Lo primero era lo primero, y el problema inmediato consistia en organizar aquel valle. Nadie iba a ayudar. Tenian que hacerlo por si mismos. No habria mas ley y orden que los que ellos establecieran, y la unica seguridad que tendrian Maureen, Charlotte y Jennifer seria la que ellos pudieran defender. Arthur Jellison habia sido responsable del pueblo estadounidense, y en especial del californiano. Ya no lo era. Ahora era solo responsable de su familia, y se preguntaba como podia protegerla, lo cual enlazaba con otra pregunta: ?como conservar el rancho? Tal vez no podria hacerlo sin ayuda. Ayuda, ?de quien? De George Christopher, desde luego. George tenia muchos amigos. Entre los dos podian hacer las cosas bien.

Arthur Jellison se incorporo fatigosamente y apago de un soplo la lampara de queroseno. En la repentina oscuridad la lluvia y los truenos sonaban aun con mas intensidad. La luz de los relampagos le permitio ver el camino hasta su dormitorio.

Habia luz bajo la puerta de la habitacion de Al Hardy. Se apago cuando el ayudante oyo que el senador iba a acostarse.

SANTUARIO

Dios da a todos los hombres la tierra entera para amar, pero, como el corazon del hombre es pequeno, dispone que cada uno ame a su terruno por encima de todos los demas.

Rudyard Kipling

Unos ruidos estridentes despertaron a Harvey Randall. Alguien le gritaba.

—?Harvey! ?Socorro!

?Era Loretta? Se incorporo de subito y se dio un golpe en la cabeza. Se habia quedado dormido en el furgon, y la voz no era de Loretta. Permanecio un momento perplejo, sin saber si aquello era una pesadilla o no.

—?Harvey! —La voz era real. Y Loretta estaba muerta.

Llovia, pero el furgon estaba a cubierto. Harvey abrio la portezuela y la debil luz le hizo parpadear. Consulto su reloj. Eran las seis, pero no sabia si de la madrugada o de la tarde.

El furgon estaba aparcado bajo un desvencijado cobertizo, poco mas que un techado con postes para sostenerlo. En un extremo se encontraba Marie Vanee. Joanna le apuntaba con la escopeta. Mark gritaba y Marie pedia ayuda a Harvey.

Todo aquello era insensato. La escasa luz, la intensa lluvia y el ulular del viento, los gritos de la mujer y de Mark y Joanna con la escopeta... ?Era un sueno o era real? Se acerco a los demas.

—?Que sucede, Mark?

Mark se volvio hacia el, sonriente, pero su sonrisa se desvanecio, igual que la esperanza de Harvey de que aquello fuera un sueno, igual que...

—?Diselo, Harvey! —grito Marie.

Las telaranas en la mente de Harvey se resistian a desaparecer.

—Explicate, Mark —pidio a su amigo.

Marie hizo un movimiento violento y repentino, como una marioneta. Harvey la miro sorprendido mientras ella repetia el gesto, como si luchara con un enemigo invisible. Luego, tambien de repente, se relajo y hablo en tono casi calmado.

—Harvey Randall, ya es hora de que te despiertes —dijo la mujer—. ?No te preocupa tu hijo? Has enterrado a Loretta, ahora piensa en Andy.

—Pero, ?a que viene todo esto?

Ambos hablaron a la vez. La necesidad de entendimiento, mas que cualquier otra emocion, hacia que

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