y enfoca los faros en esa direccion.

Tim maniobro el automovil tal como ella le decia.

—?En que estas pensando? ?En coger el tren?

—No exactamente.

La luz de los faros no llegaba muy lejos a traves de la lluvia. No mostraban mas que aquel mar omnipresente en todas direcciones y la incesante cortina de agua.

—Tendremos que subir al terraplen a ciegas —dijo Eileen—. Ponte al lado.

Eileen se coloco ante el volante. Tim no adivinaba lo que pensaba hacer, pero se puso el cinturon de seguridad mientras ella ponia el motor en marcha y giraba hacia el sur, como si fueran a desandar el camino por el que habian venido.

—Hay gente alla abajo —dijo Tim—. Dos tipos armados. Ademas, no tenemos un sifon para robar gasolina, asi que no debemos gastar demasiada.

—Vaya, todo son buenas noticias.

—Solo lo digo para tu informacion.

Tim observo que el agua ya no llegaba a los tapacubos.

Hacia el oeste, las tierras mas altas formaban negras jorobas en aquel mar poco profundo. Aqui habia una plantacion de almendros, alli una granja. Llego un momento en que desaparecio la carretera y Eileen giro bruscamente a la derecha. El coche empezo a hundirse al salir de la calzada firme y luego avanzo a traves del agua y el barro.

Tim temia hablar y casi respirar. Eileen siguio un camino que cruzaba algunas de las negras jorobas de tierra emergida, pero no eran continuas. Estaban en un oceano con islas, y avanzaban por el en medio de una interminable tormenta de lluvia. Tim se apoyaba con ambas manos en el tablero de instrumentos, y esperaba que el coche se hundiera de un momento a otro y llegara su fin.

—Alli —murmuro Eileen—. Alli.

El horizonte parecia algo mas elevado. Poco a poco aquella elevacion de la tierra fue haciendose mas nitida. Cinco minutos despues se encontraban en la base del terraplen del ferrocarril, pero el coche no podria subir por alli.

Tim bajo del coche con la cuerda de remolque. La paso por debajo de un rail y tiro de ella en direccion contraria, empujando con todas sus fuerzas por encima del terraplen, mientras Eileen intentaba que el coche subiera por la pendiente embarrada. Pero el vehiculo resbalaba hacia atras. Tim paso la cuerda por debajo del otro rail. La cogio por la parte floja, tirando de ella poco a poco. El coche subia y empezaba a caer de nuevo, momento en el que Tim tiraba con fuerza de la cuerda. Un movimiento en falso podria costarle caro. Habia dejado de pensar. Asi era mas facil aguantar la lluvia, el cansancio y la tarea imposible. Habia olvidado sus inutiles triunfos anteriores.

Lentamente se dio cuenta de que el coche estaba sobre el terraplen, casi nivelado, y que Eileen hacia sonar el claxon. Retiro la cuerda, la enrollo y subio al coche.

—Buen trabajo —dijo Eileen.

Tim hizo un gesto de asentimiento y espero. Si la energia y la determinacion de Tim se habian agotado, ella aun conservaba las suyas.

—Muchos policias conocen este truco. Eric Larsen me lo explico. Yo nunca lo habia intentado... —Las ruedas del coche estaban sobre un rail; Eileen dio marcha atras y giro, y el vehiculo se inclino sobre el terraplen, avanzo de nuevo y de repente quedo equilibrado sobre ambos railes—. Naturalmente, se necesitaba un coche adecuado —dijo Eileen, ya con menos tension y mas confianza—. Alla vamos...

El coche avanzo equilibrado sobre los railes. Las ruedas tenian la anchura justa. Un nuevo mar plateado relucia a ambos lados. El coche se movia lentamente, se bamboleaba y recobraba el equilibrio, como si danzara, y el volante se movia constantemente bajo la direccion experta de Eileen.

—Si me hubieras contado esto no te habria creido —dijo Tim.

—No creia que tu pudieras subir aqui.

Tim no respondio. Vio claramente que las vias se hundian gradualmente en el agua, pero se reservo sus pensamientos.

Se deslizaban por aquel mar. Hacia horas que Eileen conducia sobre el agua. Tenia el ceno ligeramente fruncido, los ojos muy abiertos y estaba en una rigida postura vertical. Tim no se atrevia a hablarle.

No habia nadie que les pidiera ayuda ni les encanonara. La luz de los faros y el resplandor de algun relampago esporadico solo les mostraba el agua y los railes. Estos en algunos lugares quedaban totalmente sumergidos, y entonces Eileen reducia la marcha al minimo y avanzaba a tientas. En una ocasion un relampago ilumino el tejado de una gran casa, sobre el que habia seis formas humanas embutidas en impermeables, las cuales se quedaron mirando aquel coche fantasmal que avanzaba a traves del agua. Luego vieron otra casa, derrumbada y flotando sobre un costado, sin nadie en sus proximidades. En otra ocasion recorrieron kilometros al lado de una plantacion rectangular, un gran campo anegado del que solo sobresalian las copas de los arboles.

—Me da miedo que nos paremos —dijo Eileen.

—Lo suponia. A mi me da miedo distraerte.

—No, hablame. No dejes que me amodorre. No quiero perder el contacto con la realidad. Esto es de pesadilla.

—Si que lo es. Yo podria reconocer la superficie marciana de una ojeada, pero no hay ningun sitio asi en el universo. ?Viste a aquella gente que nos miraba?

—?Donde?

Naturalmente, ella no se habia atrevido a apartar la vista de los railes. Tim le hablo de las seis personas en el tejado.

—Si sobreviven iniciaran una leyenda sobre nosotros, si alguien les cree.

—Me gustaria.

—Seria una leyenda como la del holandes errante... Pero no estaremos aqui para siempre. Estas vias nos llevaran hasta Porterville, y nadie tratara de detenernos.

—?Crees que el senador Jellison nos admitira en su propiedad?

—Claro que si.

Y aunque aquella esperanza no se cumpliera, por lo menos estarian en una zona segura. Ahora lo importante era un truco magico: ir hasta Porterville sobre vias de ferrocarril. Tim tenia que lograr que la mente de su companera se concentrara en ello. Pero no esperaba la siguiente observacion que ella le hizo.

—?Me admitiran a mi?

—?Estas loca? Eres mucho mas valiosa que yo. Recuerda lo que ocurrio en el observatorio.

—Claro, despues de todo soy una buena contable.

—Si en Springville estan tan organizados como lo estaban en Tujunga, necesitaran un contable que se ocupe de la distribucion de bienes. Es posible que tengan un sistema de trueque. Eso podria complicarse, si el dinero no vale nada.

—Tu si que estas loco, Tim —dijo Eileen—. Todo el que hace su propia declaracion de la renta puede hacer cuentas. Todo el mundo menos tu. Tim. Los contables y los abogados dirigen este pais, y quieren que todo el mundo sea como ellos, lo cual casi han conseguido.

—Ya no es asi.

—Es mi opinion. Ahora hay contables a patadas.

—No me quedare sin ti —dijo Tim.

—Ya lo se. La cuestion es si nos dejan entrar o no. ?Tienes hambre?

—Claro que tengo hambre, pequena. —Tim busco en el asiento trasero—. Tim nos dio crema de tomate y pollo con arroz. Todo concentrado. Podria poner las latas junto a la calefaccion. ?Puedes conducir con una sola mano?

—Me temo que no, en estas condiciones.

—Oh, no importa. Tampoco tenemos abrelatas.

Los pequenos milagros son mas faciles de comprender. Un pequeno milagro fue una carretera que sobresalia del mar y cruzaba las vias. Estas, de repente, aparecieron incrustadas en asfalto, y Eileen piso el freno tan bruscamente que Tim estuvo a punto de golpearse con el parabrisas.

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