—Podemos trabajar —dijo Rick Delanty.

—Tendran que hacerlo —replico Wilson—. Mire, dentro de unas semanas tendremos noticias del senador. Le hare saber que ustedes estan aqui, y tal vez el quiera que vayan a su rancho. Tal vez este tan interesado que se sentira en deuda con nosotros por la transferencia. Podria sernos util que se sienta en deuda.

CUARTA SEMANA: EL PROFETA

De todos tos estados, el peor es aquel cuyos gobernantes, gozando de una autoridad lo bastante amplia para que todos les obedezcan de buen grado, ceden parte de esta a algunos de sus subditos en proporcion suficiente para permitirles constrenir a los demas.

Bertrand de Jouvenal, Soberania

Habia existido un mundo loco que estaba vivido en la memoria de Alim Nassor. Hubo un tiempo en que los blancos alimentaban los guetos, sobornaban para impedir revueltas, y Alim recibio su parte. No se trataba solo de dinero, sino de poder, y Alim era conocido en el Ayuntamiento y tenia buenas perspectivas.

Luego hubo un alcalde negro, y con el se termino el dinero y el poder se desvanecio. Aquello fue un duro golpe para Alim. Sin el dinero y los simbolos que se podian adquirir con el, uno no era nada, menos que los chulos, los traficantes de drogas y la demas basura que florecia en los guetos. Alim perdio su poder y tenia que recuperarlo, pero entonces le cogieron saqueando un almacen, y la unica manera de salir bien librado fue pagar a un fiador y un abogado, ambos blancos. Le sacaron de la carcel, y para pagarles tuvo que asaltar otro almacen. ?Era un mundo loco!

Trescientos blancos de los mas ricos habian huido a las colinas. ?Se acercaba la condenacion procedente del cielo!

Alim y sus hermanos se habian propuesto enriquecerse de una vez por todas. Fueron ricos, tuvieron camiones enteros cargados de mercancia facil de colocar, y entonces...

Una verdadera locura. Como en un sueno, Alim Nassor recordo la epoca anterior al cometa. Habia hecho cuanto podia para proteger a los hermanos que le escuchaban. Cuatro de los seis equipos de asalto se habian desenvuelto a pesar de la lluvia, los terremotos y los refugiados, que eran tanta gente. Pero tuvieron un contratiempo cerca de Grapevine. El motor de uno de los camiones empezo a fallar. Le quitaron la gasolina con un sifon y lo arrojaron a la cuneta. Arrojaron tambien todo el material electrico: receptores de television, aparatos de alta fidelidad, radios y un ordenador pequeno, pero conservaron un telescopio y unos prismaticos.

Durante algun tiempo no tuvieron problemas. Cerca de la cabana donde se ocultaban habia un rancho, con ganado y alimentos, suficiente para mantener a una docena de hermanos largo tiempo. Ni siquiera tuvieron que pelear, porque el ranchero estaba muerto. El techo se habia derrumbado, rompiendole las piernas, y el hombre habia muerto de hambre o desangrado. Pero luego aparecieron muchos blancos armados, y dieciocho hermanos en tres camiones tuvieron que salir huyendo en medio de un viento huracanado.

A partir de entonces las cosas fueron de mal en peor. No tenian nada que comer, ningun lugar donde ir. Nadie queria negros. ?Que iban a hacer? ?Morirse de hambre?

Alim Nassor estaba sentado bajo la lluvia, con las piernas cruzadas, dando cabezadas y rememorando. Hubo un mundo loco, con leyes ideadas por idiotas parlanchines y lujos increibles: cafe caliente, filetes para cenar y toallas secas. Alim llevaba un abrigo que le sentaba perfectamente, un abrigo femenino de armino, mojado como una esponja. Ninguno de los hermanos tenia nada que decir al respecto. Una vez mas, Alim Nassor tenia poder.

Unas botas entraron en su campo de vision, unas botas robadas, con las costuras rotas y las suelas desgastadas tras largas caminatas. Alim alzo la vista.

Swan era un peso ligero que llevaba toda clase de objetos puntiagudos en su persona. Era delgado como un bailarin, frio y peligroso, o asi lo parecio cuando Alim le propuso unirse a su equipo de atracos. Ahora parecia medio muerto de hambre y desmoralizado.

—Jackie ha vuelto a meterse con Cassie —dijo Swan—. A Cassie no le gusta. Creo que ella se lo dijo a Chick.

—Mierda —dijo Alim, poniendose de pie.

—Deberiamos matar a ese Chick —sugirio Swan.

—Escuchame bien. —Alim noto que le faltaba fuerza en la voz. Estaba cansado, muy cansado. Se inclino hacia Swan y le hablo lentamente, dejando entrever la amenaza—. Necesitamos a Chick. Mataria a Jackie antes que matar a Chick. Y te mataria a ti.

Swan retrocedio un poco.

—De acuerdo, Alim.

Alim se sintio satisfecho. Swan no le habia plantado cara, sino que acataba su poder.

—Chick es el hermano mas grande y mas fuerte, pero esa no es la razon. Chick es granjero. Granjero, ?comprendes? ?Quieres hacer esto el resto de tu vida? Estuvimos andando sin parar durante diez dias. ?Te gusto eso? Tiene que haber un lugar para nosotros en alguna parte, pero no importa que no podamos cultivar...

—Que alguien haga el maldito trabajo —dijo Swan.

—?Y como sabremos si lo hacen bien? —pregunto Alim. Estaba a punto de mostrar su desesperacion—. ?Donde esta Chick?

—Junto al fuego. Y Jackie no esta.

—?Y Cassie?

—Con Chick.

—Bien.

Alim se acerco a la fogata. Era agradable saber que podia dar la espalda a Swan sin que nada ocurriera. Swan le necesitaba. Todos le necesitaban. Ninguno de ellos hubiera podido llegar tan lejos, y todos lo sabian.

La primera semana tras la caida del cometa llovio constantemente. Luego la lluvia remitio y se convirtio en una llovizna que siguio dias y dias hasta que nadie podia soportarla. Ahora, cuatro semanas despues de que el Martillo golpeara, lloviznaba con mucha frecuencia y al menos una vez al dia caia un chaparron.

Aquel dia habia llovido tres veces, y la llovizna seguia, incesante. La lluvia afectaba a todo el mundo, les ponia los nervios de punta. Los pies parecian pudrirse dentro de las botas. Todo estaba humedo, y la gente era capaz de matarse por un sitio seco. La llovizna casi se detuvo a media noche. Ahora todos estaban acurrucados alrededor de la fogata, bajo una lamina de plastico de una sola vertiente. Al dia siguiente Alim podria lamentar haberles dejado utilizar gasolina para encender el fuego, pero, que diablos, probablemente se les acabaria la carretera antes de que agotaran la gasolina del camion que habian robado en Oil City. La mayor parte de las carreteras terminaban en un punto bajo, cubiertas por el agua, y habia que retroceder kilometros para encontrar algun camino practicable. Era una locura.

En los lugares donde las carreteras pasaban por puntos bajos a menudo habia barricadas y granjeros armados.

El fuego era imprescindible. La gasolina habia secado suficiente madera para encenderlo, pero olia de un modo terrible. Veinte hermanos y cinco hermanas estaban en cuclillas, formando una media luna, bajo el plastico agitado por el viento. El humo se arremolinaba a su alrededor. Alim oyo risas y se sintio contento.

No era buena cosa que hubiera mujeres en una banda asi, pero seria peor no tenerlas. Alim pensaba que tal vez se habia equivocado, pero ahora era demasiado tarde. Los errores de Alim Nassor podian costarles la vida a todos, y en eso precisamente estribaba el poder.

El grupo que bajo al valle estaba formado por dieciocho hermanos, todos hombres. Las personas con las que se habian encontrado fueron en su mayoria blancos, la mayoria muertos de hambre e incapaces de presentar batalla. La banda de Alim saqueo en busca de alimentos y lugares secos, y mataron cuando tuvieron que hacerlo. Si encontraban negros, los reclutaban. Habia muy pocos negros tan al norte, la mayoria eran granjeros y algunos no querian unirse a ellos, lo cual era bueno para Alim —menos bocas que alimentar— y malo para ellos, pues los negros no serian populares en los lugares por donde hubiera pasado la banda de Alim. Y siguieron adelante, como

Вы читаете El martillo de Lucifer
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×